Calabaza

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"Se necesita locura para descubrir la locura."

—Lady Gregory.

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Yuri despertó abruptamente como de costumbre, tenía un dolor punzante en la cabeza y escuchaba un zumbido solo del oído derecho. El sabor amargo que se alojaba en el fondo de su garganta le hizo doler el estómago, era como si toda la piel de su rostro fuese estirada hacia atrás. Desde que toda esa pesadilla comenzó su cuerpo empezó una lenta decadencia de la cual no estaba consciente, todavía. Se sentía extraño.

Bostezó mientras recorría la habitación de nuevo con la mirada. La luz se filtraba clara y potente, reflejando la cerámica del piso de un reluciente blanco. Los rayos del sol también dejaban un destello en el metal de su catre, soporte de un pobre colchón sin recubrimiento y cuyas costuras le picaban la piel. La puerta estaba abierta y sintió una parte de su pecho descomprimirse.

Usó las manos para tratar de arreglarse por inercia su cabellera larga y que siempre le causaba disgustos matinales. Pero sus dedos no encontraron nada sobre su hombro. Intentó recordar si lo había recogido, idea que no terminó de formularse puesto que no contaba con un solo broche. Echó su mente a andar, luchando contra la molestia de su cabeza. No podía hacer recuento de nada acerca del día anterior después de la cena. Todo estaba en cero.

Una oleada de pánico le hizo cosquillas en la nuca, la cual ahora se hallaba  casi desprovista de cobijo. Palpó su cráneo, sintiendo mechones desiguales que formaban una carente mata de cabello. Se levantó de la cama en medio de toda esa ansiedad, y estando descalzo sintió debajo de su pie un picor. Hizo amago de ver hacia abajo, todas sus sospechas convertidas en realidad.

Su cabello. O lo que fue de él estaba en el suelo. Lo habían cortado sin compasión y lo dejaron ahí para que fuese lo primero en encontrar. Funcionó.

Otabek optó por aceptar el descanso que le ofrecieron pero no como unas vacaciones, solo iba a darse el día para ir a la ciudad y comprar algunas cosas de importancia, así como para despejar su mente e intentar borrar todos esos sentimientos que n...

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Otabek optó por aceptar el descanso que le ofrecieron pero no como unas vacaciones, solo iba a darse el día para ir a la ciudad y comprar algunas cosas de importancia, así como para despejar su mente e intentar borrar todos esos sentimientos que no le habían dejado desde ayer en lo absoluto.

Solían tener permisos de salida que se renovaban cada mes y además no eran acumulables, sin embargo siempre declinaba las invitaciones de Mila o los otros compañeros para asistir a cualquier sitio durante esos recesos de trabajo. Prefería permanecer en su habitación durmiendo todo lo que las guardias no le permitían mientras ellos se iban un par de días a Moscú u otras ciudades aledañas, ya sea con sus familias o amigos. Él no contaba con ninguna de las dos, por lo tanto no le hallaba el caso a salir de Concordia.

Ahora era mucho más cómodo ya que era el único afuera del hospital, aunque Viktor le aclaró que ese mes también contaba con su derecho al descanso a modo de premio.

Insanire »otayuri AU«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora