Capítulo V

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Antonella y Helena estaban tranquilas, hace poco Killer Bee las había dejado hospedando en un lugar bueno, claramente ellas le explicaron a medias la verdad. El rubio cenizo y moreno, las miradas a detalle con la mano en la barbilla intentando procesar lo que las jóvenes: Arúi Nela y Narai Lena, ambas decían que el parentesco de sus nombres se debieron a las casualidades de la vida. [Aunque la realidad fuera otra, literalmente no se les había ocurrido otro nombre para cuando este les preguntó su nombre, vieron muy arriesgado el decir su verdadera identidad al rapero.]

—Dejenme rebobinar todo lo que me contaron de par en par, —añadió entre rimas imposible de quitar esa costumbre —, ambas estaban comprando algo para comer en alguna tienda. Lo que no saben es, qué fue aquella llamarada brillante que las absorbió y las trajo hasta la aldea. —termina expresando todo lo que se le quedó en la cabeza.

Helena/Lena asiente efusivamente mientras comía como si no hubiera mañana, mientras que Nella/Nela se bebía un té de hierbas verdes y comía a su vez unos onigiris, aunque entre el espacio de ambas acciones pudo asentir ante la reflexión.

—Hmm, he de decir que también es sumamente extraño para mí lo que les sucedió. Pero... ¿Qué tan lejos está su hogar como para que ustedes no sepan volver? —preguntó confundido.

Ambas niñas se miran de reojo y no puedes evitar pensar en qué si decían toda la verdad las miraría como dementes, por lo que sólo decidieron ir por lo objetivo de sucesos que realizan o bien, explicar más o menos, que pasaba con ambas. Ya habían entendido tras ingresar a la Aldea en qué lugar se encontraban, y las asustó mucho saber que ya no estaban en el mismo país con los chicos, estaban en la dimensión del anime de Naruto.

—Por más que buscamos en los mapas nuestro hogar, no aparece. Es como si algo nos hubieran borrado la mente e imposibilitado la capacidad de volver a nuestros hogares o como alguien nos hubiera secuestrado. —vuelve a decir Nela.

—Vaya, es más complejo de lo que parece, deben tener cuidado chicas. Ahora más que nunca deben estar alertas, solo por precaución. Aunque, ¿dónde estaban antes de ir a la tienda? —pregunta curioso. [Según Killer Bee, tal vez por esa zona estuvo el culpable y les hizo alguna emboscada.]

Ambas a escuchar aquello bajaron un poco las miradas tristes, por la situación de sus amigos. Rafa, su amigo y vecino desde la infancia estaba postrado en la cama, inducido a un coma con las esperanzas de que su cuerpo pudiera recuperarse del golpe, pero habían dicho que ya no volvería a caminar si se recuperaba. Mientras que, en el caso de Bruna, las cosas iban mejor pero precipitadamente los avances se desvanecían en el aire, parecía que a por momentos recobraba la memoria pero por otros, su cuerpo empezaba a demostrar deterioro. Parecía algún bicho o microbio interno la intentará matar, los sangrados internos o los paros al corazón eran tan raros, que justo cuando estaban aliviados de ver las ganas de querer despertar, su estado mataba sus esperanzas.

Todo estaba siendo muy extraño.

—Ah... N-nosotras... —balbusea Lena con tristeza cargada en la voz.

—Estábamos esperando la recuperación de un amigos que fueron atacados críticamente un día cotidiano. Ambos están en estado crítico por un bandido de alto rango, no entendemos muy bien porque ha sucedido aquello. Estábamos juntas por ser importantes en nuestras vidas y ahora no podremos saber que ocurre con ellos. —dice Nela tan sincera a medias, pero frustrada a tal punto que sus labios forman una mueca de disgusto.

Killer Bee, pudo comprender que tal vez ellas estaban siendo buscadas por el maleante que había emboscado a sus amigos, pero no podía custodiar o protegerlas más allá de los terrenos de su aldea, su hermano mayor no dejaba que emprenderá viajes desmeritados. Sin embargo, encargaría a gente de confianza para que los cuidara, esperaba que fuera suficiente hasta que pudieran descubrir el motivo por el cual estaban en aquellos aprietos.

—Si puedo ayudarlas, no duden en avisarme. Estaré alerta ante aquel bandalo, pero les vuelvo a insistir, no se confíen de su camino tranquilo. Se que no las puedo retener en este lugar, pero espero que sus respuesta sean encontradas.

Tras decir aquello, Killer Bee se disculpó alegando que debía realizar recados de la aldea, siendo así como ambas quedaron solas. Esperaban tener una pista para saber más o menos hacia dónde ir.

[...]

Rafaeru tras dos días de intenso recorrido por el desierto pudo al fin ver los bosques que anunciaban otras aldeas, por lo instintivamente se fue guíando por lo que parecía ser un presagio, un lugar parecía gritarle a que fuera primero. Pero no sabía si tenía que ver con aquella loca que tanto quería o porque había más desastre embarrado en esta estancia demasiado larga en la dimensión de Naruto, siquiera se había cruzado por mucho tiempo con el protagonista.

Pero aquel instinto de llegar a la Aldea del trueno, tal vez daría más preocupaciones que soluciones. Hiruzen esperaba que encontrarán a la joven Nara.

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