1. El comienzo

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15 de octubre del 2017



Era una fría noche del 15 de Octubre. Su suéter la mantenía caliente dentro de su casa. Por la ventana; veía cómo las hojas de los árboles caían con fuerza debido al viento, preguntándose si alguna vez podría ser libre como ellas, preguntándose si ellas mismas eran libres de decidir cómo, dónde y cuándo caer.

-Anh- la llamó su madre, ella se desperezó y fue hacia la cocina donde su madre buscaba desesperadamente, al parecer, un pendiente. La castaña corrió a un cajón y tomó el arete -No encuentro mi...- antes de que acabara la oración; Anh ya estaba frente a ella con él. -Ouh. Gracias- le sonrió a su hija y se puso al arete.

-¿Papá ya está listo?- preguntó la menor caminando hacia la alacena y sacando una caja de galletas.

-Eso espero, creo que se estaba acabando de poner el corbatín -dijo su madre nerviosa -¿Cómo me veo?- preguntó ella. Anh la miró y sonrió. Cierta e indudablemente su madre era hermosa, su cabello castaño, casi dorado, sus hermosos ojos color miel, delgada sin exagerar, seguía conservando sus curvas juveniles y qué decir del hermoso vestido color vino que llevaba y bailaba debajo, hasta caer al suelo. Hermosa.

-Te ves muy guapa- dijo Anh tomando un paquete de galletas y dejando la caja de nuevo en la alacena.

-Te ves hermosa- dijo HaeChan, su hermano mayor. Muchos decían que eran mellizos nacidos en diferente año, sus facciones eran casi idénticas, sólo por el hecho de que HaeChan era dos años mayor y era más varonil.

-Aunque me digas cosas bonitas no saldrás, Donghyuk. Tienes que cuidar a Anh- dijo su madre sonriéndole angelicalmente, HaeChan suspiró derrotado pero aún así le sonrió a su mamá.

-Aún así; te ves hermosa- asintió con sinceridad.

-¡Estoy listo! ¿¡Ustedes están listos!?- la voz de su padre los asustó un poco, pero aún así, se prepararon para ver a su padre.

-¡Estamos listos! -exclamaron HaeChan y Anh alzando sus manos y sonriendo ampliamente.

-¡Aquí voy!- las puertas de la cocina se abrieron casi violentamente y su padre entró con aires de modelo frustrado, Anh y HaeChan comenzaron a chiflar y apludirle a su padre que modelaba para ellos mientras que su madre reía fascinada. -¿Qué tal?- sonrió dándose una vuelta, mostrándoles su traje gris platinado. Si bien, su padre era guapo, pero arreglado era un galán. Incluso Anh decía que se parecía mucho al actor Jong Suk.

-Te ves guapísimo, cariño -dijo la mujer sonriéndole a su esposo.

-Oh, mi hermosa Danielle, estás exquisita - dijo galantemente, Anh y HaeChan rodaron los ojos al verlos coquetear frente a ellos.

-No digas esas cosas, amor -la mujer cubrió sus mejillas rojas y rió como tonta enamorada.

-Debemos irnos. ¿Crees que puedas tener todo a cargo, Donghyuk? -preguntó su padre, tomando las llaves del auto y ayudándole a su esposa a ponerse su abrigo.

-Claro que si- el hijo mayor hizo un saludo militar y asintió, su padre sonrió y lo abrazó, luego miró a Anh y le besó la mejilla con amor y la abrazó.

-El teléfono de la recepción está en la nevera- avisó su madre despidiéndose con un beso lleno de amor a cada uno. Ambos padres salieron de la casa.

-Papá la llevará a un hotel...- murmuró Anh mirando la puerta junto a HaeChan, ambos se quedaron en silencio unos momentos.

-No llegarán hasta mañana...-murmuró ahora HaeChan. Un minuto. Los dos salieron corriendo hacia la sala, Anh se lanzó al sillón para poder tomar el control remoto, lográndolo, pero HaeChan llegó con más fuerza y se lo arrebató, Anh chilló y se abalanzó hacia su hermano para tratar de tomar el control remoto, HaeChan la empujó al sillón y sonrió triunfante. -Veremos el maratón de noches de brujas -sentenció con determinación.

-P-pero sabes que me dan miedo... No podré dormir- dijo Anh asustada, HaeChan sonrió aún más y apagó las luces para sentarse en la sala.

-Puedes ir a tu habitación, si quieres- dijo burlón. Anh negó y corrió hasta HaeChan para acurrucarse. -Eres una miedosa nata- se burló aún más, pero la abrazó por los hombros. Sabía que su hermana tenía un miedo patológico a la oscuridad y lo que en ella se albergaba, siempre dormía con una lámpara encendida y la puerta abierta, tenía muchos peluches para abrazar y lo tenía a él. Todo bajo control.

Casi siempre trataba de que ella misma perdiera su miedo viendo películas de terror y trataba de convencerla de que nada eso existía. Pero siempre fallaba y tenía que dormir con ella por sus pesadillas.

Aunque ahora no se detendría y le ayudaría a superar su miedo.

-La noche del demonio suena tentadora - murmuró HaeChan, Anh se acurrucó más y escondió su rostro en el pecho de su hermano que retumbó levemente con su risa. -Aquí estoy, Anhiie. Tranquila -acarició su brazo y le puso play a la película.

Anh, cada vez que alguna escena sangrienta o de miedo aparecía en la pantalla; se aferraba a la playera de su hermano, tratando de calmar el temblor en su cuerpo, el miedo recorría cada parte de su cuerpo, sus ojos ardían por las lágrimas del miedo, sudaba frío y su reparación ya era irregular. Sentía como si fuese a morir.

Dos horas después; ya se encontraba en el final de la película, su corazón regresaba a su latir normal y sus espasmos eran menores. Aún así, no quería ir a dormir.

-Eres tan malo- sollozó Anh, mirando a su hermano que se había quedado dormido. Nada en el mundo lo podría despertar. Miró a su alrededor. Su casa oscura y enorme daba más miedo así. Quería ir al baño, lo necesitaba, pero estaba tan asustada que podría hacerse ahí mismo. -Soy grande, tengo 17 años, nada está ahí, no hay nada, no hay nada, no hay nada- se repetía como un mantra.

Sus piernas flaqueaban con violencia para ir hacia el pasillo, la última puerta, que era el baño, se veía muy lejos, demasiado.

Tendría suerte si no se desmayaba en medio del pasillo. Sus pasos fueron cada vez más rápidos hasta que terminó por correr al baño, llegó empujando la puerta y cerrándola con el seguro.

-Ay...- chilló aliviada.



Las 12:38 de la mañana y HaeChan seguía dormido sobre el sillón, Anh miraba de nuevo hacia afuera. Las farolas iluminaban las calles y hacían que las mansiones vecinas se vieran siniestras y abandonadas. El viento soplaba llevándose las hojas de su jardín y la de los demás.

La luz del comedor comenzó a parpadear, llamando la atención de la chica. Los vellos de su cuerpo se erizaron del miedo y su respiración se atoró violentamente en su garganta.

¿Qué pasaba?

No lo sabía. Pero sin duda el chico que la miraba desde la cocina no se veía contento.

°°°°

Como dice la raza en mi pueblo:

"Qué pedo"

Yah. Les dejo ésta historia y me retiraré lentamente... ; -;

Espero que les guste y gracias por leer ✏💕

Ghost [NCTall]© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora