¬Recuerdos del pasado, una infancia especial. Parte 1.
En los sueños de una pequeña yace un millón de pensamientos, el primero de todos era proteger lo que más quería y esa era su familia. Había crecido con los ninjas más honorables e increíbles, por ser una niña muy dulce y curiosa, conocía a muchos, también al principio era conocida por su singular y torpe forma de perderse del cuidado de Kakashi, por algún motivo el Hokage que era buen amigo de Shikaku descubrió que al tener a su hija siempre interesada en las misiones de su padre, ésta misma se escapaba de su casa para igual acompañar a su padre y protegerlo de cualquier cosa, aunque Shikaku no sabía como regañar a su pequeña hija. Su madre lo hacía por él, pero parecía no llegar el riesgo, a la mente de la pequeña o dimensionar el concepto del riesgo. Un día en junio, cuando caían los primeros copos de nieve, ella había salido, aquella pequeña de cabellos negros y expresión curiosa, y cansada a la vez. No quería ver y hcer la misma rutina, ver a su madre cocinar. Sentía que si no salía de la casa se comería todo, y eso sería un lío, porque su madre la regañaría por tal acto. Por lo que con flojera salió a su casa, silenciosa, con un poco de sueño.
Bostezando de vez en cuando, logró percibir un movimiento entre los arbustos, por lo que sacó un melón, sentía que sería desperdicio sacrificar a una pobre fruta, pero todo sea con tener con algo con el cual protegerse, pero al llegar valiente y con curiosidad a aquel arbusto, se había encontrado con una pequeña cría de águila, sorprendiendola, pero al tomarla con cuidado entre sus manos, la ave dio un gran destello, llevándola a otro lugar.
Se dice que la curiosidad mató al gato, pero el gato murió sabiendo.
Aquella luz había sido un pequeño portal abierto por aquella criatura mística, la pequeña cría de águila, pudo sentir en ella que no era nada más que una niña, pudo sentir un gran corazón puro, y fuerte desarrollándose en ella, por lo que al ver que sus intenciones habían sido puramente buenas y valientes al llegar a él, decidió que ella sería la elegida.
—Eres una niña muy curiosa —comentó una voz tras la cría que la miraba con fascinación.
La pequeña niña al observar aquel acto, abrió la boca como para decir algo, pero la volvía a cerrar, así hasta contar 5 veces, nunca se imaginaría que los animales hablaran o al menos ella no conocía alguno.
—¡Me comerán! ¡No me coman les juro que a pesar de ser dulce no soy comestible, yo... Yo...
Ocasionando que aquella simples ocurrencias, hicieran reír al enorme animal que se dejaba ver frente a ella, una feroz águila con ojos color ámbar, era como el tamaño de un lavaropas. Sus plumas blanca con colores celestes como el cielo.
—Tantas ocurrencias viniendo de una mente tan pequeña y joven, tranquila no te comeremos, sólo queríamos ser tus amigos —dice la enorme Águila.
Extrañando aquella acción a la pequeña niña, pelinegra, se sentó en el suelo, quedando callada, esperando más palabras que nunca llegaron, al parecer también esperaban charla por parte de ella. Por lo que se dedicó a observar el lugar donde se encontraba, del cuál parecía salidp de unos de sus dibujos que últimamente pasaban por su mente, y ella con curiosidad los pasaba en una hoja, pintandolo y dejandolo plasmado allí.
Estaba en una zona boscosa de colores verde brillantes y oscuras, de sus diferentes tonos, opacos y oscuros. Árboles que sólo se notaban sus sombras oscuras, y algunos que eran tocados por las luces del sol, quedando en una opacidad media a la del anterior. Era como un efecto bidimensional, en una montaña no tan lejana de donde se encontraban se veía una pequeña cabaña, era como un dibujo muy mal hecho pero sencillo.
—Waow... ¿Dónde estoy? —pregunta la pequeña.
—Estás en el Reino de los Imagiün Mistic, un lugar sólo para aquellos humanos que tengan el corazón e intenciones puras, dónde la imaginación es el límite, pero sólo los elegidos pueden entrar...
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Estamos en... ¡¿Naruto?!
Hayran KurguUna aficionada fan de Naruto y su mejor amigo son salvados de morir tragicamente. Sin embargo, al despertar reconocen el lugar, una más que el otro: -Si mal no recuerdo... en Konoha... -murmura ella pensativa. - ¿Qué? ¿Dónde? -pregunta extrañado y...