Prólogo

3.2K 246 28
                                    

Está allí, esperando mi orden, midiendo mis pasos, buscando una señal que la libere

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Está allí, esperando mi orden, midiendo mis pasos, buscando una señal que la libere. Me incitaba a sentirla, a no olvidarla, a aceptarla sin reprimirla.

Pero no lo haría. No hoy. No estaba lista. Nunca lo estaría.

-Aledis -oí a lo lejos-. Aledis, despierta-se oyó más fuerte.

Intenté incorporarme, pero mis muñecas estaban sujetadas con cadenas, me presionaban con demasiada fuerza. Así que solo me centré en abrir los ojos, sin levantar la vista dije:

-No lo haré.

-No es algo que tú puedas decidir, querida -dijo el líder del Gremio, Anartz. Su voz era fría como la muerte misma.

-Vete a la mierda -gruñí. Detestaba su voz, todo de él, en realidad.

-Ese vocabulario no es propio de una dama -dijo en reprobación.

-No estoy intentando serlo -la voz me temblaba, quería salir de aquí. Anartz sin dudas estaba saboreando su poder al mantenerme así, indefensa. Era un maldito cobarde y lo más triste es que lo sabía por lo que hacía uso de cualquier momento en que no corriera riesgo de encontrar mi puño.

-Levanta la cabeza, Aledis -no tuve más opción que hacerlo. Reprimí la urgencia de escupirlo y mostrarle lo "dama" que puedo ser. Pero ya que estaba rodeada de los integrantes del Gremio, no podía hacerle daño, eso dejaría en una mala posición a mi padre.

Mi mirada se encontró con la suya. Lo enfrenté, su rostro inexpresivo, su cabello del mismo blanco que sus ojos. Su piel pálida hacía fácil exponer sus venas. La sangre que bombeaba. Tragué el dolor de lo que sentía. Me odiaba y lo odiaba. Dos sentimientos que chocaban y uno que ganaba por mucho.

-Esta es la última oportunidad Aledis, si no pasas la prueba el Gremio dará la orden -sonrió. ¿Era la única que podía ver su verdadera personalidad? Él era el maldito Gremio, es él quien daría la orden.

-¿Se supone que eso debe alentarme? -pregunté reacia-, ¿por qué no solo dan la orden y ya?

-Porque eres de gran utilidad, y necesitamos cubrir todas las posibilidades.

-Que considerados -dije con desprecio y lo miré del mismo modo.

-No estamos en tu contra Aledis, intentamos ayudarte. No eres como nosotros y tampoco como ellos, pero el estar en medio de ambos no es seguro. Puede volver a ocurrir y será tarde para lamentarnos. Para lamentarte.

Tragué el nudo de angustia. Está jugando sucio, era experto en ello.

-No podré hacerlo -dije con sinceridad-. Si lo hago será aún peor. Puedo sentirlo-hice una pausa-. Den la orden, estoy lista.

Bufó.

-No lo estás.

-¡Claro que no! -dije enfadada-. Solo quiero verme valiente en mis últimos días, no lo arruines, idiota.

Magia muertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora