Capítulo Dieciséis

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Nunca me había pasado esto

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Nunca me había pasado esto. Bueno, en realidad sí, pero no a este nivel.
Sin embargo, fue sólo ese gesto, levantar la mirada de su libro de historia para dejarme hipnotizada.
—El... ¿estás escuchando? —la voz de Mike me sacó del limbo en que me hundieron sus rizos. Asentí repetidas veces para que me dejara en paz y yo pudiera seguir mirándolo. Hasta el día de hoy no me daba cuenta de lo hermoso que se veía con el ceño fruncido escarbando página tras página para hacer su tarea.
—Deberías estar haciendo tu tarea en vez de distraerte con mi cabello —dijo sin apartar la vista del libro.
—Y tú leyendo en vez de estar pendiente de lo que haga y lo que no —le respondí, volviendo al tono arrogante y terco que utilizaba cuando estaba junto a él para que no se diera cuenta de lo estúpida que me dejaba con solo estar a mi lado.
—El... nos casaremos este fin de semana, podrías dejar de pelear al menos, ¿no lo crees? —replicó. Bufé sonoramente, por supuesto que sabía que nuestra boda sería este fin de semana por eso estaba así: tan cambiante. Podía ser dulce y de repente enojona. Los nervios me comían viva.
—De acuerdo —no tenía caso resistirme, además, con la mirada de cachorro que tenía Mike sería muy imposible negarme.
Estos últimos días él también lucía nervioso: cometía errores, tropezaba con sus propios pies e incluso reprobó en una prueba. Pero eso no pareció importarle, algo lo tenía muy preocupado y estaba muy segura de que no era por la boda. Iba a averiguarlo.
Llamé a Max para que fuera a la casa, ella llamó a Bev y Bev a Shopie. Después de media hora, estábamos las tres en mi habitación pensando qué podría tener tan afligido a Mike.
—¿Y si ya no se quiere casar? —postuló Max.
Una parte de mi se alarmó muchísimo, era la parte que ansiaba estar con Mike.
—¿En serio lo crees? —le preguntó a Bev. Max lo pensó unos segundos y refunfuñó.
—Claro que no, pero era sólo una idea.
—Pues se aleja mucho de la realidad —agregó Shopie.
Estuvimos mucho tiempo pensando y cuando oscureció, las chicas terminaron por ver Titanic en la televisión. Yo las observé mientras ellas le gritaban al capitán para que no chocara contra el iceberg, extrañaría formar parte de este grupo. No quería decir que dejaría de ser amiga de ellas, jamás me separaría de las mejores amigas que alguien podría desear, pero desde la próxima semana las cosas no sería lo mismo: ellas podrán tener novios y salir sin preocupaciones, mientras que yo estaré casada. Sin mencionar que cuando acabe el año sólo quedaremos Louis y yo en la escuela. Crecer apestaba.
Eso me recordó el libro de Peter Pan que Mike me regaló. Me levanté para buscarlo en mi estantería, pero no estaba. Pasé por al lado de las chicas, que ni siquiera notaron mi presencia ya que estaban ocupadas viendo como Jack besaba a Rose, y salí de la habitación. Seguro se me había quedado en el cuarto de Mike y había olvidado traerlo cuando me cambié.
Toqué la puerta un par de veces, pero nadie respondió. Entré de todas formas, las luces estaban apagadas, pero el baño se traslucía un debíl resplandor. Y también se oía el sonido de la ducha.
Encendí la luz y comencé a buscar mi libro, tenía que estar por alguna parte.
Revisé debajo de la cama, en los muebles, en el closet, en el velador e incluso en la mochila de Mike. Y está última fue la que llamó mi atención.
Estaba llena de papeles arrugados y garabateados. Los estiré y una rabia enorme me invadió.
"Ella no te ama"
"Estarías mejor con otra"
"Es una idiota"
Los volví a arrugar y los tiré al suelo.
Reconocía esa caligrafía: Stacy.
De pronto, el agua se cortó y escuché como Mike cantaba una canción dentro del baño. Recogí los papeles y los guardé otra vez dentro de la mochila, el pomo de la puerta giró... corrí a toda prisa y me escondí dentro del closet, apretujada entre la ropa desordenada de Mike.
Así que eso era lo que tenía tan nervioso a Mike, que Stacy lo molestara. Pero sabía que había algo más, Stacy no causaba mucho daño, seguro había dicho o hecho algo peor.
Mike salió envuelvo en una toalla de la cintura para abajo y se sentó en la cama. Estuvo así por unos minutos, sin mover ningún músculo hasta que se levantó de golpe y comenzó a sercarse. Lo veía a través de la puerta del closet que había quedado entreabierta, pero dejé de espiarlo cuando se quitó la toalla.
Ya lo había visto desnudo, pero bajo los efectos de las hormonas. Ahora estaba completamente consciente.
—Sal de ahí, arrugarás mi ropa —dijo de repente.
Salí de mi escondite y para mi suerte al menos ya se había puesto sus boxers. Me tendió la mano para que me acercara a él y cuando se la di, tiró de mí y me abrazó con fuerza.
—Mike, ¿estás bien?
—El, te amo —lo soltó así, sin verlo venir. Esas palabras siempre me confundían, complicaban mis ideas y hacían que mi estómago burbujeara en mariposas.
Todas esas cosas enredadas, más las cartas que leía hicieron que las temibles palabras que nunca creí pronunciar de mi boca sin pensarlo.
—Yo también te amo, Mike.
Lo dije, inconscientemente, pero lo dije. Me separé un poco de él para ver su expresión, tenía su mirada fija en mí, sin parpadear. Pero tenía una sonrisa, una ancha y hermosa sonrisa.
—¿Lo dices en serio? —no me quedó de otra que asentir y aceptar su beso, tampoco podía negarlo, eso sería horrible. Aunque no me alejaba de la verdad. De verdad las cosas que sentía por Mike habían cambiado bastante, ¿por qué de otra motivo sentiría celos cuando él se acercaba a otras chicas? ¿O por qué me preocupaba cuando él estaba mal y lucía decaído? Si eso no era amor, no sabía lo que era.
—Mike, mejor vístete o te enfermarías otra vez.
—Te pongo nerviosa, a que es eso.
—Ya quisieras —le contesté.
—Entonces, ¿por qué estás sonrojada? —me tomó la mano y comenzó a acariciar mis dedos, como siempre lo hacía cuando se sentía culpable.
—Porque te dije que te fe gamaba —oculté las últimas palabras detrás de un juego de letras. Mike besó mi mejilla y me volvió a abrazar.
—Yo también fe gamo, creo que eso ya la sabes.
—Genial, entonces dime qué son esos papeles que tienes en la mochila.
(...)
Al otro idea intenté calmarme, pero no pude. En el recreo salí rápido de la sala antes de que Louis me detuviera y fui a encarar a Stacy.
Ella estaba sentada en el jardín de la escuela con sus amigas. Caminé con seguridad hasta Stacy la golpeé en el ojo. Sus amigas comenzaron a gritar y alguien me agarró del brazo para alejarme.
—¿Qué estás haciendo, El?
Era Lucas. Me apartó de Stacy que lloriqueaba en el suelo.
—Golpearla, ¿acaso no ves? ¡Es una maldita!
Lucas cerró los ojos, confundido.
Claro, él no sabía nada de lo que me había contado Mike.
Stacy le envió esos papeles a Mike, pero no se quedó tranquila con eso, como yo supuse. Conversó con él y le dijo que la única razón por la que se quería casar conmigo era por el dinero de mis padres. Mike repitió innumerables veces que él me amaba y que no lo hacía por conveniencia. Eso no era necesario decirlo, ya lo sabía desde hace mucho tiempo. Pero tampoco dejaría las cosas así, Stacy tenía que pagar por ser tan estúpida.
—Cálmate o crearás un alboroto —me dijo Lucas. Le hice caso y me tranquilicé, Stacy no dejaba de llorar y podía notar como sus ojo iba poniéndose morado. Sonreí ante mi victoria. Que nunca más se le ocurriera volver a molestar a Mike o para la otra le quebraría los dientes.
Entonces sentí eso de nuevo. Aquel sentimiento de posesión y calidez en mi pecho que tuve cuando miré a Mike ayer leyendo su libro.
Definitivamente era amor. Y llegaba justo a tiempo para la boda de mañana.
(...)
Por la tarde Dustin me llamó, estaba con Will y Matt al teléfono. Avisaron que irían a ver a Mike esa noche y que se lo llevarían por unas cuantas horas, pero que lo regresarían listo y presentable para la boda.
No supe lo que se tramaban, así que llamé a las chicas para idear un plan.
—Es una despedida de soltero, ¿Qué más podría ser? —señaló Bevy. Fue como una iluminación, los chicos se lo llevarían de fiesta seguro a un club donde mujeres en poca ropa le bailarían por dinero.
No podía permitirlo.
—Entonces nosotros también tendremos una les dije.
—¿En serio? Deja que llame a los bailarines y consiga algo de cerveza — Shopie se puso de pie y comenzó a marcar un número en su celular.
—¡No, Shopie! Iremos a espiarlos.
—Ah, que aburrido.
Reí ante su entusiasmo y las animé a que me acompañaran, pero ninguna quiso. Al final terminé conduciendo sola por la autopista, de noche y perdida. Se habían llevado a Mike hace una hora, pero no me rendiría, lo encontraría y me lo llevaría de vuelta a casa aunque sea tirando de su oreja. Ahora que por fin me daba cuenta de que su plan para enamorarme había funcionado, no lo dejaría vagar por la cuidad con bailarinas desnudistas, mucho menos con Dustin a su lado.
(...)
La música sonaba hasta destriparme los oídos, había varios escenarios individuales con caños y bailarinas por todos lados, eran exuberantes y estaban tan tapadas en maquillaje que eran irreconocibles.
No fue difícil encontrar a Mike, ebrio hasta más no poder saltaba al lado de Dustin quien bailaba en un caño para su espectáculo personal. Era mejor que Dustin le bailara a que lo hiciera otra. Pero estaban demasiado cerca y eso me ponía nervioso. Will estaba tirándole billetes a una chica que servía las cervezas, que se notaba a leguas que no era parte del show, pero eso no parecía importarle a Will, ya que seguía desparramando dinero. Matt bebía y bebía un vaso tras otro y Lucas miraba todo con la cara adolorida. Él no podía beber, así que era obvio que estaba sobrio y se daba cuenta de las obscenidades que sucedían a su alrededor.
Me acerqué a ellos con paso seguro y apresurado, tenía que mostrarme sería para que Mike me hiciera caso.
Sin embargo, en el preciso momento en que estuve lo suficientemente cerca para agarrarlo del brazo y tirarlo para que dejara de hacer el ridículo, ocurrió lo más inexplicable y raro que haya visto o imaginado en mi vida.
Dustin besó a Mike. Y Mike beso a Dustin. Ambos se besaron.
Fue algo simple, casi un desliz por error, pero no pude evitar abrir los ojos y quedarme estática mirando la escena. Debían estar muy, pero muy ebrios para besarse. Y se me ocurrió una brillante idea: las fotografías duraban para siempre. Saqué mi celular y les tomé una adorable foto de su romance de una noche, se volvería loco mañana cuando se la mostrara.
Lucas también lo miró y tenía la misma expresión que yo, diría que incluso más asustado. Se percató en mi presencia y se levantó hasta quedar a mi lado.
—Por favor, dime que vienes para llevarme lejos de este lugar —me gritó encima de la música.
Le guiñé el ojo como un gesto para que se tranquilizara y confiara en mí.
Si quería sacar a Mike de allí, tendría que ponerme a trabajar de inmediato.
Me subí a la plataforma donde Dustin y Mike bailaban (ya habían dejado de besarse, pero seguian muy juntos) y me puse el medio de los dos. Mike perdió el equilibrio al verme y cayó de espaldas al suelo, pero se puso de pie enseguida como si nunca hubiese golpeado y se refregó los ojos repetidas veces mirándome.
—Hola cariño, ¿no te alegras de verme? —le dije cargada de sarcasmo.
—¡El, ¿qué haces aquí? —gritó aún sin poderlo creer.
—¡Te vine a buscar, nos vamos ahora antes de que termines acostándote con Dustin!
—¿Irme? La fiesta recién empieza, ven, baila conmigo —intentó sujetarme de la cintura, pero le di un empujón y cayó otra vez al suelo, sin embargo, esta vez no se puso de pie y quedó allí. Se durmió tan rápido como cayó.
Con la ayuda de Lucas sacamos a los chicos y los acomodamos en el auto. Procuré dejar bien separado a Dustin de Mike, Rizos seguía dormido, pero Dustin no y parecía que tenía energía para toda la noche.
Lucas se fue de copiloto y me dijo que fue idea de Dustin hacer una despedida de solteros. Mataría a Dustin cuando estuviera sobrio.
Le dije a Lucas que podía quedarse en mi casa, pero insistió en volver a la suya, así que le presté el auto en cuanto llegué a casa. Me despedí de él y le recordé que él sería el padrino de bodas junto con Max, dijo que no había problemas, que ya lo sabía y que no podría olvidarlo.
Lucas como padrino de bodas era una historia un poco confusa. Hace dos meses, Max me había pedido ser la madrina, y como era mi prima le dije que sí. El problema era el padrino, ya que Max no quería estar con Dustin porque la haría reír sin parar en medio de la ceremonia, Shopie se pondría celosa si lo era Will y Louis estaba descartado simplemente por ser Louis (y porque se pondrían a discutir por cualquier cosa). Matt recién se estaba adaptando a nosotros, además iría con Bevy a la boda, así que el único que quedaba era Lucas, y cuando se lo dije a Max se negó rotundamente.
No le vi nada de malo a Lucas, no pelearía ni la haría reír y nadie se pondría celosa, pero Max seguía negándose, hasta que Mike me dijo que tal vez a Max le gustaba Lucas y la ponía nerviosa ir con él.
Aún no se lo preguntaba, pero era una posibilidad. Y si yo había terminado enamorada de Mike después de ocho años, ¿por qué ella no de Lucas?
Lucas me ayudó a bajar a los chicos y después se marchó.
Mis amigas seguirían en mi habitación viendo películas o desordenando todo lo que encontraran. Dejé a Will y a Dustin en el cuarto de huéspedes y ni siquiera me animé en limpiarlos o quitarles la ropa para que estuvieran más cómodos. Quería ver la cara con la que despertarían mañana. Y por supuesto, la resaca.
Mike fue otra cosa. A él lo arropé y le puse su pijama, estaba medio inconsciente cuando lo llevé a su cuarto,  pero me pidió que por favor durmiera con él. Apestaba a alcohol y seguro intentaría algo en medio de la noche, sin mencionar que seguía algo conmocionada por verlo besar a Dustin, pero accedí a su petición por cariño. Era mi última noche como soltera y tal vez debí haberla pasado sola en mi habitación para añorar la soledad y la independencia pero preferí pasarlo con un Mike ebrio por una simple razón.
—Mike...—le susurré al oído cuando me acosté a su lado. Él se removió un poco y roncó. Creí que se había dormido, pero carraspeó y murmuró algo.
—Dime, El —dijo arrastrando las palabras.
—Yo no fe gamo —le dije. Eso lo hizo despertar de inmediato y mirarme con los ojos desorbitados, pero seguros.
—Pero tu dijiste que... que... —balbuceó. Le sonreí y lo besé con cuidado, no me causó asco su estado, besar a Mike siempre era mágico.
—Ya sé lo que dije, pero te quiero aclarar que ya no fe gamo, sino que te amo —y eso pareció calmarlo, porque susurró algo como un "yo también" y por fin se durmió profundamente.
Yo no lo pude hacer hasta bien entrada la madrugada, en unas cuentas horas más estaría casándome con el chico que tenía a mi lado y me ponía a pensar en todo lo que pasé durante ocho años, desde que lo vi llegar hasta el día que me dijo por primera vez que me amaba.
Me dormí con un solo pensamiento, que era afortunada de tener a Mike y que lo sería mucho más cuando sea mi esposo.

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Ay ya se van a casar ♥️.

Espero que les haya gustado y pues nada esperen hasta la próxima semana.

Por ahí estoy pensando en adaptar otra historia, el prólogo ya lo tengo y todo sólo me faltan algunos detalles pero me gustaría adaptar una en versión Fillie 😊 la historia es muy buena y de mis favoritas, no lo , ya veremos si la público o no.

En fin, sin más arios, arios.

𝑀𝒶𝓇𝓇𝓎 𝑀𝑒 | Mileven Donde viven las historias. Descúbrelo ahora