1.14 Hogsmeade parte I.

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—¿Cómo que no vienes? —Exclama Danielle engarzando el único botón de su capa y girando para observar a Scorpius del otro lado de la sala común de Slytherin, apoyado contra una columna con aire despreocupado— Dijiste que tío Draco y tía Astoria habían firmado el permiso —.

—Y así es, solo que no me apetece mucho ir esta vez a Hogsmeade, prefiero quedarme aquí y terminar con el ensayo del profesor Binns para tener la próxima semana prácticamente libre para comenzar los entrenamientos de Quidditch —Albus y Danielle se miran— El Quidditch fue cancelado este año ¿Lo olvidaste? Tenemos el Torneo —señala el ojiverde haciéndolo todavía más evidente con los pulgares señalando su rostro— Sé que tenemos el torneo, pero Cameron no quiere cancelar también los entrenamientos, dice que no va a correr el riesgo de que nos volvamos gordos y flojos y perdamos la copa el siguiente año. Quiere que Slytherin tenga la victoria por tercer año consecutivo... o bueno, tercer año ¿O es que ustedes lo olvidaron? —.

—No, aunque particularmente creo que Zabini exagera —Danielle crea una mueca y luego se apresura a añadir— Además, no entiendo cómo es que planea que entrenemos sin el buscador del equipo. Severus apenas puede con las clases y su preparación para el Torneo, agrégale el Quidditch y seguro explota ¿No es así, Sev?—Albus quiere reír ante la defensa que la rubia ha creado para él y su estabilidad física y mental, pero a decir verdad ya le parece una cosa seria, así que asiente— Mira amigo, si pudiera partirme en tres Albus Potter sería estupendo, pero seguramente James sería el primero que se volvería loco con la noticia —hay un momento de risas y cabezas agitándose— No sería mala idea —asegura la rubia dándole un vistazo rápido antes de volver a reír. Albus también lo piensa por un instante, hacer colapsar mentalmente a su hermano por todas las que le ha hecho sería divertido, pero pronto termina desechándolo y se pregunta si es malo pensarlo en alguna forma de venganza... no, escarmiento— Como sea, igual me quedo en el castillo para terminar el ensayo, convencer a Cameron de entrenar hasta el próximo año y preparar las notas de pociones para las asesorías, ni creas que te vas a escapar de mejorar tus Desastrosos, Potter —.

El susodicho rueda los ojos y cabecea. Sabe que necesita mejorar sus notas o tendrá que repetir el año, pero no quiere pensar en ello, no al menos por ahora, que tiene un fin de semana libre y para mejorar, parece que lo compartirá solo con la rubia a su lado. No lo malinterpreten, se siente algo decepcionado que su mejor amigo prefiera tener las narices metidas en un libro que pasar un rato con él después de apenas dirigirse la palabra en toda la semana –ya hasta comenzaba a parecerse a Rose–, pero no puede evitar sentir un hormigueo gratificante en el estómago de imaginarse a solas con Danielle, ya que normalmente a donde sea que van, lo hacen en compañía de Malfoy, siempre ha sido así, desde hace más de tres años.

***

—¿No es irónico que sus padres no se toleren y ustedes se lleven tan jodidamente bien? —exclamó una Danielle de aproximadamente doce años caminando hasta la orilla de las gradas y apoyando el cuerpo en la madera sólida que fungía como defensa entre el público y los jugadores. Albus fue el primero en percatarse de su presencia, así que descendió varios metros, los suficientes para poder estar a su altura con un atisbo de sonrisa en el rostro— ¿Qué te dijo la tía Daphne acerca de hablar con malas palabras, Dan? —le reprendió Scorpius llegando a lado del azabache rápidamente, la niña rodó los ojos— No respondas una pregunta con otra pregunta, Hyperion, eso es de idiotas —Potter se río y agitó la cabeza suavemente balanceándose con clase de adelante hacia atrás, era sorprendente su habilidad en la escoba, casi tanto como la de la rubia en las gradas quien había insistido en entrar al equipo de Quidditch apenas las primeras audiciones llegaron y que sin embargo recibió una rotunda negación por parte de McGonagall. Todos tenían que esperar hasta cumplidos los trece, fueran lo buenos que fueran—Mi padre no odia al padre de Scorpius, Danielle —.

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