× Capítulo 11 ×

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Día Cincuenta y Tres.

5:00 pm.

— Llegaremos tarde —la ojiazul rodó los ojos cansada de escuchar esas dos palabras.

— Aún faltan quince minutos y estamos a dos cuadras —le recordó—, llegaremos a nuestra cita justo a tiempo.

El tráfico era consecuencia de la fiesta del año, la cual se lleva acabo en el gran salón, donde hijos de los licenciados más prestigiados del estado se reúnen  simplemente para derrochar su dinero en cosas absurdas y algunos otros simplemente para pasarla bien con jóvenes de "su nivel".

Patético para ____.

El celular de la castaña timbró indicando un nuevo mensaje, lo sacó y leyó atentamente las palabras escritas en el.

“Espero vayas al gran salón, te vigilo cariño.
¿Has escuchado que los accidentes automovilisticos están constantes?
— Ignacio”.

— ¿Por qué escuchamos música tan aburrida? —las palabras de su novio la regresaron a la realidad. “Tomando el autobús, en un diciembre a mi vida llegas tú...” se oía de fondo.

— Es una linda canción —se encogió de hombros—. Saldremos esta noche —avisó.

Y sin cuestionar, Jorge asintió pues hace semanas no salía a una buena fiesta y aunque no lo dijera, estaba desesperado.

El hecho de tener novia no lo hacía cambiar del todo, obviamente respetará su relación con la ojiazul pero no puede evitar admirar la belleza de otras chicas y cuando eso pasara, al menos podía poner al alcohol de pretexto.

Por fin llegaron a su destino. Un estudio en donde se encontraban los mejores artistas de la ciudad, quienes trabajaban con la tinta y la piel de manera profesional.

— Hola, soy a Rubens, un gusto ¿en qué puedo ayudarlos?.

____ se encontraba fascinada por el interior del cuarto, era pintoresco y podía sentirse relajada, la sonrisa de Rubens le transmitía confianza y parecía ser el hombre perfecto para tatuarla. Ella estaba feliz, nerviosa pero emocionada por explorar algo completamente nuevo.

— Así que un tatuaje en pareja —ella sería la primera. Ya se había quitado su camisa pues desde la noche anterior había decidido en que lugar se haría ese par de  símbolos—. Espero no me pidas que lo cubra dentro de un tiempo —soltó una carcajada—. Conozco a tu hermano, es un gran chico; me dijo que tratara a su princesa con toda la amabilidad del mundo y quiero decirte que si en algún momento algo te incomoda, me lo hagas saber.

Ella asintió ante todas sus palabras. No se equivocó, Rubens era un gran hombre, la facilidad con la que  hablaba la hacía sentir cómoda. El tatuaje comenzó, no dolía, la aguja perforando su piel le hacía cosquillas pero al instante le ardía, era una extraña combinación, así que decidió ignorar todo lo que sentía y se entretuvo escuchando la historia que el hombre contaba.

Era interesante como un tipo de perfil rudo como él tenía el corazón demasiado blando, se enteró que tiene familia: una esposa amante del arte y un pequeño bebé que viene en camino, en como estaba enamorado de la vida y como todas, y cada una de las personas son maravillosas por simplemente ser ellas mismas.

— Hemos terminado —la menor se levantó al escuchar esas palabras, caminó hasta el espejo, la palabra “siempre” escrita en idioma chino descansaba sobre su espalda. Eran una líneas delicadas y elegantes.

Rubens continuó con el ojiazul, quien decidió tatuarse el lado izquierdo del pecho; quejidos brotaban de sus labios, su temor a las agujas lo hacían querer huir del lugar pero no podía fallarle a la menor de los Curiel.

— Aquí tienes un amigo, pequeña, siempre estaré aquí —le susurró a ____ antes de que saliera del local—. Buena tarde —el par de chicos agradecieron y le desearon una buena semana.

— Son las 7:00 pm, debemos ir a cambiarnos si queremos llegar puntual al evento —avisó la menor.

— Llegaremos a tiempo, cariño —respondió el mayor besando delicadamente sus labios.

Ahora estaban unidos por la misma tinta, comenzaban amarse con locura, esa linda forma de comunicarse con tan solo miradas, esas palabras que generaban sus labios sin siquiera pensarlas, era un sentimiento nuevo para ambos.

Y todos sabemos que lo nuevo, siempre da un poco de miedo.

7:00 pm.

— Llegaremos tarde —mencionó desesperada la pelirroja.

— Había olvidado lo asfixiado que era usar traje.

Canela tenía un muy buen porte, cada prenda le quedaba perfectamente como si hubiera sido hecha solamente para él. Jos brillaba, no necesita llamar la atención, su sola presencia hace que las miradas sean dirigidas hacía él.

Jos era el sol y ni siquiera lo sabía.

La noche transcurría con serenidad, y después de unos minutos ambos llegaron a su destino: el gran salón.

— Conocerás a algunos amigos, tal vez  sean un poco especiales —rió con nerviosismo—, pero puedes sobrellevarlos.

El salón estaba decorado de una manera elegante pero juvenil, los chicos platicaban con sus conocidos y amigos. Los ojimiel caminaron hasta llegar a una mesa en donde se encontraban cuatro jóvenes que inmediatamente su novia presento: Alfredo —el chico con largos chinos—, Bryan —el atlético—, Alonso —quien portaba ojos azules con toques verdes— y Marlene —quien es irrelevante—.  Cada uno con un aura superior al otro.

Crean que Canela haría todo lo posible por sobrellevarlos.

Comenzaron a platicar, algunos temas eran interesantes por lo que Jos decidía opinar; en otros, simplemente ponía una cálida sonrisa.

— Oí que la hija de Ignacio Curiel vendrá por primera vez —comentó el de rizos—, nadie la ha visto, la última vez fue cuando ella tenía unos diez u ocho años.

— Apuesto a que es hermosa —dijo esta vez Alonso.

— ¿Quién es Ignacio Curiel? —preguntó el pelinegro con real interés.

— El empresario más importante del estado o incluso del país —respondió la morena—, patrocinador de este evento desde hace tres años. Solamente tiene una hija a la cual no le gusta salir en los medios —rodó los ojos—. Si mi padre tuviera esa fama, haría todo lo posible por colgarme de ella.

Es tan fácil hablar cuando no conoces la verdadera historia de aquellas personas.

— Creí que Axel Curiel tenía algo que ver con esa familia —se encogió de hombros el ojimiel.

— ¿Ese corredor? —rieron—. Ignacio jamás tendría algo que ver con una persona de clase tan baja.

¿Qué historia había contado Ignacio a los demás? ¿Por qué todos lo veían como una persona superior a ellos? Tan solo era un hombre que haría todo lo posible por obtener más poder, nada que admirar, las personas eran tan ingenuas como para creer solamente en lo que él quería mostrar.

O eso era lo que pensaba Jos.

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Hi bbs.

¿Maratón? 🌚🤔.
LA PRIMERA PERSONA QUE COMENTE DECIDIRÁ SI HAGO MARATON O NO.

Así QUEEEEEEE el destino de esta historia puede estar en tus dedos 😱.

Hasta aquí mi reporte.

Denle ⭐⭐⭐ y comenten 💘.

Mokita (Tonalidades III) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora