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Aldea de las Olas.
23 de agosto del 2016.
Horas de la tarde.

—Ha~ –bostezo con una lágrima de sueño.
—Deja de ser dormilona, acabamos de despertar –murmura Rafael.
—Ya lo sé, pero aun no me acostumbro al horario –murmura bostezando.

Mientras iban por salir de las habitaciones, la joven pelinegra se choca con algo.

—¡Ouch! –gime.

Rafael se voltea y sonríe de lado negando divertido.

—Ten mas cuidado, recuerda que las paredes se pueden romper con tu torpeza –comenta dirigiéndose a la cocina.

Si bien Haku había conseguido dar con un amigo, y darles una casita no tan lejos de la casa de Inari y Tsunami-san. Bruna aquel día había ido con mucho entusiasmo a hacer migas con la vecina como ventaja se cruzó con el equipo 7, sintiéndose mas nerviosa, pero claro su nerviosismo siempre era imposible de notar. Porque eso era lo único que podía ocultar.

No eran más como dos semanas atrás lo que había ocurrido aquello.

~Dos semanas atrás .

Ambos jóvenes iban camino a su hogar temporal,  claro está que aun debían conseguir un trabajo, y ver si tenían oportunidad de hacer algún jutsu. Pero para ello debían llegar a Konohagakure. Lo cual, aun quedaba lejos, y si bien, Bruna había captado una conversación con Haku, la cual era la misma en aquella vez que Naruto lo confundió con una mujer.

Bruna se aguantaba reír al ver la cara de Naruto al pensar que era mujer. Pero al darse la vuelta para irse sin que Haku se dé cuenta que lo siguió, fue caminando a toda marcha lejos del bosque al pueblo. Pero de repente unas manos la agarran de la cintura y grita tan de sorpresa que los pájaros cercanos vuelan espantados.

—Shht... Soy yo, Haku –murmura tranquilizandola.

Bruna le da un codazo, ocasionando que saque aire, sorprendido por su reacción.

—N-nunca me hagas eso, casi me matas. Por Kami-sama casi me hago pis del miedo –se sonroja con el ceño fruncido.

Haku sonríe enternecido por su reacción. La joven era agradable pero muy impredecible. Aun no entendía bien por que sentía que ella sabía de él.

—Jajaja... De acuerdo, tranquila, aunque eras tu la que me seguía, ¿no? –dice Haku.

Bruna sonríe nerviosa, y ruborizada.

—Lo siento,  es que me dio curiosidad. Y... Rafa no quería salir, ni siquiera se despertó cuando lo empujé –comenta haciendo un puchero.

Haku niega divertido. La relación que observaba entre ambos era algo curioso, y el era muy detallista. Rápidamente se dio cuenta que el joven Rafaeru estaba perdidamente enamorado en Nunchi, si, así se puso Bruna, en pánico, su nombre sonaría muy raro si le decía por lo que tomó aquello como nombre. Y raramente Nunchi era muy despistada para notarlo o lo sabía y no quería aquello.

—A la próxima avísame, sino fuera porque te reías no te sentiría, ¿como hiciste aquello? Ocultaste tu chakra –comenta Haku.

Bruna se sorprende y abre la boca para hablar pero ninguna escusa o respuesta salía de sus labios.

—Etto... No lo se, sólo me concentré en que no lo sintieras, no creí que funcionara –se encoge de hombros.

Haku se sorprende un poco, pero le acaricia y revuelve el cabello suavemente.

—¿Te parece que cuando lleguemos a la casa, te enseñe el manejo de chakra? –pregunta divertido Haku.

Nunchi se alegra y lo abraza muy entusiasmada.

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