1.7 Polos opuestos.

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Como cada año el andén nueve tres cuartos se abastecía entre decenas de magos dispuestos a cursar un año más en el viejo Colegio de Magia y Hechicería. Los gritos y llantos de despedida se deslizaban fuera del anden conforme las ruedas del tren avanzaba y dejaban atrás un camino de humo que los hacia desaparecer mágicamente de los ojos de los padres. 

Albus Potter se despidió de su prima Rose con un beso de mejilla antes de asistir a la división de vagones de Slytherin; terminar en casas diferentes había provocado una dolorosa separación entre los primos favoritos, así como sus respectivos intereses. Por ejemplo, la pelirroja prefería pasar la mayor parte del tiempo con la nariz metida en un nuevo libro -ya fuera muggle o mágico- o en el despacho del profesor de pociones, jefe de casa de Slytherin y encargado del Club de Eminencias Faelgarn Slughorn, sobrino y sucesor predilecto del famoso Horace Slughorn ¿Para qué? Albus aseguraba que su querida prima buscaba a como diera lugar un sitio en las Eminencias ¿y qué mejor que pasar el día detrás del pobre hombre? Por el contrario, él practicaba Quidditch, deambulaba con la capa de invisibilidad por el castillo en áreas prohibidas y gozaba de una amena conversación con sus mejores amigos los Greengrass. Y como si todo esto no fuera poco, Scorpius Malfoy se agregaba a la lista. 

Los constantes roces entre esos dos volvían insoportable los momentos de convivencia. Por alguna extraña razón ellos siempre terminaban molestos el uno con el otro despues de una intensa pelea de palabras que él apenas y podía comprender con todos esos excéntricos términos. Así que había dejado de luchar porque Weasley y Malfoy se convirtieran en grandes amigos y ahora simplemente se preocupaba por no cruzarse en su camino durante estos conflictos. 

Su vista recorrió uno por uno los vagones, la mayoría de ellos hasta el tope y con alumnos que elevaban su mano para saludarlo o muecas de disgusto. Ya no era tan extraño como antes, Albus se había terminado acostumbrando a personas que aceptaban su entrada a Slytherin y otras muchas que lo seguían detestando como el primer día, al fin y al cabo a él le encantaba la elección del sombrero seleccionador y podría decirse que hasta la atención que mantenía por ser un Potter serpiente.

Finalmente se detuvo en un vagón semi solitario y no pudo evitar sonreír amplio cuando reconoció las risas que eran amortiguadas por los cristales. Danielle estaba de espaldas a él riendo de alguna ocurrencia que Cameron Zabini le había susurrado al oído. El joven de ojos oscuros fue el primero en reparar en pelinegro, le hizo una señal a la rubia que dejó la actitud divertida solo para lanzarse a sus brazos en cuanto él mismo corrió la puerta.

  — ¡Mierda! Gracias a Merlín estás bien—murmuró en su oído la rubia, enviando un  escalofrío por su espina dorsal. Albus la enredó fuerte con sus brazos y sus cuerpos se pegaron cual calcomanías— Ella estaba realmente preocupada —habló Zabini desde su lugar, Potter por poco lo olvidaba. Danielle se apartó acomodándose los mechones de cabello que se liberaban de su improvisado moño en alto— Las cartas que envié jamás las devolviste. Por unos días creí que algo grave te había sucedido durante el ataque del torneo hasta que Cameron me menciono que habían tenido que incomunicar a tu familia y que Rosebud y tú estaban siendo cuestionados porque estuvieron presentes cuando la marca apareció en el cielo  —su mirada fue al chico, una ceja enarcada—  Mi padre trabaja en el caso y sin querer escuché su conversación al teléfono. 

  — ¿Te hicieron algo? —la chica Dolohov captó su atención con aquel cuestionamiento. El recuerdo de la serpiente golpeando con su pecho fresco en la mente. Agitó la cabeza— No había nadie cuando Rose y yo llegamos, se habían ido. Solo tengo un par de golpes por la multitud pero no es nada, tuvimos suerte, supongo. ¿Qué sucede contigo? Ustedes —se corrigió—¿Estuviste ahí Cameron?  No recuerdo haberte visto —el susodicho agitó la cabeza— Me enteré más tarde, cuando las aguas se habían apaciguado—Danielle nunca había visto a Zabini mentir con tanta facilidad, lo envidió por un segundo— Entonces ¿tú estás bien? ¿viste la marca? —insistió Potter— N-no. Scorpius y yo estábamos lejos de donde ocurrió el ataque, pudimos escapar rapidamente—Albus murmuró algo parecido a un "me alegro" y tomaron lugar uno frente al otro sin cruzar palabra hasta que Hyperion ingresó también en el compartimento con una sonrisa que ninguno de los otros tres logro interpretar.     

UN NUEVO INICIO:  EL COMIENZO #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora