Capítulo 3

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Me removí en mi asiento, esto era emocionante, me encontraba en la habitación de interrogatorio. Estaba ansiando la atención especial que estoy segura me darán. Principalmente ese guardián gruñón y bruto, como solo yo los sé elegir. Esa clase de niños malos me generan estas locas ganas de domarlos, si sabré de ello.

Las esposas de luz en mis muñecas dolían como el infierno, la magia presionaba mi piel dolorosamente, pero debía soportarlo un poco más, valdrá la pena. Frente a mí, en la mesa de metal, se encontraban cuatro vasos de cristal. Uno contenía agua, el segundo una sustancia purpura, el tercero un líquido negro y el cuarto sangre. Había transcurrido más de una hora y aún nadie había venido a interrogarme, por lo que deduje sabiamente que debía beber el contenido de algún vaso para acelerar las cosas. Estos guardianes, eran tan divertidos.

Me incliné en la mesa, apoyando mis brazos y luego mi barbilla sobre los mismos. Observé las diferentes bebidas. Así que era cierto lo que el viejo Mirth, mi salvador, me había dicho en una ocasión. De esta forma trabajaban los guardianes, interesante. Ellos debían cerciorarse de lo que yo era o lo que no era. Se supone que debo percibir aquella sustancia que no era dañina para mi raza, de lo contrario caería enferma. Veamos, logré reconocer la sustancia purpura que me clasificaría como bruja, hechicera o maga, si la bebía sin ser cualquiera de ellas pasaría un mal momento, estaba segura de ello.

Me reí, recuerdo haber experimentado algo desagradable al beber un refresco de Storm que había hechizado para que justamente yo no lo bebiera. Mi garganta se había inflamado tanto que casi muero, pero le había encontrado el truco al sexto intento. Supongo que seria algo como eso en este caso.

Observé las demás bebidas. El líquido negro básicamente era sangre de necrófago. El elixir de los demonios. Eww. A su lado se hallaba otro vaso con sangre, pero esta era una bien pura y fresca. Los vampiros no podrían resistirse. Por último, deduje que el agua no afectaría a cualquier otra raza, pero sí afectaría a todas las mencionadas, por lo que descartaría un buen número de opciones.

De acuerdo, sentía mi cerebro entrar en combustión. Veamos, si bebía del vaso incorrecto sufriría las consecuencias, de cualquier forma. En fin. Creo haber recibido el mensaje: bebe el equivocado y lo lamentarás.

Me enderecé en mi asiento y estiré mis brazos, fingí un bostezo y tapé mi boca susurrando una palabra.

Annularis—y luego de estirarme un poco más como un gato, coloqué nuevamente mis manos sobre la superficie de la mesa. Con gran tranquilidad, golpeteé mis dedos en el metal, contando los segundos. Dejé de hacerlo y seguí en mi mente.

Me encogí de hombros, sostuve el vaso que contenía el agua y lo bebí. No era necesario beber todo, pero igualmente lo bebí hasta no dejar ni una gota. Miré al vidrio de visión unilateral y sonreí, volví mi mirada a las bebidas restantes y alcancé el segundo vaso, saciándome del contenido. Dejé el vaso vacío a un lado y procedí con el tercero, hasta la última gota y del mismo modo, sin mostrar vacilación bebí por completo el último.

Magia muertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora