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Toda la gente que estaba en aquel evento no dejaba de comentar y admirar aquellas magníficas piezas de arte. Cada pintura parecía hablar por sí sola, contándole al mundo como aquella joven insegura luchaba contra los estereotipos, contra el odio a sí misma y contra todo el dolor que le causaba ser diferente.

La menor estaba junto al artista, siendo fotografíados y entrevistados, y, aunque Leah no decía demasiado,
estaba allí para apoyarlo.

—Bien, señores, muchas gracias por las entrevistas pero mi cliente tiene que disfrutar de su evento. —una joven rubia se acercó al artista y observó a los reporteros.

—Gracias, Adisson. —agradeció el artista al ver a la prensa alejarse.

—Siempre estoy aquí para salvarte, Horan. —la mujer extendió su mano a la menor —Adisson Kurt, agente de este hombre. —la menor correspondió su saludo.

—Leah Parks, es un placer conocerla. —el artista sonrió. —Yo... Iré con Dalia —le indicó al hombre.

—Por supuesto —la menor le dio un pequeño beso en los labios y regresó con su amiga quien la esperaba ansiosa junto a su madre y hermana.

—Lehita, ¡Es increíble! —la pelirroja abrazó con fuerza a su mejor amiga— luces increíble en todas las pinturas, Niall tiene toda la razón, eres arte pura, amiga. —la menor río por lo bajo agradeciendo.

—Sí, son lindos —acotó Kendra —felicidades Leah, son bonitas pinturas. Es una lastima que solo sea cuestión de tiempo a que las quite.

— ¡KENDRA! —tanto Dalia como su madre la observaron molestas.

—Solo digo la verdad, Leah. Ese hombre te está usando, y ahora que ya lo tienen como alguien “diverso” y que apoya a todo lo distinto, no tardará en dejarte. ¿Acaso no te das cuenta? ¿No te bastó haber sido engañada por Nick una vez?

— ¡KENDRA YA BASTA! —Dalia se interpuso —será mejor que te vayas de aquí.

—Lo haré, pero no digas que no te lo advertí. —la morena terminó su trago y lanzó la copa contra el suelo, atrayendo la atención de todos los presentes, en especial del artista quien se acercó a su musa con rapidez.

—¿QUÉ SUCEDE AQUÍ? Leah ¿Estás bien? —La menor asintió con sus ojos llenos de lágrimas mientras observaba la amarga sonrisa en el rostro de su hermana.

—Este es tu momento, Leah. Disfrútalo mientras dure, porque cuando la mentira termine, sabrás quién es él en verdad. —escupió con asco sus palabras y sin nada más que decir, la morena, se marchó. Su madre, quien observaba a su hija mayor marcharse, la miró.

—Ella tiene razón, Leah, y lo sabes. Solo espero que te des cuenta ante a de que sea tarde—sin nada más que decir, la mujer mayor se marchó junto a la morena, dejando a la menor sollozando en silencio.

—No les hagas caso —intentó animarla su mejor amiga —Solo quieren dañarte, no les des el gusto. —el artista la abrazó con fuerza, aferrandola a su pecho, preocupado.

—Tranquila, todo está bien, musa. —intentó consolarla.

—Estoy bien... —intentó calmarse a si misma —Lo... Lo siento por ésto, yo... —se disculpó sintiendo la vergüenza que le causaba toda aquella situación.

—No debes disculparte, amor mío. Todo está bien, tu no tienes la culpa. —el hombre acarició sus mejillas con delicadezas y le dedicó una cálida sonrisa —¿Qué te parece si al acabar, vamos a celebrar? Tengo una botella de vino estupenda que nos espera en mi departamento. —La menor río por lo bajo y asintió mordiendo su labio. —Perfecto.

Beautiful Muse © |njh|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora