1.1O La Selección del Cáliz.

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La primera semana de Octubre, los alumnos son requeridos en el gran comedor para anunciar finalmente a los participantes del Torneo de los Tres Magos. Para la ocasión a las cuatro mesas que ocupan la habitación se le ha lanzado un hechizo expansor que permite a los dos colegios visitantes compartir los alimentos con los alumnos de Hogwarts, así como a su vez la mesa de profesores también es dilatada para albergar a Shiro, Randolph y dos invitados especiales más: Blaise Zabini, Jefe del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos y Anthonin Dolohov Jefe de Departamento de Cooperación Mágica Internacional y padre de la muchacha Danielle.

El cáliz plantado al estrado parece ansioso por ser tomado en cuenta danzando las llamas azules de un costado a otro. No obstante la mayor parte de los alumnos pasan de este hasta la cena, cuando Minerva McGonagall se levanta de su asiento junto con Blaise y Anthonin pisándole los talones mientras golpea con una pequeña cuchara el borde de su copa para llamar la atención de todos. Los cuchicheos se apagan de poco en poco hasta formar un silencio casi sepulcral.

— Esta noche nos hemos reunido para seleccionar a los Tres Magos o Brujas que se batirán en tres riesgosas pruebas para obtener la gloria para ellos y el colegio al que pertenecen —existe una exclamación de emoción antes de que la anciana asienta para que Blaise Zabini continúe con el discurso— Ahora bien, han de saber que el cáliz nunca se equivoca y quien sea elegido no podrá dar marcha atrás en su participación. Es por ello que solo mayores de edad participan. Como Ministerio no podemos arriesgar a magos y brujas que no tengan sentido de la responsabilidad... —El hombre dirige su obscura mirada a la mesa de Gryffindor, donde no le es difícil reconocer a James Sirius sentado a la cabecera de la mesa dorado-escarlata que bufa sonoramente y le lanza una mirada desdeñosa antes de volver a picotear aburridamente su tarta de calabaza semiintacta.

Después de su intento fallido por introducir su nombre en el cáliz, el mayor de los Potter a diferencia de lo que muchos llegaron a pensar al verle siendo arrastrado por Minerva de una oreja, había terminado en la enfermería con Madame Pomfrey luchando por despojar al chico del maleficio gigantesca barba blanca.

Lamentablemente ni siquiera ella logró devolver al Gryffindor a la normalidad, pues con cada pócima o hechizo que intentaba, solo perjudicaba, pues al poco rato, no solo era una barba de viejo la que adornaba el buen perfil del muchacho sino también párpados caídos y un sinfín de arrugas. Al final tuvieron que llamar al Ministerio y fueron ellos quienes resarcieron el daño.

James se había negado a conversar de su estadía en la sala de curas e incluso había prohibido a sus dos hermanos y Rose -quienes lo acompañaron en el proceso- bajo amenaza a hablar alguna vez de ello, pues definitivamente no era algo que lo enorgulleciera, sin embargo, en cuanto tuvo la oportunidad, Albus contó la cómica versión a sus dos entrañables amigos Greengrass quienes se descojonaron de la risa aquella mañana durante el desayuno. Lo que hubieran dado por estar presentes. Se extienden varias risitas burlonas alrededor del comedor, la mayoría de ellas nacientes de la mesa de las serpientes y uno que otro búlgaro que por supuesto el colegio Mahoutokoro desaprueba tanto o más que Minerva empecinada más allá del estrado.

— Ahora bien... sin más alardes, pues se hace tarde, veamos la elección del cáliz —Danielle está segura de que el hombre no espera que aquello rime, no obstante cuando se da cuenta de ello sonríe. Una sonrisa que apenas ella y al parecer Cameron logra captar, pues el chico resuella a su lado no muy acorde al comportamiento de su padre. Allison del otro lado del susodicho se inclina sobre la mesa, tan cerca del rostro del castaño que este tiene que echarse ligeramente hacia atrás para que sus narices no se rocen.

¡Blondie! No dijiste nunca que tu padre vendría... me hubiese tomado un tiempo más en mi maquillaje —la rubia frunce el cejo entre divertida y asqueada. Nunca ha entendido el pequeño enamoramiento que la chica mantiene con su padre— No sabía que lo haría —ella utiliza la misma frase que ha dicho a Scorpius por la mañana cuando han visto a ambos hombres cruzar por el vestíbulo rumbo a dirección durante el desayuno.

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