Parte sin título 8

62 8 7
                                    


Misha abrió los ojos después de haber dormido por dos días, miró a su alrededor encontrando las paredes de su habitación con huellas de zarpazos en las paredes, el espejo de su pequeño tocador se encontraba roto. Levanto sus muñecas para comprobar si aun se encontraba encadenada pero no era así, sus pies también estaban libres, y notó que los grilletes y cadenas estaban partidos en varias secciones regados por el piso, levantó la manta que la cubría y se encontraba vestida con su camisón de dormir. Como era costumbre no recordaba absolutamente nada de lo que había hecho la noche de luna nueva. Se levantó de la cama y se vistio, ya era hora de comenzar a limpiar el desastre y a continuar con sus tareas de siempre.

En la sala estaba su abuelo lavándose las ulceras que tenia su maltrecha extremidad, el olor que esta despedía era sumamente desagradable y la coloración era negra-purpurea, Misha se acerco al hombre para ayudarle con la curación. La chica sintió un balde de agua helada caerle cuando  dentro de una de las heridas noto algo moverse... continuó limpiando hasta que varias larvas comenzaron a salir desde dentro de la pierna de su abuelo. Misha miró con terror al viejo cazador quien también palideció ante tal descubrimiento.

-Nicolas- Tranquila... te prometí iría al medico después de la luna nueva.

Las horas pasaron cuando el caballero de acuario se presentó junto con sus dos discípulos en la cabaña, los golpes en la puerta anunciaron su llegada así que el anciano con ayuda del bastón de madera se arrastro hasta dejar pasar sus visitantes. El corazón de Misha se llenaba de alegría al ver entrar a su amado por la puerta de su cabaña, rápidamente preparó algo para ofrecerles de desayunar y una vez sentados en la mesa Misha le hablo al caballero de los hielos.

-Misha- La pierna de mi abuelo se ve en verdad muy mal, aunque él no quiera debe ir al médico.

-Camus- No te apures, prometí acompañarlo después de luna nueva, así que los muchachos se quedaran contigo para hacerte compañía hasta nuestro regreso

Misha continuo comiendo su desayuno. Mientras los muchachos exclamaron sorprendidos de ver a su maestro comunicarse tan bien con la chica sorda.

-Isaac- ¡Increíble maestro, ya ha aprendido a hablar con Misha muy bien!

-Hyoga- Nosotros apenas y conocemos algunas palabras, ¡de verdad que es admirable!

-Camus- Ahora que estén cuidando de ella aprenderán un poco mas, ya lo verán... pero no quiero que descuiden el entrenamiento, aunque no esté aquí ustedes saben lo que deben hacer. Sobre todo tu, Hyoga, no quiero que cometas imprudencias y sabes bien a lo que me refiero.

-Hyoga- No se preocupe, maestro.

Prepararon un austero equipaje para el corto viaje que tenían planeado, Irían a Moscú para que algún medico evaluara la pierna de Nicolas, y Camus viajaría a Grecia para dar su informe sobre su estancia en Sibera pues ya eran casi tres años los que había pasado ahí, así que consideró prudente dar su primer informe ademas de enterarse de como iban las cosas allá. Si todo salia bien ambos hombres estarían de regreso a tiempo antes de la siguiente luna nueva, ademas Hyoga e Isaac eran bastante fuertes y hábiles para proteger a Misha, por lo que nada podría salir mal.

Cuando por fin llegaron a la ciudad, Camus acompaño al anciano a un hospital donde fue valorado. Las noticias no fueron nada buenas, la fractura no había consolidado, gangrena grave, y la extremidad debía ser amputada, ademas que el viejo montañés cursaba con diabetes mal controlada que ya afectaba la función renal y cardíaca, por lo que tenia que quedar hospitalizado para recibir tratamiento antibiótico antes de realizar la amputación.

-Nicolás- Esta si que es mala suerte, viajero...

-Camus- Ya escuchaste a los médicos, si no te amputan la pierna morirás muy pronto, así que debes ser valiente. Misha estará a salvo, en cuanto termine mi asunto en Athenas estaré con ella antes de luna nueva, no debes preocuparte.

La luz de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora