Conoce a Kim, la mercenaria más buscada, temida y odiada por diferentes razas. Ella es un imán para los problemas, pero no se abstiene de lanzarse de lleno en ellos y disfrutar cada momento. Irritantemente desinteresada para unos, absolutamente desp...
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—Es imposible —Stein negaba con la cabeza, recordándome al viejo Mirt por un momento—. ¿Cómo alguien así puede existir? Hay un balance mágico que se rompería —el guardián se percató de nuestros rostros sombríos. Maldijo y peinó su cabello hacia atrás con nerviosismo.
—Ahí está el problema —dije cruzándome de brazos—. Se supone que vivieron hace miles de años y su presencia solo yace en los libros de mitos e incluso en cuentos para niños. Eran llamados Druidas y poseían abundancia de conocimientos, lo que los llevó a descubrir los diferentes tipos de energía, es decir magia, y en el proceso a cómo canalizarlas.
—No todas —intervino Meilyr—, había un límite impuesto por ellos mismos frente a lo que podían controlar y lo que no, la muerte era una de sus más grandes prohibiciones y con ello toda magia ligada a ella. Hay un mito que data de una resurrección hace miles de años, menciona un renacer ejecutado por un Druida hacia su aprendiz. Aquel individuo resucitado fue conocido como Vástago Real y considerado un conocimiento tabú entre magos y vampiros.
—¿Qué pintan los vampiros aquí? —pregunté confundida.
—El Vástago Real fue el primer vampiro en ser creado —Meilyr lanzó esa revelación como si se tratara del pronóstico del tiempo.
—¿Qué mierda? —dije aturdida. Stein maldijo y se sentó a mi lado nuevamente.
—No me gusta hacia dónde se está dirigiendo esto —anunció mi amigo guardián y no difería en ello—. ¿La magia que controlan los vampiros y la que está consumiendo a los brujos está siendo manipulada por un Druida?
—Hay una gran probabilidad —Meilyr suspiró—, cuando aquella bruja apareció me enfrenté a ella y descubrí algo. La magia que utilizaba la consumía y no comprendía cómo seguía viva hasta que la maté.
—Espera amigo —intervine, quería el crédito de esto—, Stein y yo fuimos los que nos deshicimos de ella, la maldita entró en combustión y explotó frente nuestro.
—Eso es lo que descubrí, la bruja me visitó dos días después de haberla matado y terminado de la misma forma.
—Bueno, mierda, eso quiere decir que regresará en busca de venganza —miré a Stein con lástima y di golpecitos consoladores en su hombro, él frunció el ceño.
—¿Qué? —se apartó de mi toque.
—Fuiste tú quien clavó una daga entre medio de sus ojos, suerte compañero —le di ánimos, pero no tenía esperanza.
—Acabas de alardear diciendo que ambos fuimos que terminamos con ella —reprochó.
—Te recordaré, no te preocupes, pero me quedaré con tu placa —sonreí y volví mi atención a Meilyr—. Ignora al pobre guardián condenado y sigue iluminándonos con tus descubrimientos.
