Golpeé la puerta con mis nudillos ensangrentados y me dejé caer en la escalera del pórtico. Pareció una eternidad cuando Storm apareció con sus rizos revueltos y su pijama de corazones aferrándose a su menudo cuerpo voluptuoso. Ella era un caramelo, tan dulce y pequeñita que daban ganas de comerla, pero luego, de un momento a otro se convertía en un caramelo ácido, desgraciadamente fui recibida por esta última versión.
-Tienes que estar bromeando -dijo una vez que me recorrió con su mirada de bruja. Sí, porque ella era una bruja y una de las buenas. Que era el motivo de que estuviera agonizando frente a su puerta.
-La recompensa es buena -le aseguré entre gorjeos y escupí sangre. Sip, me encontraba en un muy mal estado debo reconocer.
-Eso si logras sobrevivir esta noche -dijo enfadada y se cruzó de brazos, dispuesta a comenzar con su berrinche habitual.
-Tendrás una parte, lo juro -formé una cruz en mi pecho, prometiéndoselo e intenté sonar confiable. La expresión de su rostro me dijo que no lo conseguí. Bueno, mierda.
-¿Sabes cuántas veces has dicho lo mismo? -me miró, y me dio tiempo de pensarlo, pero mi cerebro revuelto no funcionaba del todo bien en este preciso momento, ella se dio cuenta-. Esta es la decimosexta vez, Kim ¿Qué te hace pensar que te ayudaré ahora?
Suspiré la mitad de mi vida y dije:
-De acuerdo Storm, entonces... emm... uh...- miré a mi alrededor-. Iré a morir en aquel callejón, no tardaré mucho-le aseguré y comencé a levantarme, pero un ataque de toz me invadió y pude ver la sangre en mi mano cuando la aparté de mi boca, me senté nuevamente-. Cambio de idea, moriré aquí mismo-dije y cerré los ojos entregándome a las llamas que estaba segura me esperaban.
Oí lo que describiría como su colección de maldiciones reservadas especialmente para mi persona todo el camino hasta que sentí mi cuerpo sobre una cómoda cama que olía a rosas. Rosas marca Storm. Ella era tan inocente, mi pequeña y adorable bruja favorita. Me había encariñado con ella. Decidí que debía decírselo algún día, si no moría hoy.
-Estás hecha un desastre -dijo y dejé que me quitara la sudadera, luego oí la tela de mi camisa rasgándose, ella maldijo al ver el regalito que le tenía-. Maldita sea Kim, quiero que sepas que te odio más que a nada en el mundo-confesó con voz temblorosa.
-Sé que me amas, lo siento en mi corazón-dije con total seguridad sin abrir los ojos.
Ella presionó sus pequeñas manos en la herida en mi abdomen, haciéndome ver las estrellas.
-Cállate -gruñó sin paciencia.
-Eres intensa, cariño -dije entre jadeos, dolía como el infierno. Presionó con más fuerza y vi el cosmos entero. Aah mi amiga Storm, acciones como esta me hacen replantearme si su amistad es verdadera o solo se aprovecha de mi sincera y fiel amistad. Pasaron unos segundos en los que traté de ingresar aire a mis débiles pulmones hasta que logré acumular el suficiente para decir-. Tengo hambre-era verdad, no comía hace dos días... ¿o eran tres?
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Magia muerta
FantasyConoce a Kim, la mercenaria más buscada, temida y odiada por diferentes razas. Ella es un imán para los problemas, pero no se abstiene de lanzarse de lleno en ellos y disfrutar cada momento. Irritantemente desinteresada para unos, absolutamente desp...