Los verdaderos dioses son los que se atreven a desafiar las leyes, a ser diferentes, a cumplir sus sueños.
Seamos verdaderos dioses y destruyamos juntos a los humanos.
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Zamasu y Black estaban bebiendo té y disfrutando de un momento de descanso. Sin embargo, eso no significaba que descuidarían sus planes para dominar el universo y recrearlo. El momento de respiro fue solo eso, un momento.
—Me encanta la forma en que preparas esto —habló Black con una sonrisa.
—Ah, tú lo haces igual después de todo. —Murmuró Zamasu después de tomar un sorbo.
—Por eso mismo.
Black acarició el asa de la taza de té y luego se puso de pie. Caminó lentamente hacia el balcón, y mientras esperaba que Zamasu también se uniera a él allí, miró hacia el bosque y pudo sentir un ki familiar, a lo que sus labios se abrieron en una sonrisa torcida.
—Están aquí —Black hizo una pausa y se volvió para mirar a Zamasu—, ¿no crees que es hora de matar a esos mortales de una vez por todas?
Zamasu apareció junto a él y lo miró, Black estaba mirando el dosel de la arboleda, pero su rostro estaba nublado.
—¿Qué sucede?
Black se miró las manos, flexionó los dedos con cuidado, Zamasu estaba confundido, ¿había descubierto otra nueva transformación?
—¿Tendré más poder? Son Goku ha estado cambiando de transformaciones a lo largo de los años, y yo solo he podido dominar Súper Sayajin y Super Sayajin Rosé —admitió Black con la cabeza gacha.
—Entiendo que los sayajin tienen la capacidad de desarrollar nuevas habilidades cada vez que se encuentran en peligro o cada vez que se sienten amenazados con perder a su familia —murmuró Zamasu, ahora volviendo su mirada al bosque—, no te sorprendas, tú y al igual que yo, careces de ese tipo de sentimientos para lograr una transformación diferente.
Black estuvo de acuerdo con él.
—Es hora de terminar con esto.
....
Trunks y Mai aterrizaron con los demás, cerca de las ruinas de la Corporación Cápsula. Mai y Bulma se escondieron fuera del radio del campo de batalla. Vegeta y Goku se pararon frente a los enemigos, manteniendo posiciones rígidas.
—Por fin regresaron del pasado, pecadores —murmuró Zamasu tan pronto como sus pies tocaron el suelo.
—Esta vez hemos venido preparados —dijo Vegeta sonriendo, a lo que Black se sorprendió por ese dejo de convicción y orgullo—. Serás mi oponente, Black.
El antes mencionado sonrió ante eso, y al instante se transformó en un súper sayajin rosé. En cuanto a Zamasu, dirigió su mirada hacia Son Goku, sintió un leve nudo en el estómago al mirarlo a los ojos, no era la misma mirada que tenía Black pero toda su figura ahora le provocaba una especie de extraña sensación en su cuerpo, especialmente todo después de lo que había hecho con su contraparte.
—Lucharás contra mí, Zamasu. —dijo Goku después de un rato.
El kaioshin apretó los dientes.
—¡No le des órdenes a un dios!
Zamasu se abalanzó sobre Goku. Al principio parecía tener una clara ventaja, ya que sus habilidades de inmortalidad lo dotaban de una resistencia que superaba con creces la del guerrero sayajin. Sin embargo, a medida que avanzaba la pelea, Goku se sintió más tranquilo y se dio cuenta de que Zamasu no era tan bueno peleando como Black, pero que su poder de inmortalidad era lo que lo convertía en un enemigo imposible de derrotar.
Goku se teletransportó detrás de Zamasu antes de que lo paralizara con su habilidad, luego lo pateó en la espalda y lo envió lejos.
—No peleas tan bien como Black, si no fuera por tu inmortalidad ya te habría matado. —Gritó Goku y su cabello se volvió azul.
Zamasu se limpió la boca y la ropa, miró a Goku que estaba a un nivel más alto en el aire.
—Qué pena que a pesar de ser más fuerte que yo no puedas derrotarme. —Le dijo.
