La joven Leah se encontraba recostada sobre una suave tela extendida en el suelo del estudio, observando el cielo estrellado que el artista tenía pintado en el techo de aquella habitación. Su cuerpo estaba libre de cualquier prenda, pero en aquel momento no sentía pudor alguno, estaba perdida en sus pensamientos.
Mientras tanto, el artista daba unos cuantos retoques al retrato que estaba realizando en aquel momento. De vez en cuando observaba a su musa, el aire de tristeza que la menor desprendía lo hacía sentir molesto, pues en verdad quería ayudarla, sabía que aquel sentimiento tenía un nombre, su familia.
Cuando acabó la pintura, limpió sus manos y observó con una pequeña sonrisa a la menor, aún estaba perdida en su mente.
— ¿Musa? —susurró con delicadeza, la joven lo observó sin moverse—. Ya he acabado, puedes levantarte. —la menor suspiró y se levantó del suelo, el hombre se acercó con su bata y se la tendió.
—Gracias. —murmuró por lo bajo mientras se cubría, la mirada del mayor sobre ella la hizo sonrojarse levemente —¿Qué?
—Amor mío ¿Qué sucede? Has estado muy callada. Sabes que puedes confiar en mi —la menor se negó varias veces, no quería preocuparlo. El hombre la abrazó con delicadeza y dejó pequeños besos en su cabello. —Aquí estoy para ti, Leah.
—Lo sé, gracias Ni. No es nada, solo... —la mirada del hombre parecía volverla vulnerable, ella suspiró— es solo la... Sorpresa de que mi madre y mi hermana estén aquí, yo, no lo esperaba. Creí que sería como siempre, yo... Solo esperaba no verlas hasta navidad. —el mayor la observó preocupado —No me malentiendas, adoro que estén aquí, es solo que... duele menos que no se acuerden de mi cuando no las veo, que tenerlas aquí y me hieran olvidándose de mi. —Él artista sintió que su corazón se quebró, no lograba entenderlo, no lograba comprender como su familia podía ser tan cruel. ¿Qué había hecho Leah para tratarla de aquella manera? ¿Por qué debian dejarla de lado como si no valiera nada?
—Amor... —no dudo un segundo en tomar el rostro de su novia y llenarlo de pequeños besos —Sé que quieres a tu familia, pero no debes darles importancia, tu vales mucho, Leah, y hay gente que en verdad te ama, gente que lo haría todo por verte feliz. No necesitas pensar en las personas que te hieren, no permitas que te quiten esa sonrisa, musa. No lo valen. —la joven lo observó con lágrimas en sus ojos.
—Pero... ¿Por qué no me quieren, Niall? ¿Por qué no pueden alegrarse por mi? ¿Acaso no son mi familia? ¿No merezco su amor?
El artista se sentía horrible por no saber que decir, le partía el alma oír a su musa de aquella manera y no poder calmar ese dolor, tan solo podía estar allí, junto a ella, para oírla y consolarla, pero sentía rabia de no poder darle lo que deseaba. Leah solo quería amor, aceptación y no de cualquiera, si no de su propia familia, gente que, se suponía, debía hacerlo, y que sólo se dignaba a hacerla sentir peor.
Los sollozos de la menor fueron cesando poco a poco, calmados por el suave latido del corazón de su novio y sus suaves susurros de que todo mejoraría, aquel hombre en verdad estaba dispuesto a hacerlo todo por su musa.
Cuando se encontró más calmada, seco sus propias lágrimas y observó al hombre sonrojada.
—Qué... ¿Qué hora es? —interrogó intentando recomponerse.
—Son las doce. —contestó con una cálida sonrisa en su rostro—. Feliz cumpleaños, amor mio. —la menor no pudo evitar sonreír, sus labios se fundieron en un suave beso, lleno de sentimiento, el indicado para la ocasión. —Tengo algo para ti —susurró contra sus labios.
—Ni... —el artista se alejó con una gran sonrisa y tomó una pequeña caja que tenía escondida entre sus pinturas. Se acercó a su musa y se la tendió —No debías...
—Por supuesto que debía, diosa. —la interrumpió —Y sé que aún así no es suficiente, por que tú, Leah, te mereces todo lo bueno de este mundo. Eres la persona más especial que he conocido, en verdad haces que quiera ser una mejor persona.
—Pero... Tú ya eres una buena persona. —comentó acariciando la mejilla del mayor recibiendo un suave beso en su mano.
—Ábrelo. —pidió con una pequeña sonrisa. La menor asintió y abrió aquella pequeña caja, encontrando un hermoso collar de oro con un dije en forma de libro
—Ni... —la menor no tenía palabras para aquel regalo, era simplemente perfecto.
—Si lo abres, encontrarás una pequeña sorpresa. —comentó con una gran sonrisa, la joven abrió aquel pequeño libro y vio una hermosa frase tallada en su interior.
“Todo lo que quise, lo hallé en ti.
Mi bella musa”
La menor no dijo nada, simplemente se aferró a los brazos del hombre y lo beso. Su corazón latía con tanta fuerza, no podía sentirse más feliz, porque aquel pequeño detalle, lo era todo para ella.
—Te amo, Niall. —susurró rosando sus labios.
—Te amo, Leah, en verdad lo hago, amor mío. —no se necesitaban palabras en aquel momento, sus labios sabían perfectamente que decirse.
Poco a poco aquel suave beso se fue haciendo más intenso, más fuerte, más profundo. El deseo los había invadido, y no necesitaron decirse nada, ambos sabían lo que querían.
—¿Vamos? —Susurró el mayor sin poder despegarse de la joven.
—Vamos... —ambos salieron del estudio y partieron rumbo al departamento de la menor.
Al llegar allí, no tardaron en volver a saborear sus labios, sus bocas estaban ansiosas por sentirse en aquella pequeña guerra de pasión. Poco a poco sus cuerpos lograron llegar a la habitación sin separarse un solo segundo.
Leah jadeo al sentir los labios del artista sobre su piel, sus dedos acariciaban la espalda del mayor, sintiendo sus músculos tensos, sintiendo aquel calor que ambos emanaban con fuerza.
La ropa desapareció de un segundo al otro, ambos estaban completamente desnudos, abrazados a la piel del otro, disfrutando de su tacto y sus labios.
La habitación se había vuelto un lío de gemidos y el sonido de sus cuerpos siendo uno, sintiendo el placer de hacer el amor, por que eso es lo que hacían. No era simple sexo, aquella habitación era testigo de un verdadero acto de amor.
—Daddy... —el cuerpo de la joven se retorcía entre aquellas sábanas, siendo arrasado por el placer que su novio le proporcionaba. —Dios... Daddy... —Él artista estaba perdido, segado por los gemidos de su amada, por su belleza al ser follada, por la pasión que desprendía con cada toque y el amor que transmitía en cada beso. Estaba verdaderamente enamorado de su musa.
Sus cuerpos parecieron fundirse cuando un gran orgasmo los arrasó, dejándolos completamente exhaustos, sintiéndose en el cielo, su propio paraíso.
Los ojos del artista brillaban al ver a la menor debajo suyo, con una débil sonrisa en sus labios, con su cabello alborotado y su rostro sonrojado. Era el arte más pura y sincera que jamás había visto, y se sentía verdaderamente extasiado de poder presenciarlo.
—Feliz cumpleaños, amor mío.
ESTÁS LEYENDO
Beautiful Muse © |njh|
Fanfiction"-Oh mi hermosa musa, pintaré tú cuerpo con mis manos y tú alma con mis labios..." *Historia terminada y pendiente a corrección de errores* Obra completamente mía, no se permiten copias, tampoco adaptaciones sin autorización previa mía.