Los verdaderos dioses son los que se atreven a desafiar las leyes, a ser diferentes, a cumplir sus sueños.
Seamos verdaderos dioses y destruyamos juntos a los humanos.
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Black no podía creer lo raro que era vivir con Zamasu. La primera vez que lo vio, le resultó bastante interesante y extraño poder hablar con un ser con un cuerpo diferente al suyo, y al mismo tiempo consigo mismo. Con el paso del tiempo, Black y Zamasu se adaptaron cada vez más a su situación y, a pesar de lo extraño que era, ambos disfrutaban mucho de su compañía. Black se acercó más a Zamasu y llegaron al punto en que sintieron que eran dos personas diferentes en lugar de la misma persona.
Zamasu se sintió atraído por el cuerpo de Goku, pero no por la persona de Goku, sino por Black porque su alma y su mente eran suyas.
Aunque Black y Goku eran físicamente muy similares, ya que ambos compartían el mismo cuerpo, existían algunas diferencias físicas entre ellos. Black era más delgado, de piel más oscura y tenía los ojos bordeados de negro. Zamasu estaba tan atraído por la forma de su contraparte, no solo por su personalidad sino por su belleza física.
Para el kaioshin no fue difícil sentirse atraído por el cuerpo de un mortal que se había convertido en dios al encapsular su alma, sin embargo, para Black sí lo fue, pues sintió atracción por la imagen que le reflejaba Zamasu. Era como una especie de amor por la propia imagen que nunca hubiera podido creer posible.
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—¿Ya subiste la vasija? —preguntó Trunks mirando a su padre, quien asintió y animó a su hijo a subirse a la máquina.
Acompañados por Bulma, los guerreros se dirigieron hacia el futuro. Esta vez habían prometido derrotar a los genocidas, pero con un as bajo la manga; como Zamasu era inmortal, habían descubierto una forma de derrotarlo, en el metro, mientras huían con la ayuda de Mai, Goku mencionó que podían derrotarlo usando el mafuba, que era una técnica que podía capturar al enemigo dentro de un recipiente, bloqueando su poder y habilidades.
Los demás reaccionaron positivamente a la idea de Goku, ya que era una buena manera de derrotar a Zamasu. No solo eso, sino que también los hizo sentir aliviados, ya que ahora estaban seguros de que tenían una manera de salvar el futuro.
Sin embargo, no solo sería necesario capturar a Zamasu, sino que también sería necesario derrotar a Black. Para enfrentarse a Black, Vegeta había estado entrenando en el templo de Kamisama. Black era una amenaza mortal y los guerreros tenían que estar preparados para enfrentarse a él. Además, si lograban capturar a Zamasu primero con el mafuba, Black sería el próximo objetivo.
Pero Goku era demasiado torpe para confiarle algo tan importante como todo lo que implica realizar correctamente la técnica, y como todos habrían sospechado, Goku olvidó el sello en el kamehouse del maestro Roshi.
