17. Padres

2.5K 293 67
                                    

Los cuatro chicos habían salido de la tienda de magia para ir a comer algo. Anh se aferraba al brazo de Jaemin, como si su miedo patológico se hubiera intensificado al máximo. Miraba compulsivamente por todos los callejones, pendiente de todas las sombras en ellos.

—Tranquila, Anh. No saldrán porque estoy contigo —murmuró Jaemin en su oído. La castaña elevó sus ojos atormentados hacia él y asintió para suspirar y dejar de apretujar el brazo del ángel.

—Uhmm, se me antoja un ramen. Vamos, ¿quieren?— propuso Ten mirando a sus amigos y a la chica que asintieron conformes. Entraron a una pequeña tienda y compraron lo necesario.

—Cuando llegue a mi casa prácticamente estaré sola en esto, ¿como haré para protegerme?— preguntó la menor con temor. Ten abrió su ramen y lo olfateó, luego alzó su vista a Anh y suspiró.

—Lo único que tienes que hacer es confiar en Yuta. Mira, no te puedo decir exactamente lo que representa Yuta en tu vida y lo que representó en la pasada, pero te puedo asegurar que si estás con él podrás descubrir la verdad tal como él lo hizo hace una semana— explicó el mayor tomando sus palillos y revolviendo su comida.

—Pero Yuta es malo, ¿no?— preguntó la chica abriendo igualmente su comida.

—¿Por qué te empeñas en demonizarlo? —preguntó ahora RenJun tragando su porción de comida. —Nadie es perfecto, Anh. Él cometió errores por culpa de la ira y la venganza. Ahora que sabe que no debe canalizarla hacia a ti; él será el primero en protegerte de cualquier cosa— lo defendió. Anh hizo una mueca y recordó cómo había actuado ayer. Primero la agredió y después su mirada fue tan dulce que sintió derretirse.

—Quién diría que Yuta no sería el malo...— susurró ella para mirar el ramen instantáneo. —Provecho— murmuró y comenzó a comer como los demás.

Al término de la escuela Jaemin y Anh decidieron ir a la salida para evitar que Anh fuera interrogada por su hermano. Se sentaron fuera de las puertas y esperaron pacientemente a que DongHyuk saliera.

—¿Esperaron mucho?— preguntó el mayor llegando junto a ellos, ambos castaños se levantaron de la banca y le sonrieron al chico.

—Nop— respondió Anh.

—Me alegra, hoy estuve un poco solo, MinHyung se lastimó y se tuvo que ir a casa —dijo puchereando. —Bueno— suspiró y miró a los menores —Será mejor que nos vayamos, mamá está en casa y no me quiero perder la comida —acotó feliz.

HaeChan caminaba frente a ellos, ambos rozaban sus manos al caminar pues eso hacía sentir segura a Anh que ya no se sentía tan paranoica.

Al momento de llegar a la calle de Jaemin los tres se despidieron. Anh y Jaemin compartieron miradas preocupadas pero separaron caminos y los Lee siguieron su camino a su casa. 

—¡Llegamos!— gritó HaeChan entrando a la casa después de Anh. Su padre bajó las escaleras y les sonrió a sus hijos.

—Qué bueno que llegaron— se acercó a ellos y los abrazó. Anh alzó su vista a su padre y se sintió extraña. Sus ojos estaban oscuros y tenían algo que no le daba buena espina.

—Amores— la señora Lee salió de la cocina y les sonrió a los chicos. Anh miró a su madre y sus ojos estaban oscurecidos. Algo no andaba bien.

—Tengo mucha hambre. Iré a dejar mi mochila —dijo HaeChan sin percatarse de nada. Anh siguió a su hermano pero volteó hacia sus padres que les sonreían con algo.

Maldad.

Anh entre cerró sus ojos y siguió subiendo las escaleras hasta su habitación. Se cambió rápidamente el uniforme y bajó al comedor donde HaeChan hablaba con su padre. Se sentó frente a su hermano y los observó hablar.

Al menos su hermano parecía ser el mismo de siempre. Pero su padre... Su padre parecía el mismo de siempre pero aquellos ojos oscurecidos y esa sonrisa que le dedicaba a su hermano era macabra.

¿Por qué HaeChan no lo notaba?

Danielle Lee dejó los últimos platillos en la mesa y se sentó al lado de HaeChan, mirándolo fijamente. Anh se congeló al verla sonreír con malicia hacia su padre.

Fuera de todo pronóstico; sus padres hablaron de manera fluida y normal, sin dejar de lado sus expresiones de amor enfermo. Un amor contaminado por algo.

Al término de la comida su madre les dijo que podían retirarse pues ella lavaría y limpiaría todo. Su padre avisó que estaría en su despacho y no acabaría hasta tarde por lo que prácticamente eran libres de hacer lo que quisieran.

Anh y HaeChan subieron a sus habitaciones con incógnitas en su mente. Ambos hermanos entraron a la habitación de la menor y cerraron la puerta con pestillo. 

—Algo raro les pasa— dijo el mayor sentándose en el suelo. Anh se sentó en su cama frente a su hermano y asintió lentamente. —Uno: Mamá nunca nos dejaría dejarla sola con los platos sucios. Dos: Papá no trabaja en casa, y cuando lo hace es cuando nosotros no estamos. Tres: ¿De cuándo acá nos dejan hacer lo que queramos? —exclamó. —Joder, ¿viste la cara de locos que tenían? —miró a su hermana con miedo.

—¡Creí que no lo habías notado!— exclamó con voz sorda. —Esos no son nuestros padres, DongHyuk —negó y sopesó la idea de contarle todo lo que ocurría.

—No nos pongamos locos; finjamos que no sabemos nada y verás que los tomaremos desprevenidos. No te preocupes, ya idearé un plan— dijo HaeChan asintiendo conforme con su gran idea.

Anh miró a su hermano con preocupación. No sabía si esto era algo maligno pero su subconsciente gritaba por Yuta. No tenía idea del por qué.

Ghost [NCTall]© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora