1.4 Mundiales.

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...TRES AÑOS DESPUÉS...


Los mundiales de Quidich habían dado inicio ese verano y como ya era una vieja costumbre entre la familia Weasley, todos se reuniría y viajaría a disfrutar una buena semana se partidos.

— ¡Luna Potter, Ginevra Weasley! —Harry gritó al pie de las escaleras. Sus ojos rodando en cuanto recibió un "Ya bajamos" como una vaga respuesta— Mujeres. Apuesto lo que quieras papá, a que bajarán tal y como subieron porque no encontrarán absolutamente nada que ponerse —James bramo echado en el sofá. Los piea sobre la mesa de centro. Harry le dio un golpe en las rodillas— ¿Qué tal el mapa merodeador de regreso, Sirius? —el chico frunció el entrecejo dejando caer las piernas al suelo— Creo haber dicho que si me dabas el mapa, nunca estaría a discusión el tenerlo de regreso. Cumpla su palabra señor Potter —otro golpe más fue lanzado hacia el castaño, esta vez, directo a su cabeza— Auch —se quejó James. Albus se rió al observar la escena desde la cocina.

Cinco minutos más tarde, ambas pelirrojas descendieron por las escaleras

— Estamos listas. Lamento la demora—dijo Ginny plantando un corto beso en los labios de su esposo. Harry sonrió pasando ambas manos por su cintura— No hay problema. Tú padre prometió reservar nuestra tienda junto a la de ellos ¿lo olvidas? —ambos sonrieron el uno al otro.

—Podemos irnos ¿ya? Rose prometió llevarme con ella a la firma de autógrafos y pedirle a su padrino el señor Krum una foto especial para mí —Lily golpeó dos veces el suelo con la punta de su zapato para reclamar atención. Harry miró a su hija. A pesar de no mantener recuerdo alguno de su madre, poseía fotografías viejas que había logrado recopilar de diferentes personas. Incluso la tía Petunia había colaborado en su álbum con fotografías de Lily Evans en su infancia. Luna era idéntica a ella— Si no hubieras pasado medio día cepillando tú maldito cabello de zanahoria, ya estaríamos allá ahora mismo enana —James se mofo. La nariz repleta de pecas de la niña se frunció violentamente cuando su hermano le desordeno la pelirroja melena— ¡Papá! —gritó— ¡James, deja en paz a tú hermana! —sin prestar atención a las reprimendas que Harry y Ginny le daban, el castaño abandonó la casa primero cargando una maleta.

— ¡Albus, vamos! —el nombrado bebió de un solo trago lo último de su jugo de calabaza y siguió a su familia, quedándose muy cerca de Luna— ¿Cuándo dejará Sirius de ser tan patán? —Albus suspiró con resignación—Creo que James nunca cambiará—.

Lo suficientemente lejos de casa, Harry elevó una copa de cristal común y corriente para que todos la vieran

— ¿Otra vez traslador?—masculló el mayor ajustándose la mochila a la espalda— Si, otra vez Sirius. Lily aún es muy pequeña para aparecerse. De echo, hasta tú eres demasiado pequeño para hacerlo —sus hermanos se rieron. El mayor los miró mal. 15 años no parecían ser suficientes para su padre. ¿Acaso tendría que esperar hasta los treinta para ser considerado suficientemente mayor?— A las tres todos deberán tocar la copa, si alguien se queda atrás, estará por su cuenta. Uno, dos, tres... —el mundo comenzó a dar vueltas y se volvió no más que un borrón. El estómago de Albus se apretó, sufrió arcadas y se obligó a no vomitar. Los dos chicos fueron los primeros en tocar el suelo de una forma nada agradable. No era algo a lo que no estuvieran acostumbrados.

— Como quiero ser mayor ya y poder transportarme. ¡Los trasladores son un asco! —James escupió, se sacudió la ropa y sonrió al visualizar el campamento colina abajo— ¡Al fin! Dile a papá que estaré con Freddo y Rox —Albus lo miró hasta perderlo entre la multitud. Su hermano seguía siendo el mismo idiota de siempre. Prefiriendo a sus primos por encima de él o Lilu. Comenzaba a darle igual. Ahora Albus también tenía amigos, y eran los mejores amigos que alguna vez pudo tener.

UN NUEVO INICIO:  EL COMIENZO #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora