Capítulo 9

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—Bueno

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—Bueno... Yo... Yo no sé nada.
—Pero tú debes de saber algo.
—Concuerdo con el psicópata.
—¡Oye! Aún no llegó a ese extremo.
—Como sea, pero debes de saber algo, fuiste tú quien nos avisó antes del incendio.
—Sí, el idiota tiene razón.
—¡Oye! Idiota sólo me puede decir mi esposa.
—En efecto, sólo yo puedo decirle idiota a mi idiota.
—Se podrían callar y dejar hablar a mi niño.
—¡Oh, el alfa habló!

El gruñido del moreno fue grutal y antes de que pudiera saltar a la garganta de su primo Sandel, los brazos posesivos de Stiles aprisionaron la cintura del mayor.

—Ya, tanto drama me causa dolor de cabeza —expresa Kany, la tía humana del moreno, la cual fue rescatada de ser asesinada —masacrada— por un omega a las afueras de Honduras, en uno de los tantos viajes que hacía Talia por expansión de aliados. —Al parecer a tía Kany, no le gusta que la interrumpan en su siesta de las 5:00 pm —todos asientes en acuerdo para lo dicho por el Sheriff, porque sinceramente la mujer de cabello rojizo no soporta no tener su horario de dormir.

Guardaron silencio por un tedioso momento, esperando que los ojos de la mujer se cerraran completamente y después de escuchar los fuertes ronquidos junto al camino de baba que daba de lleno con el sillón, todos volvieron a posar sus ojos en los ojos miles del chiquillo quien deseaba que tía Kany volviera a despertarse, pero sinceramente la muy tía linda de ellos se quedó en un sueño imposible de robar.

Los ojos de Stiles se empezaron a dilatar, sus mejillas se enrojecieron mientras movía con nerviosismo sus pies de manera frenética, cómo explicar algo que ni él mismo sabía explicarse, pensó el pequeño con temor al ver a todos reunidos, pero también agradeció ese sexto sentido que ayudó de improviso a no dejar morir a su familia, a su manada, porque para él ellos eran su todo aparte de su padre obvio.

Suspiró y respiró hondo para decir lo que él sólo sabía.

—No sé lo que pasó y tampoco sé como lo hice, yo estaba con mi mejor amigo Scott —de fondo se escuchó un gruñido potente que al voltear se podia ver claramente la furia de la pequeña Hale destilando por sus ojos de beta. —¡Cora! Tú eres mi mejor amiga y él mi mejor amigo. —La niña sólo gruño dejando caer su cuerpo al sillón, mismo donde se encontraba su tía, humana que al sentir el calor de la pequeña la tomó entre sus brazos durmiendo con ella de la misma manera que alguien dormiría con un peluche.

El niño sopla para tomar fuerza e intentar explicar algo que realmente no tenía ni idea de como explicar.

—Yo... Yo no sé como explicarlo, ayer me sentía muy ansioso, tenía miedo, pánico y muchas más emociones que no entendía por qué las sentía, pero después el olor a ceniza, a madera canonizada junto a muchos gritos penetraron mi mente al igual que la sonrisa de todos que cada vez se hacían más difíciles de ver, de un momento a otro Lydia mi compañera de clase gritó en el salón de clase y me miró, me dijo algo que me heló la piel... —La piel del niño se volvió completamente blanca dejando el rastro de la preocupación. —Ella dijo »Manada Hale« después de eso se desplomó en su silla y la maestra la llevó a la enfermería, por eso me salí de clases y corrí a la mansión. Temía que sus palabras fueran reales —los ojos del castaño estaban húmedos mientras sus piernas se enredaban con las del moreno para tomar fuerza y seguir con sus palabras —cuando los vi, me alegró verlos tranquilos esperando a los demás para su fin de semana en familia, pero algo no me dejó estar tranquilo, me pedía a gritos que los sacara de ahí, que los llevara lejos de la mansión por eso lo hice, por eso los llevé al instituto para que vieran a Derek salir ganador en su juego más importante. —El moreno se tensó mirando a su familia, ellos sabían la verdad y a pesar de eso no dijeron nada. —Todo marchó bien hasta que sentí de nuevo la sensación ahogada y el escalofrío en mi espalda, los miré y todos estaban ahí sentados, excepto Derek, Derek no estaba en el juego, no había rastro de mi lobito. Les dije y salimos a buscarlo, al encontrarlo parado con los puños apretados, mis fuerzas se fueron porque sabía que él creía que los perdió que nada quedaba para él, aunque ustedes no estaban en la mansión sino que Paige estaba en ella, muriendo por tener algo que ella misma se negó a tener. —La sala se convierte en silencio muerto dejando a todos analizar lo dicho por el niño.

D͟e͟s͟d͟e͟ E͟s͟e͟ M͟o͟m͟e͟n͟t͟o͟ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora