15 de Agosto del 2019
Vacaciones de verano, era lo mejor que le pudo pasar a Anh. Gracias a la generosidad de los padres de Jaemin; podrían ir a Incheon a disfrutar de las vacaciones.
Hacía unos meses que Jaemin había vuelto a su ciudad natal, y aún así las mariposas en el estomago de Anh eran intensas.
Con las valijas cargadas en el auto; emprendieron viaje hacia aquel pueblo mágico. HaeChan escuchaba música al igual que ella. Los nervios estaban a flor de piel. Aunque un mal presentimiento martilleaba en su pecho.
Era de noche cuando por fin llegaron a la casa de los Na. En la terraza baja se encontraban Jaemin y su padre, esperándolos. Los ojos de Anh no se pudieron apartar de aquél hermoso chico que trotaba hacia ella.
-¡Qué bien que llegaron! ¿Qué tal el viaje?- preguntó el castaño mirando a todos, pero aquella mirada corta que le dedicó, la hizo sentirse en las nubes.
-Estupendo, pero cansado- dijo el señor Lee. Jaemin sonrió comprensivo y siguió conversando con él mientras le ayudaba a bajar las valijas del auto. La madre de Jaemin, una mujer sumamente hermosa; salió a recibirlos igual.
-Huele delicioso, ¿qué tal si entramos a cenar?- propuso HaeChan mirando a los padres de Jaemin. Todos estuvieron muy de acuerdo. Mientras caminaban hacia la casa; Jaemin le dio alcance a Anh.
-Me alegra que estés aquí -le susurró dulcemente. Anh alzó sus ojos hacia los de Jaemin y sonrió.
-A mí igual- murmuró. La sonrisa de Jaemin brilló al mismo tiempo que tomaba su mano. Caminaron hacia la casa y entraron hacia la cocina.
-Adelante, tomen asiento. Jaemin, hijo, ayúdame a poner los platos. Tu tía HaYun debe de estar por llegar- dijo la señora Na. Jaemin soltó la mano de Anh y corrió con su mamá para ayudarle.
Al cabo de unos minutos; HaYun y DaIl, su esposo y hermano de la Señora Na llegaron, HaYun saludó felizmente a su hermano, cuñada y sobrinos. Todos juntos compartiendo era algo digno de recordar.
Al final de la cena; HaeChan se ofreció a ayudar a limpiar junto a Danielle y HaYun. Los demás se retiraron a la sala para mirar un rato la televisión.
-Quiero enseñarte algo- susurró Jaemin caminando junto a Anh, ella se detuvo a medio pasillo y asintió entusiasmada. -Mamá, nosotros vamos a la laguna -dijo mirando a su madre por medio de la barra, la mujer asintió con una sonrisa y les deseó suerte.
Anh y Jaemin caminaron fuera, donde la pradera era iluminada por la luna, como una postal. El mayor le tomó la mano y ambos caminaron por un pequeño sendero de piedra hasta salir de la propiedad y adentrarse a un pequeño bosque templado.
-Es hermoso... - murmuró ella, mirando cómo poco a poco los árboles se volvían más altos y densos. Jaemin asintió de acuerdo y entrelazó sus dedos con los de ella. La luz de la luna se filtraba intensamente por las hojas y le erizaba la piel.
-Ansiaba volver a verte- murmuró él, mirando cómo el sendero a la laguna empezaba a distinguirse. Anh mordió su labio, nerviosa. Caminaron unos pocos metros y llegaron a una pequeña laguna con unas enormes rocas como guardianes. Ambos se quitaron las zapatillas y metieron sus pies en el agua fría.
-¿Hay peces aquí? -preguntó la menor. Jaemin negó mientras balanceaba sus pies y veía el reflejo en el agua.
-Aquí vengo cuando me siento confundido y perdido.-murmuró él, Anh lo miró unos segundos y luego miró hacia el agua. -Ayer estuve aquí; pensando en cómo me hace sentir el estar junto a ti, todas sensaciones que me mueven y me hacen querer verte o hablar contigo. -sonrió melancólico -Siento que te conozco desde hace años, mi corazón se acelera y me pongo nervioso, aunque no lo parezca- siguió murmurando.
Las mejillas de Anh comenzaban a ponerse rodas intenso, llegando a rojo. ¿Aquello era una declaración de amor?
-No pude siquiera dormir por pensar en cómo debía actuar cuando te tuviera de frente de nuevo, cuando tu shampoo se filtrara en mi sistema, cómo reaccionaría mi pobre corazón al ver...- se acercó a ella, quedando con sus rostros separados apenas unos centímetros -... Al ver a la chica que me ha quitado el sueño en estos meses, a la chica que me tiene total y completamente enganchado a ella- le tomó ambas mejillas y observó aquellos hermosos ojos verdosos protegidos por unas hermosas pestañas -Me gustas, Anh- susurró sobre sus labios.
La respuesta de Anh quedó atorada en su garganta cuando Jaemin juntó sus carnosos labios rosados con los ella.
Su corazón se detuvo unos segundos para luego empezar a latir como loco. Por inercia ella le sujetó los brazos para evitar tener un colapso mental ahí mismo. Sus piernas temblaron cuando él acarició su labio inferior con su lengua enviándole una corriente eléctrica por toda la espalda.
Él se acercó más, tomándola de la cintura y suspirando al recibir una satisfactoria respuesta por parte de ella. Sus lenguas conociéndose y familiarizándose, reconociéndose como futuras compañeras.
No tienen idea de cuánto tiempo pasaron besándose, pero sus labios punzantes y adormilados indicaban que había sido un buen tiempo.
-No sabes lo mucho que he anhelado éste beso...- susurró sin aliento. Anh sonrió apenada pero un movimiento detrás del hombro de Jaemin la alertó.
La sombra de un hombre los custodiaba y parecía temblar. Jaemin siguió la mirada de Anh y se levantó al instante al ver que aquel hombre se acercaba.
-¿Disfrutaste el beso, hijo de perra?- exclamó la figura con una voz tenebrosa y distorsionada. Los ojos de Anh se abrieron enormemente cuando reconoció aquella voz.
Era la pesadilla.
-Vete de aquí -habló Jaemin, parándose frente a Anh que ya se había puesto de pie; dispuesta a correr.
-He matado por ella, he mentido por ella, he hecho cosas aberrantes y sucias sólo para que pudiera estar conmigo... - cada vez se acercaba más, mostrando a un hermoso hombre de tez blanca y cabello castaño, pero unos ojos terriblemente negros con las mejillas pintadas de lágrimas de sangre. -... ¡Y tu vienes a profanar sus deliciosos y prohibidos labios! ¡YO MEREZCO SUS LABIOS, LOS HE ESPERADO POR DÉCADAS!- el suelo y los árboles temblaron gracias al grito diabólico que dejó ir el ente. El agua de la laguna comenzaba a tornarse negra, un remolino tomó su lugar; escupiendo horribles criaturas de aspecto aberrante. Anh chilló cuando una de esas criaturas le tomó el tobillo y la derribó.
-¡Anh!- exclamó Jaemin, tomándola de la cintura y levantándola hacia él, pateó la mano del ente hasta que éste la soltó. La abrazó contra su pecho y miró aterrado cómo más criaturas salían del agua. Miró al ente maligno que los miraba con enorme tristeza y enojo.
-La quiero viva -murmuró él. Jaemin supo que tenía que correr y salvar a Anh, aún y si él moría. Debía protegerla, lo sentía como una responsabilidad divina.
Hola. Realmente lamento la tardanza, pero ahora si, soy libre de todo pecado.
Esperen el próximo capitulo ✏💕