Las horas habían pasado y el artista dio una última mirada a su cuadro antes de soltar el pincel.
—Bien, es suficiente por hoy. Ya puedes levantarte musa. Lo has hecho muy bien.
Leah suspiró agradecida y con cuidado se levantó del suelo en lo que el hombre cubría su reciente obra con una tela. La joven caminó hacia el artista y él sonrió tomando sus mejillas entre sus manos para dejar un pequeño beso en su frente.
—No quiero que lo veas aún, quiero que todos sean una sorpresa para el día de la exposición.
La menor asintió lentamente y el artista unió sus labios con suavidad. Leah no dudo en abrazarse al cuerpo del mayor y corresponderle con gusto, su calor le hacía sentir tan bien. El hombre bajo sus manos a la cintura de su musa y la acaricio con delicadeza. Cuando sus labios se separaron el artista comenzó a repartir pequeños besos por su rostro.
—Me ha sido tan difícil mantener el control. —Confesó. —verte vestida así y no poder tocarte me ha sido tan tortuoso, musa. —Su voz se había vuelto ronca y el aire parecía acogerlo en una ola de calor.
Leah ya tenía sus ojos cerrados, disfrutando de aquellos besos húmedos que parecían quemar su piel, su cuerpo tenía una rápida reacción a los susurros del hombre, y eso la desesperaba cada vez más.
—Niall... —Jadeó al sentir como el hombre comenzaba a jugar con la piel de su cuello, tironeando lentamente de esta, aumentando aún más aquella sensación que la invadía de pies a cabeza. —Hazlo...—susurró llevando sus manos al cabello del mayor y haciendo que este la observará a los ojos. —Tócame, por favor... —éste sonrió tan complacido al oírla de aquella manera.
Sus labios atacaron los de la joven con furia, iniciando una guerra de pasión entre sus labios. Leah gimió al sentir como su boca era invadida sin piedad por la lengua del mayor, sus manos rápidamente tomaron el suave cabello del artista y comenzaron a tironear. El hombre separó sus bocas con fuerza y comenzó a marcar nuevamente el cuerpo de la menor, descendiendo lentamente y quitando las prendas que interrumpían su paso.
El bello sostén morado fue desgarrado de la piel de su musa con fuerza dejando sus pechos expuestos a su merced. El hombre siguió su camino, viajando por el vientre de su amante entre besos desesperados. Tomó la última prenda y observo a la joven, se sintió bendecido por aquella imagen.
Su musa tenía su mirada sobre él, su cabello caía como cascada sobre sus hombros, algunos mechones estaban pegados a su frente y sus labios se encontraban hinchados y entreabiertos, dejando salir pequeños jadeos de excitación que, para el artista, eran la mejor música que había podido oír.
Sin perder más tiempo, se deshizo de la última prenda que quedaba, dejándola así, tal y como había llegado al mundo. Lentamente subió entre besos, que marcaban la pálida piel de su musa y la desesperaba cada vez más, hasta llegar a sus carnosos labios y volver a unirlos. La guio sin separarse hasta la mesa donde se encontraban sus instrumentos de trabajo. La joven se sostuvo de esta y el hombre decidió romper el apasionante beso.
—Permítele a Daddy ver tu belleza, diosa mía. —Leah no pudo evitar gemir ante aquellas palabras que habían resonando en su oído. —Abre tus piernas para mí, amor...
Sin duda alguna la joven separó sus piernas, exponiendo su intimidad, entregándose al artista. Este, por su parte, se colocó de rodillas frente a su musa, sus manos acariciaron con delicadeza los muslos de la menor, acercándose con peligro a la intimidad que suplicaba por su atención.
Sin perder más tiempo el artista hundió su rostro allí, logrando que la joven se retorciera del placer, llenando la habitación con sus suaves gemidos. Niall no podía sentirse más satisfecho, su sangre hervía por el desespero que le causaban los susurros de la menor.
Las manos de Leah no tardaron en tomar su cabello y acariciarlo con lentitud. No podía entender como aquel hombre podía estar allí, entre sus piernas, causándole el mayor placer que había podido sentir. Y es que a pesar de tener sus inseguridades rodeando su mente, solo podía concentrarse en disfrutar del placer.
Todo aumento cuando los dedos del artista comenzaron a invadirla, su cuerpo comenzaba a temblar y el placer se concentraba cada vez más en su vientre.
—Así amor mío, gime para mí diosa. —El hombre volvió a acercar sus labios a la intimidad de la joven y siguió estimulándola aún más.
—Daddy... —La joven tiro su cabeza hacia atrás intentando resistir ante todo el placer que estaba recibiendo.
—Señor Horan... —La puerta se abrió haciendo sobresaltar a los presentes, causando un gemido de sorpresa por parte de la secretaria que acababa de entrar. — ¡Lo siento!
— ¡LÁRGATE DE AQUÍ! —Gruñó con fuerza el artista, mirando con odio a su secretaria. La joven, pálida por lo visto rápidamente salió de la habitación dejándolos nuevamente solos. Leah intento cerrar sus piernas, pero el hombre lo impidió. —No musa, aún no he acabado. —su lengua volvió a invadirla, intentando retener aquel éxtasis que le estaba causando.
A pesar de haber sido descubiertos, Leah no podía contener las reacciones de su cuerpo, por lo que simplemente se dejó llevar. El hombre sabía que estaba a punto de llegar, por lo que, con rapidez, comenzó a bajar sus pantalones junto a su ropa interior, y prepararse para entrar en su musa.
Leah, por su parte, intentaba quitarle la camisa, pero solo había logrado abrírsela cuando el artista la cargo sobre la mesa y comenzó a embestirla con fuerza. Sus manos rápidamente viajaron a su espalda y comenzaba a apretar la tela de la prenda. La habitación era invadida por el choque de sus cuerpos y los gemidos de placer que ambos soltaban.
—Daddy. —lloriqueo la menor al sentir su cuerpo quemar, sabía que no resistiría mucho, pero aun así intentaba aguantar por sentir más de la piel del artista.
—Oh, Musa, así... Quiero oírte gemir para mí... —Los movimientos de sus cuerpos eran cada vez más fuertes y sin piedad alguna. La joven tenía sus mejillas empapadas por las lágrimas del placer que estaba sintiendo, su cuerpo ya no resistiría más.
—Da... Daddy... N... No... Aguanto... —La joven se aferró a su cuerpo cuando sintió explotar.
El hombre aferró su agarre y siguió con sus movimientos mientras sentía el orgasmo de su musa apretarlo con fuerza. No tardó mucho en seguir el mismo camino y caer en brazos de un anhelado orgasmo.
Ambos estaban sudados y con sus respiraciones agitadas. Al cabo de unos momentos, el artista se retiró con cuidado y lanzó el preservativo a un tacho de basura. Abrazó a la joven y la cubrió con su cuerpo, brindándole su calor y dejando pequeños besos en su cabello.
—Me vuelves loco, diosa mía. —La joven lo observo con sus mejillas sonrojadas. —Eres tan perfecta, incluso cuando te hago el amor. Me siento bendecido porque me dejes poder tocarte y tenerte entre mis brazos. En verdad soy afortunado. —los ojos de Leah brillaban por aquellas palabras, el hombre acarició su mejilla con delicadeza y le dedico un suave beso el cual, la menor no tardó en responder. — Te llevaré a tu casa, y mientras tú te das un baño yo te prepararé algo para que comas. Debes estar muy cansada y hambrienta. —Ella asintió con una pequeña risa sonrojada. —Vamos.
♡♡♡
¡Hola dulzuras!
Aquí les deje este capitulo 🔥😳
Lamento si no es la gran cosa, sigo trabajando en mi forma de hacer Smut 😭
Pero bueno, espero que al menos les haya gustado aunque sea un poquito.
Que tengan bonito día.
❤️ Los amo ❤️
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Beautiful Muse © |njh|
Fanfiction"-Oh mi hermosa musa, pintaré tú cuerpo con mis manos y tú alma con mis labios..." *Historia terminada y pendiente a corrección de errores* Obra completamente mía, no se permiten copias, tampoco adaptaciones sin autorización previa mía.