Parte sin título 5

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Varias noches pasaron desde aquel encuentro en el bosque. El caballero de Acuario continuó concentrado en el entrenamiento de sus alumnos, mantenía su mente ocupada durante el día, pero inevitablemente durante la noche el deseo por aquella mujer de ojos rojos ardía en su sangre, su cuerpo reclamaba cada día con mas ansias poseer a esa criatura blanca que le estaba torturando. Con los ojos cerrados y los puños fuertemente cerrados maldecía su debilidad, sus deseos carnales que parecían desbordarse incontrolables, lo que lo orillaba a descargar su deseo autocomplaciéndose. "Podría tenerla cuando quisiera..." pensaba, sin embargo algo muy dentro de si le impedía tocarla, "no así"se recriminaba, por otro lado no sabia cuanto tiempo mas podría soportar semejante martirio, después de todo era un hombre, con deseos y necesidades, sin embargo lo que clamaba dentro de su ser era algo mucho mas complejo que solo deseo sexual o una obsecion por lo prohibido, era algo mucho mas fuerte y "complicado" según la lógica del Galo.

Un viernes Maestro y discípulos fueron al pueblo en busca de víveres para los siguientes días. Generalmente los viernes se ponía una especie de mercado ambulante donde se encontraba mas variedad de comestibles y algunos otros productos de mucha utilidad. El trineo del francés se encontraba casi completamente lleno de cosas, vegetales, productos de limpieza, aseo personal y algunas botellas de buen vino que encontró de buena suerte por ahí.

-Hyoga- Maestro, ¿de verdad necesitamos tantas cosas?

-Isaac- Es curioso que te quejes, Hyoga, con lo mucho que comes...

Camus continuaba serio y silencioso ante los comentarios de sus alumnos mientras acariciaba a sus preciosos perros. De pronto los gritos de varias personas llamaron la atención del trió de guerreros, además de notar que una bola de gente se encontraba rodeando una pelea. Los chiquillos se adelantaron y se metieron entre la gente para poder ver mejor de que se trataba. Mucho se sorprendieron al encontrar a varios hombres moliendo a palos a Nicolás quien se encontraba en el suelo en posicion fetal cubriendose la cara con las manos, y otros mas tiraban al piso las pieles que pretendía vender e el mercado.

-¡Largo de aquí, maldito anciano!

-¡Lárgate junto con tu mal de ojo!

-¡Desde que llegaste las cabras ya no dan leche!

-¡Se pierden animales de los rebaños y los cazadores regresan con las manos vacías!

-¡Seguro tiene un pacto con el mismo diablo!

Camus se apareció  detrás de los agresores apartándolos con un par de golpes con los que quedaron inconsientes.

-¿Acaso tu también le vendiste el alma a los demonios blancos?

Dijo uno de los aldeanos alejándose con cara de terror.

-Camus-Cinco contra uno no es nada honorable... peor aun tratándose de un hombre mayor.

Otro de los hampones tratò de golpear al francés con una barra de hierro, pero fue totalmente inútil puesto que el caballero dorado sin siquiera moverse de su sitio paro el golpe con su mano izquierda, no conforme con eso doblò la barra como si se tratara de plastilina dejando atónitos y aterrados a todos los espectadores.

-¡Es un monstruo!

Gritò uno de los agresores arrastràndoe por el suelo.

Camus solo se limitò a lanzarles una mirada fulminante. mientras tanto Hyoga se acercò al viejo montañés para auxiliarlo, pasó uno de sus brazos sobre su hombro y lo llevo hacia el destruido puesto para sentarlo. Mientras a lo lejos veía el trineo de su maestro alejarse a toda velocidad .

La luz de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora