Capítulo 8

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Su corazón palpitaba en su tórax, su respiración era agitada, por primera vez en su vida sintió pánico, un sentimiento que lo asfixiaba

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Su corazón palpitaba en su tórax, su respiración era agitada, por primera vez en su vida sintió pánico, un sentimiento que lo asfixiaba.

Sus pies ardían por el esfuerzo que hacían, pero eso no le importaba, él debía llegar antes de lo previsto a su hogar.

Estaba jugando un gran partido cuando lo sintió, cuando sintió el dolor de alguien de su manada.

Salió del campo para correr al llamado de auxilio y cada paso que daba era agonía para su ser. Cada vez más cercas que estaba, percibía el olor a carne y madera quemada, los gritos agonizantes le taladraban en la cabeza. Ese sonido era eco para sus sentidos.

Todo su mundo quería desaparecer.

Él deseaba e imploraba que todo fuera un sueño, una terrible pesadilla de la cual despertaría por el fuerte golpe en su cabeza de parte de su hermana menor y después sería consolado por su niño hermoso, pero no, la realidad lo golpea duramente, ahí estaba él, con la respiración cortada y las ganas de llorar que le nublaban la vista.

Aún seguía corriendo, al parecer el tiempo, la fuerza y todo estaba en su contra, por más que corriera la llegada a su casa se hacía eterna, era como volver al inicio de la carrera y no poder alcanzar la meta.
El camino —por primera vez— se le hizo eterno.

Llegó, al fin había llegado.

Se impulso para adentrarse a la mansión, ese lugar donde vivió los mejores años de su vida, sin embargo su cometido fue interrumpido por la explosión dentro de la mansión.
El grito lo aturdió al unísono con el sonido que las ventanas hacían al ser rotas por la magnitud del fuego ardiente que rodea tanto por fuera como por dentro a la mansión.

Derek quiso meter y sacar los cuerpos de su familia, intentar rescatar a alguien de la mamada, pero unos brazos lo detuvieron, unos brazos delgados lo sostuvieron con fuerza, el chico intento zafarse del agarre, no obstante, antes de lograrlo la clara voz de su hermana lo detuvo, paralizando todo su sistema.

Con lagrimas en sus ojos volteo la cabeza lentamente dando de lleno con la sonrisa tranquilizadora de su hermana Laura.

Su hermana... Su hermana era ahora su única familia, ya no tenían a nadie más que a ellos dos, ahora sólo quedaban dos de los grandes Hale.

Su mamá, su hermana Cora, sus tíos, sus primos, su tío Peter, aquel hombre sarcástico y con pésimo humor ya no lo molestaría más, ya no tendría con quien hablar horas y horas intentando manipularlo, ya no vería las noches familiares como antes, esa, esa había sido la última cena familiar y él no estuvo con su familia.

Se aferro a la chamarra de su hermana, sosteniendo sus pies temblorosos.

Todo por un estúpido partido de basquetball había dejado a su familia morir sola.

Lloró sin tiempo a que la culpa lo carcomiera por dentro.

—Lau, Lau —la voz de Stiles resonó por todo el lugar asiendo que Derek sacara su cabeza del cuello de su hermana, lugar que se transformó en su escondite de la cruel realidad. —Ya puedo acercarme a mi lobito  —Laura apartó lentamente —con miedo de asustarlo— a su hermano para darle simplemente una sonrisa cómplice a su pequeño salvador.

D͟e͟s͟d͟e͟ E͟s͟e͟ M͟o͟m͟e͟n͟t͟o͟ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora