Los verdaderos dioses son los que se atreven a desafiar las leyes, a ser diferentes, a cumplir sus sueños.
Seamos verdaderos dioses y destruyamos juntos a los humanos.
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Mientras Zamasu y Goku Black se escondían en su cabaña planeando sus objetivos, Mai y Trunks se encargaron de mantener a salvo a los ciudadanos de la Tierra.
Mai y Trunks decidieron salir a caminar por la ciudad para ver cómo estaba la situación, Trunks observaba la ciudad, a su memoria acudían imágenes del pasado, antes de la llegada de Black, antes de que las llamas y la destrucción dejaran esa zona en un estado de putrefacción.
Recordó cómo era antes de que la gente viviera en un estado constante de miedo y desconfianza.
Trunks pensó que la situación era muy preocupante. Sabía que Zamasu y Black Goku eran enemigos muy peligrosos, sabía que él y Mai no eran lo suficientemente poderosos para enfrentarlos, pero aun así intentarían hacer lo que pudieran para proteger a la humanidad.
—No entiendo por qué Black hace todo eso. Es un ser supremo... pero solo piensa en destruir.
Mai frunció el ceño.
—Trunks, no me digas que crees que Black es un ser supremo — murmuró Mai, mirándolo.
Trunks apartó la mirada, miró la ciudad y suspiró.
—¿A dónde crees que irá Black?
—¿De qué estás hablando?
—Siempre que peleamos se va, pero no entiendo... ¿A dónde? —se preguntó Trunks, ahora mirando hacia el cielo.
Mai también pensaba lo mismo, nadie sabía lo que hacía Black en su tiempo libre, no había nada más que destruir.
—¿Tendrá aliados?
Trunks negó.
—Eso es imposible. —Susurró convencido.
—No puedes estar seguro.
....
Mai estaba preocupada por el hecho de que nadie sabía dónde solía estar Black cuando no estaba atacando a los seres mortales. Tenía la teoría de que podría tener un escondite secreto y quería encontrarlo para poder proteger a sus amigos. Sin embargo, sabía que esto podría ser peligroso, ya que Black era una amenaza difícil de derrotar.
—No estoy muy seguro, señorita Mai —dijo el soldado a su lado, con la voz trémula y sintiendo el constante temblor de sus labios.
Mai puso una mano reconfortante en su hombro y lo miró con una expresión estoica.
—Confía en mí, estoy segura de lo que estoy haciendo.
....
Zamasu y Goku Black nunca tuvieron conversaciones profundas o significativas cuando estaban solos. Como dos lados de la misma persona, no tenían mucho de qué hablar entre ellos. Pero había ligeras diferencias entre los dos, aunque ninguno podía notarlo, a veces pasaban por alto el hecho de que eran la misma persona.
Para Goku Black, ver su antigua apariencia y poder hablar con su otra personalidad, Zamasu, fue extraño al principio, pero poco a poco se fue acostumbrando a la idea y comenzó a entender su propósito y plan.
Esa experiencia fue muy satisfactoria para él, mirar a Zamasu a los ojos, mirar su alma y hablar consigo mismo fue un delicioso acto de egocentrismo.
Zamasu se dio cuenta de que su vínculo consigo mismo se había vuelto increíblemente fuerte, se habían vuelto confiados y no se habían dado cuenta. Quizás Zamasu no quiso darse cuenta, o simplemente trató de evitarlo, porque sabía que estos nuevos deseos frívolos no eran dignos de los dioses.
Pero Black también estaba pasando por esa situación, no podía evitar querer satisfacerse a sí mismo, aunque no tenía idea de lo que sentía, pues ese cuerpo demandaba atención, no quería darse cuenta de que se negaba a amarse, dándose la oportunidad de saciarse con esa otra figura suya. No, Black no quería ser un pecador y ceder a esos deseos humanos, pero sus deseos ardían dentro de él.
Vio en Zamasu el complemento ideal, un ser celestial, una figura atractiva.
Black tomó con cuidado la barbilla de Zamasu, este lo miró desconcertado.
—¿Black?
—Zamasu, esos ojos... y pensar que me veía así. Es increíble pensar que cambié mi cuerpo por el de un mortal, sabiendo que mi antigua forma era magnífica.
Black lo besó en la boca con cuidado, Zamasu no entendía qué era eso que estaba haciendo el moreno sobre sus labios, sin embargo era asombroso, se sentía como un calmante que enviaba corrientes de energía por su cuerpo, y le daba sensaciones de excitación.
Sin separar sus labios, Zamasu lo arrastró hacia una de las esquinas. Black no opuso la menor resistencia: dejó que el kaio tomara el control de la situación mientras él se limitaba a disfrutar del momento.
Zamasu colocó sus manos sobre el torso delgado de Black y lo instó a sentarse, a lo que este se sentó en el sillón de la sala. Zamasu se le sentó encima y comenzó a besarlo mientras le acariciaba el cuello y con la otra mano le acariciaba el pecho.
Ambos sentían como si todo aquello que estaban haciendo fuera por mero reflejo o necesidad, siendo que ninguno lo había hecho antes y sin embargo lo estaban disfrutando.
Black sentía como Zamasu atendía a esos deseos que tanto tiempo había estado teniendo, era extraño pero fascinante.
Black jadeó lentamente al sentir el peso del kaio sobre él. La presión que ejercía sobre su entrepierna sobresalía ligeramente de él.
Se besaron con fuerza, dejando que su saliva se mezclara. Black acarició la cintura de Zamasu con cuidado, mientras él se movía de manera sugestiva sobre su regazo provocando que una corriente eléctrica recorriera su columna vertebral.
Zamasu besó con tanta pasión que Black tuvo que apoyar su cabeza contra el sillón, sintiendo como los labios del kaio presionaban con fuerza los suyos, apenas podía respirar y solo jadeaba encima de sus labios.
....
Mai y sus soldados se encontraban dentro del frondoso bosque, donde la noche era hermosa y solo la luz de la luna iluminaba su camino. El grupo buscaba a Black, pero nadie sabía dónde estaba.
—¿Alguien sabe cuál es el rumbo de Black? —preguntó la joven Mai.
Sus compañeros de clase lo negaron.
—Si Trunks estuviera aquí, podría buscar su ki.
—No es una buena idea señorita Mai, si Black nos ve... nos matará a todos —dijo uno de los soldados.
La mujer escuchó atentamente, dio una última mirada a su alrededor y decidió que era hora de retirarse, sin embargo seguirían buscando otra alternativa para encontrar a Black.