1.18 Baile de Navidad.

359 19 0
                                    

— Me siento ridículo, le dije a mi madre específicamente que enviara un corbatín, no una corbata —exclama Malfoy tirando de lo que debía ser un moño listo para colocar sobre el cuello de su camisa y que resultó ser ni más ni menos que una corbata— Hey, tranquilo... luces más nervioso que yo y tú no eres quien estará bajo la mirada de docenas de personas iniciando un baile —Albus se ríe, pero la diversión desaparece prácticamente al instante de su rostro— No puedo creer que McGonagall no nos lo dijera antes —él dice acercándose al rubio un par de pasos y apuntando directamente a su cuello con la varita. Los extremos de la corbata se elevan y cruzan entre ellos un par de veces creando un nudo perfecto.

— Sabía que te negarías o encontrarías alguna excusa con tiempo de antelación —Malfoy suelta con cierta diversión e inclina la cabeza a manera de agradecimiento, pero hay algo extraño y Potter lo siente, su mejor amigo ha estado actuando evasivo con él desde varios días atrás— Pues claro... sabes que no soy muy bueno en el baile. Ya me preocupaba pisar a Charity en la pista... ahora me preocupa hacerlo frente a un montón de personas, incluido profesores —.

— Es sencillo, uno, dos, tres y repites —el rubio recreo los pasos que había estado enseñando al pelinegro durante la noche anterior, elevando un dedo a la altura de su rostro para hacer una aclaración— Y evita pensar en "pisarla" cuando estés en la pista o realmente lo harás —Potter repite el conteo en su mente y trata de grabarlos, imaginarse a él mismo ejecutándolos en la pista, pero aún en su mente, él se equivoca y termina siendo empujado por Charity lejos antes de alejarse molesta a toda prisa. Ni siquiera sabe porque le preocupa tanto la opinión de la Ravenclaw, corrección, le preocupa hacerla quedar en ridículo frente al resto. La última semana había descubierto que la pelirroja era más popular de lo que alguien pudiese imaginarse en el castillo y todo se debía a su nombre y apellido, que provenían de la tercera presidente de la MACUSA, una variante del Ministerio de Magia en Estados Unidos. Además de que se había convertido en la prefecta más joven. ¿Estaría Rose celosa de ello?

— Ey —la palma del rubio sobre su brazo le hace salir de sus pensamientos abruptamente— tranquilo, lo harás bien —lo anima— Bueno, y a todo esto... no me has dicho quién es tu pareja esta noche —Albus trata de desviar por sí mismo su nerviosismo con una media sonrisa en la cara, que se borra al momento que Scorpius le rehúye la mirada volviendo al espejo a reacomodar su tupe entre balbuceos— ¿Por qué tanto misterio? ¿Acaso irás con Myrtle? ¿O con una Gryffindor? ¿Es eso? —Su amigo niega rápidamente con un bufido— No Severus, no iré con la niña fantasma ni con una Gryffindor —su entrecejo se frunce— ¿Entonces? —Malfoy ni siquiera sabe cómo decírselo, ha pasado los últimos días pensando en diferentes escenarios para mencionar quien es la misteriosa chica, pero ninguno le pareció suficientemente adecuado, no como el ultimo.

— Lo sabrás en cuanto entremos al salón, ¿de acuerdo? ¿Y quieres callarte ya? Me estas contagiando tus nervios —pide con un torno firme, de esos pocos que solía utilizar con él y luego se cuelga una capa muy elegante y fina. Tío Ron no mentía cuando decía que los Malfoy eran asquerosamente ricos, nada más había que ver el atuendo de su mejor amigo y la forma en que lo portaba. Involuntariamente él levanta su mano y se alisa las solapas del traje verde esmeralda, mirándose discretamente en el espejo y por primera vez en mucho tiempo, Albus vuelve a preguntarse si Scorpius le habría dirigido la palabra siquiera de no haber pertenecido a Slytherin, pero sus pensamientos vuelven a ser interrumpidos por el mismo chico— Andando, Potter —.

Ambos caminan hasta el gran comedor sin decir mucho y conforme más cerca se encuentran pueden distinguir la suave música de violines y flautas, además de las decoraciones que se realzan en los pasillos más concurridos y cercano a dicho salón. Hay un montón de nochebuenas crecidas mágicamente como enredaderas cubiertas de nieve y con piñas colgando de forma dispersa, además el ojiverde puede distinguir un pequeño grupo de gnomos empujándose para reacomodarse a los lados de la gigantesca puerta que se mantiene abierta, proporcionándole una vista del gran comedor resplandeciente con mesa redondas enfundadas en manteles dorados con las mismas flores rojas flotando en coronas esparcida a los costados, además del usual pino gigante navideño detrás de la mesa de los profesores que continua siendo la única de forma rectangular.

UN NUEVO INICIO:  EL COMIENZO #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora