❝ DISCÍPULO ❞

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•───────CAPÍTULO 6───────•

DISCÍPULO.

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En el templo del Supremo Kaio-Sama del universo diez, el anciano Gowasu caminaba por su patio, con las manos a la espalda y la mente envuelta en mil cosas

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En el templo del Supremo Kaio-Sama del universo diez, el anciano Gowasu caminaba por su patio, con las manos a la espalda y la mente envuelta en mil cosas. No sabía qué hacer, se le estaban acabando las ideas, y en cierto modo estaba un poco agotado de tener que lidiar con los ideales corruptos de su aprendiz.

Zamasu, quien había hecho esperar a Gowasu, llegó y se postró ante el anciano, su rostro se mostraba algo inquieto, sus mandíbulas apretadas y pronunciadas, su mirada transmitía una especie de malestar mezclado con desdén.

El anciano lo miró.

—¿De qué quería hablar conmigo? —le preguntó Zamasu a su mentor.

Había cierta falta de interés en la voz de Zamasu que se entremezclaba con su voz anodina.

—Quería hablarte de los humanos, de los dioses, de tus pensamientos.

Zamasu curvó los labios molesto, no iba a refunfuñar ante la incansable y molesta charla que Gowasu le hacía tener sobre sus pensamientos, instándolo a reflexionar. Para Zamasu, el único que tenía razón era él mismo y nadie más.

—No quiero hablar de eso, si se me permite decirlo. —Zamasu murmuró en respuesta tratando de reprimir su impulso de gritarle al anciano.

Gowasu respiró con resignación.

—No lo entiendo, Zamasu, debes ser capaz de entender que no todo lo que piensas o crees es verdad, te estás cegando, eres incapaz de ver más allá de tus propios ideales —dijo el anciano.

Zamasu lo miró a los ojos, su rostro se oscureció, el anciano ante esa mirada de disconformidad solo pudo permanecer en silencio, no esperaba que su aprendiz solucionara sus argumentos con alguna otra idea.

—Nadie podrá entenderme nunca, su excelencia, así que veo estas conversaciones sin sentido —admitió honestamente Zamasu—. Nunca cambiaré mi opinión.

Gowasu iba a decir algo más pero Zamasu se fue. En cierto modo, el anciano sabía que su aprendiz se resistía a hablar de sus pensamientos porque siempre se los había guardado para sí mismo, y porque también tenía un orgullo que le caracterizaba.

Zamasu estaba aislado, no poder hacer nada contra su mentor creaba frustración. Que lo tuvieran tan vigilado y que solo estuviera para servir el té le daba inquietud y rencor. Al igual que pensar en los humanos, en los dioses, había desarrollado un gran odio por la mayoría de los seres que lo rodeaban en un tiempo relativamente corto.

❝ SEAMOS DIOSES: Black x Zamasu ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora