❝ EFERVESCENCIA ❞

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•───────CAPÍTULO 9───────•

EFERVESCENCIA.

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Black no podía deshacerse de esos deseos indignos que afloraban en su interior, por lo que decidió abandonar la cabaña a espaldas del kaio-shin, quien se encontraba descansando

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Black no podía deshacerse de esos deseos indignos que afloraban en su interior, por lo que decidió abandonar la cabaña a espaldas del kaio-shin, quien se encontraba descansando. Necesitaba liberar su mente, así que voló por los aires hasta llegar a la ciudad donde logró atrapar un par de poderosos ki del lado este de la capital.

....

Entre los edificios destruidos y la nebulosa de humo, se encontraba Goku Black levitando en el aire, observando a los que se encontraban en un nivel inferior a su altura, Goku y Vegeta, quienes habían viajado desde el pasado con el atrevimiento para enfrentarlo y ayudar a Trunks a salvar su mundo. Pero la tarea no parecía tan sencilla, siendo que aquel ente con la apariencia de Goku parecía ser más fuerte que cualquier enemigo al que se hubieran enfrentado antes.

—Pero mira quién vino de visita —comenzó a hablar Black con un tono de voz jactancioso—. Son Goku y el príncipe azul.

Mientras levitaba en los cielos, miró a los tres simples mortales frente a él, recorrió con la mirada sus figuras y dejó escapar una sonrisa de suficiencia. Todavía no planeaba matarlos, y mucho menos a Goku, quería verlo sufrir, verlo rogar por su vida, verlo llorar por la muerte de sus seres queridos, conocía lo suficiente a los humanos como para darse cuenta de que el sentimiento de la pérdida podía sentirse fresca a lo largo de sus miserables vidas.

—Entonces... todo esto fue causado por ti —dijo Goku, mirando cada rincón de lo que en ese momento parecía haber sido una gran plaza rodeada de altos edificios.

Vegeta levantó la vista, el rostro de Black le provocó un ligero escalofrío y una sensación de rencor.

—¡Oye, insecto! —gritó, captando por completo la atención del moreno—. ¿Qué tiene de bueno causar un genocidio? ¡Eres una desgracia! Tu nuevo mundo no será más que una bola de inmundicia.

Black entrecerró los ojos y sonrió.

—La suciedad es este mundo lleno de humanos. Mira sayajin... no tienes derecho a juzgar los actos de un dios, tú eres un pecador, perteneces a una raza que solo se encarga de destruir y asesinar todo a su paso.

Vegeta presionó las mandíbulas.

—No seas hipócrita, dices que los mortales matamos y destruimos todo a nuestro paso, pero has sido tú quien destruyó todo lo que había aquí, sin importar el costo en sangre que eso tuvo.

Black carraspeó.

—Los humanos merecen ser destruidos.

Black voló hacia Vegeta a gran velocidad girando en un torbellino, lanzó una ráfaga de ki mientras se acercaba a él, el príncipe esquivó los ataques, giró en el aire haciendo pasar a Black y luego le asestó una patada en la espalda que lo mandó contra la pared de un edificio.

Trunks y Goku decidieron atacar a Black cuando se levantó y dejó escapar un aura que destruyó la pared y arrojó escombros sobre una carretera.

 ....

Zamasu observó el dosel de la arboleda y la llanura de la mañana en aquel mundo, el aire se sentía fresco. Zamasu caminó vacilante a través de los árboles, era un amanecer perfecto para tomar un té caliente. En aquel sitio Black le había dicho que se adiestrarían para vencer y finalmente crear un mundo nuevo alejado de la inmundicia de los seres humanos.

El sol iluminó el dosel del bosque, Zamasu caminó a paso lento desde la colina hasta la llanura al otro lado del río. Y como sospechaba, estaba Black entrenando en el bosque.

Cuando el kaio se acercó lentamente a Black, él se volvió y lo miró.

—Has elegido el mejor sitio para entrenar, Black. —Dijo Zamasu a lo que el otro asintió.

A plena luz del día entrenaron juntos. Pero al poco tiempo ambos se sentaron a descansar. Zamasu jadeó, exhausto, las piernas le latían y tenía las manos apretadas por los calambres. Era una fatiga muy común, pero a diferencia de otras ocasiones, quería seguir moviéndose y entrenando. Sin embargo, cuando levantó la vista de sus manos, se encontró con el torso desnudo de Black.

El calor aumentó, su pecho era fuerte y grande. Era exquisito. Como si una escultura hubiera cobrado vida propia y se hubiera postrado ante sus ojos. Era la primera vez que veía a un ser con tanto deseo, y no lo entendía, jamás había sentido esa sensación de hormigueo en su estómago.

Black lo notó, su yo pasado también había quedado fascinado con la aquella figura que era digno de portar.

Ambos sabían que si pasaba algo entre ellos no sería nada comprometedor, solo sería cuestión de saciar esa sed de sentirse estimulados por los deseos  que aún eran incapaces de comprender.

❝ SEAMOS DIOSES: Black x Zamasu ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora