Los verdaderos dioses son los que se atreven a desafiar las leyes, a ser diferentes, a cumplir sus sueños.
Seamos verdaderos dioses y destruyamos juntos a los humanos.
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Zamasu sirvió el té y a su vez trató de despejar su mente, la noche anterior había estado complaciendo deseos que solo los mortales sentían, en cierto modo, aunque era indigno, no se sentía como un vil pecador, sino que anhelaba reencontrarse y volver a sentir lo mismo.
—Black —susurró mientras rozaba sus dedos sobre sus labios.
Instantáneamente, Zamasu sintió una gran cantidad de ki, por un momento pensó que eran los mortales, sin embargo una gran cantidad de luz salía de la cabaña.
—¿Black? —preguntó desconcertado.
Las puertas se abrieron, dando paso a una figura masculina; era Black, pero esta vez se veía diferente: había logrado obtener otro nivel de poder. Zamasu no podía creer cómo había logrado alcanzar tal magnificencia, estaba sorprendido por el nivel de poder que había alcanzado, era una señal de perfección y poder divino. Además, Zamasu notó que este nuevo poder le daba una apariencia más hermosa y majestuosa.
—"Este nivel es impresionante, Black se ve más hermoso de lo que jamás imaginé" —pensó Zamasu.
—¿Te gusta? —Black preguntó colocando dos dedos al lado de su ojo derecho.
—¿Cómo lograste llegar a ese nivel? —preguntó Zamasu sin apartar los ojos del moreno.
Black armó una sonrisa de suficiencia y una luz atravesó sus ojos.
—No sé cómo decírtelo, pero elegí llamarlo Súper Sayajin Rosé.
....
—La ciudad no parece haber cambiado —dijo Goku observando los alrededores.
Vegeta apretó los puños y las mandíbulas con fuerza, el nivel de destrucción de ese lugar inhabitable era impresionante.
—Ese insecto ya ha destruido mucho, no creo que se moleste en repasar estas partes devastadas —dijo Vegeta.
Los tres sayajin estaban esperando a Black, al instante sintieron que se acercaba un poderoso ki; aunque lo acompañaba una energía totalmente diferente. Trunks recordó la charla con Mai y comenzó a pensar: "Las suposiciones de Mai eran ciertas, Black no está solo"
—Los tres mortales dispuestos a sacrificar sus vidas, aparecieron —habló una voz gruesa desde el lado oeste, Black se detuvo en el aire, sonriendo con suficiencia.
Goku notó la presencia de un nuevo ser, aunque ya lo conocía, ya había sentido su ki; sí, era ese joven al que se enfrentó esa vez que viajó con los dioses al universo diez.
—Zamasu —dijo Goku—. Entonces, ¡eres amigo de Black!
Zamasu levantó una ceja, ese sujeto sabía su nombre, pero sin embargo nunca lo había visto.
—Claro que no, se podría decir que somos... compañeros.
Trunks miró detenidamente a Zamasu, era raro, pero parecía un gran rival. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Vegeta lo interrumpió.
—¿Quién es ese insecto verde? —preguntó Vegeta.
Zamasu miró con desdén al príncipe sayajin que había tenido la osadía de insultarlo y guardó silencio.
—Es el aprendiz del kaio sama supremo del universo diez. —Afirmó Goku sin apartar los ojos de Zamasu.
Vegeta cayó en razón.
Trunks tenía miedo de que se desatara una batalla, Mai y su madre estaban cerca, tenía miedo de que las atacaran, aunque no cabía duda de que quería poner a prueba a Zamasu en el campo de batalla.
Como la prioridad de Trunks eran Mai y su madre, rápidamente voló hacia dónde estaban con la esperanza de apartarlas hacia un sitio seguro.
—¿A donde va? —preguntó Zamasu, y sin dejarlo escapar, apareció frente a Trunks, este detuvo su vuelo abruptamente.
—¿A dónde crees que vas?
Trunks atacó instantáneamente a Zamasu, le encajó una patada que lo hizo volar contra un edificio, sin embargo el golpe no parecía haberle causado ningún daño físico.
—Oh, Black, ya veo por qué nunca te lastiman. ¡Los mortales son muy débiles!
Zamasu contraatacó, un golpe en el estómago fue suficiente para enviar a Trunks al suelo. Bajó a su altura y tomó su cabello; sonrió con cinismo y golpeó al sayajin en la cara varias veces, hasta que pequeños hilos de sangre colgaron de sus labios, luego lo arrojó al suelo.
....
Black atacó al sayajin, especialmente a Goku, que estaba en su forma azul, sin embargo, los golpes no lastimaron a Black en absoluto. El moreno tenía un poder abrumador, y los ataques de Goku solo lo hacían más fuerte.
La batalla en el aire duró hasta que el cabello de Goku se volvió negro y su ki desapareció, cayó de bruces en el suelo, con la cabeza hacia abajo y su cuerpo casi entumecido. Vegeta suspiró profundamente al ver que estaba derrotado.
—¡Kakarotto! —Vegeta gritó a todo pulmón—. ¿Dónde están Trunks y el otro?
Goku negó, estaba muy dolorido y apenas podía moverse. Tampoco sabía adónde habían ido los demás, pero abrió los ojos al percibir un ki que se aproximaba, no el de Trunks, sino el de Zamasu. Goku alzó la mirada del suelo intentando levantarse a duras penas para ver como el kaio-shin frenaba su vuelo junto a Black.
—Ya me encargué de ese sucio bastardo, sin embargo... él era el único que pertenecía a esta era.
Vegeta y Goku soltaron un resuello ante esa última acotación.
—¡Oye, te conviene que Trunks esté vivo! — gritó Vegeta enojado.
Zamasu sonrió.
—Supongo que lo dejé vivir, después de todo, no soy tan malo como crees.
Las miradas de los dioses se volvieron hacia los mortales. Vegeta aprovechó el momento y se levantó del suelo, atacó a Black a gran velocidad, pero en un pestañar, el dios voló por los cielos, apartándose de Vegeta, extendió ambos brazos y cerró los ojos.
—Son Goku, hay algo que quería mostrarte —dijo Black sonriendo mientras miraba al aludido.
Luego, lanzó un grito atronador que hizo eco en los confines del mundo. Su energía aumentó, su cabello se erizó y una luz suave osciló parpadeante hasta que lo volvió rosa. Finalmente, la figura que Zamasu había visto previamente estaba allí.
Vegeta y Goku quedaron perplejos al ver la nueva forma de Black, la energía que emanaba de su cuerpo era de otro mundo, incomprensible para sus mentes. Lo único que podían hacer era ver abortos sintiendo todo el poder que emanaba de la nueva transformación de Black.
—Si tuvieran que llamarlo según sus gustos sería... Rosé, Super Sayajin Rosé.
Zamasu una vez más quedó fascinado por la nueva transformación, esa figura que tanto le gustaba estaba presente ante sus ojos, y era incapaz de dejar de admirarla.
