Media hora después de haberse recuperado totalmente del casi orgasmo que tuvo gracias a un sueño, puedo bajar a la sala para ver a Jeno y HaeChan hablando como si nada.Al parecer no se habían dado cuenta de nada.
—Estábamos viendo si pedíamos pizza o pollo frito. Papá se quedará en la empresa y mamá tiene turno de mando en el hospital. ¿Qué se te antoja?— preguntó su hermano, Jeno sólo la miraba seriamente.
¿Qué le ocurría?
—Por ahora...— miró a Jeno, él también le dirigió una mirada cargada de algo intenso, pero no identificaba el qué. —Nada, no tengo hambre— mintió. En realidad las secuelas de JaeHyun en sus sueños la habían dejado deseosa de algo pero sería vergonzoso admitirlo.
—Humm...— HaeChan entre cerró sus ojos para decidir rápidamente —Voy a pedir ambos, ¿estás de acuerdo Jeno-ah?— preguntó mirando amablemente al chico, asumiendo que comería con ellos.
Jeno parpadeó inocentemente, aunque ese era su plan, caerle bien a toda su familia para que la protección de Anh fuera más fácil y reforzada. Festejó en su cabeza.
—Muy de acuerdo, Hyung. Gracias por tomarme en cuenta— sonrió agraciado. Tanto como Anh y HaeChan abrieron levemente sus labios ante tan bonita sonrisa.
—¡Ya vengo!— exclamó el hermano Lee, saliendo de la sala para correr hacia su habitación, seguramente por su celular.
—¿Qué hacías con ese chico?— preguntó Jeno, con un tono aparentemente calmado. Tomó asiento en la barra de la cocina con Anh, imitándolo, sentándose frente a él.
—Hablaba. Cuando me abandonaste para hablar y ser alabado por las chicas, él me ayudó para salir del mar de hormonas alteradas, era de nuevo ingreso así que le ayudé a encontrar su salón. Simple. —explicó, eximiendo obviamente el detalle que le invitó un helado.
—Realmente mi intención no era dejarte sola, pero llegaron y no podía ser grosero— dijo el espíritu, Anh volteó su rostro. Aún seguía enojada.
—En realidad no importa, puedes hacer lo que quieras— dijo ella, alzándose de hombros. Apestaba a celos. O eso pensaba Jeno.
—¿Eso le dijiste a JaeHyun? ¿Tan fácil fuiste para dejar que entrara a tus sueños y te hiciera suya?— gruñó con sus dientes apretados. Anh lo miró rápidamente, sorprendida y asustada porque él sabía lo que hacía.
—No lo hice consciente —dijo ella. La verdad estaba consciente y perceptiva ante el toque del chico.
—Lo hiciste... Y te gustó —el tono que comenzaba a utilizar el chico le estaba poniendo la piel de gallina —¿Tengo que hacer lo mismo, Anh? ¿Tengo que tocarte?— susurró, parándose del banco para caminar hacia ella y acorralarla entre la barra y su cuerpo.
—Lo que pasó con JaeHyun no se tiene que repetir con nadie —susurró ella. Más para convencerse ella misma que otra cosa. Jeno respiraba contra su rostro, dándole una probada de su aliento mentolado.
—Mis besos no pueden revolucionar tus hormonas... Pero creeme que el deseo que siento por ti, ahora mismo, me hacen querer empotrarte contra una pared y... —se calló, no quería asustarla ni darse falsas esperanzas.
—Aléjate, Jeno— susurró ella, sus labios estaban a punto de ser besados. El pelinegro en un abrir y cerrara de ojos se encontraba de nuevo en su lugar, jadeando enojado y excitado.
¡Dios! ¿Qué pasó con el Jeno tímido?
—Listo —HaeChan entró como un torbellino a la sala cerca de la cocina, donde estaban sentados —Anh, ¿puedes preparar una ensalada de acompañamiento? —preguntó su hermano revoloteando sus pestañas para verse tierno.