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Los padres tienen un sexto sentido, saben cuando algo está mal con sus hijos, pero también entienden que a veces ellos necesitan su espacio y, si la confianza es suficiente, ellos se acercarán cuando sientan que es el momento

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Los padres tienen un sexto sentido, saben cuando algo está mal con sus hijos, pero también entienden que a veces ellos necesitan su espacio y, si la confianza es suficiente, ellos se acercarán cuando sientan que es el momento.

Pero ellos también tienen una vida, el que sean padres no significa que han dejado de ser personas.

El último día de clases está destinado a que, quienes lo necesiten, persigan a sus profesores rogando por la oportunidad de alcanzar una nota mejor. Así que son muchos los que ni siquiera se molestan en asistir.

Delfina viaja en el auto de su padre después de que él le pidiera que lo acompañara a desayunar, llegan a una cafetería, la misma en la que ella y Ámbar se bañaron con malteadas hace un tiempo; su padre elige una mesa un tanto apartada, le habla mientras ella mira con interés el menú esperando encontrar el café más fuerte del lugar, aun siente un poco de resaca después de la borrachera que se puso el día anterior en compañía de su amigo.

- Delfi, hija, tú sabes que desde que tu madre se fue tú y yo hemos logrado salir adelante juntos - voltea a verlo sintiendo curiosidad por sus palabras - Pero, cariño, antes de decirte lo que voy a decir, quiero que sepas que tú eres lo más importante que tengo en la vida y... -

- Papi, - interrumpe ella, sin entender a dónde va aquella conversación - ¿De qué hablas? -

Siente pánico, su padre mira repetidas veces la puerta de la cafetería como si estuviera esperando a alguien.

Su sensación de pánico pasa a ser de curiosidad y sorpresa al descubrir que no estaba esperando la llegada de su madre; sino a Ámbar, quien se acerca a su mesa en compañía de una mujer muy parecida a ella.

- Mamá, ¿Qué pasa aquí? - Ámbar mira a su madre, aunque ya tenía sus sospechas desde que ella le pidió que la acompañara a desayunar fuera.

- Hola, Ámbar ¿Cómo estás? - Mauro saluda cordialmente a Ámbar, quien sólo le dedica media sonrisa; saluda con más confianza a Serena y voltea hacia Delfina - Ella es mi hija, Delfi -

Serena se acerca a ella con una sonrisa - Delfi, qué linda eres, me da tanto gusto conocerte - Delfina le sonríe con duda y luego mira a Ámbar, pero ella sólo desvía la mirada incómoda - Soy Serena, creo que mi hija y tú ya se conocen, pero bueno, tu padre y yo quisimos hacer esto para que yo pudiera conocerte y darles la noticia de que estamos saliendo juntos -

Las chicas intercambian miradas, Mauro les hace un gesto educado para que se sienten, él lo hace junto a Serena y toma su mano mirándola con una sonrisa.

Ámbar y Delfi los miran con atención, hace mucho que ninguno de ellos se veía tan feliz.

Delfina recuerda vagamente que, en una de sus borracheras, Ámbar le contó que no conocía a su padre; pero Ámbar no estaba muy segura de que Delfina no tuviera a su madre con ella, aunque lo sospechaba por la forma en que Mauro miró a Serena cuando se conocieron en la asamblea. Pero ninguna de ellas tenía idea de que ahora ellos estuviesen saliendo juntos.

In the name of loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora