Tormenta

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"Acepta la locura. Crea el delirio. Establece la duda. Alimenta la paranoia."

—John Katzenbach.

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Ese día llovía como Yuri no había visto en años. El agua golpeaba con violencia los cristales y la enorme puerta de entrada, mientras que el ruido sordo de las gotas estrellarse contra todo a la intemperie le mantenía sereno. Se encontraba sentado en un viejo sofá individual de la sala común, usaba una manta de color azul desvaído para mantenerse tibio. Durante todo ese día el asilo se mantuvo en completa calma y el ruso lo adjudicó a alguna especie de reunión entre los trabajadores del lugar. Ni siquiera había recibido sus consultas diarias y esa mañana le despertaron para hacerle bajar sin demoras.

Él no era tonto ni mucho menos disimulado para no percibir como los médicos salían de entre unas puertas dobles y metálicas, similares a las de un congelador, en varias ocasiones, para luego volver a perderse entre ellas con un rostro bastante afectado. Eran cerca de las tres de la tarde y todo se hallaba en penumbra a consecuencia de la tormenta, estaban alumbrados por la tenue luz de varias velas repartidas en cada lugar requerido, por supuesto, lejos de los pacientes, quienes se mantenían ajenos a su entorno. Presos en la burbuja de drogas controladas.

En uno de esos viajes fue que encontró a su psiquiatra. Otabek se escabulló con maestría para terminar recargado en una pared, en esta ocasión no portaba la característica bata apegada al lineamiento del hospital, sino que vestía una camisa blanca arremangada hasta los codos. Le vio pasarse las manos por el pantalón y entonces se percató de que sudaba ligeramente por el brillo en sus mejillas.

Yuri observó extrañado sus movimientos, él estaba congelándose mientras que Altin lucía sofocado. Cuando se giró y la luz de las velas le dejó verle con más nitidez, pudo escrutar su rostro y se llevó una sorpresa. El semblante del kazajo se veía conmocionado, tanto como su faceta estoica le permitía. Pudo comprobarlo al verle pasear sus ojos almendrados por la estancia con nerviosismo disfrazado de indiferencia, aunque no era tan buen actor cuando se trataba de engañar a su cabecita rubia.

Sus miradas chocaron y casi creyó que desde un inicio le buscaba a él. Fue un contacto efímero y quizás no conocía a su psiquiatra en lo absoluto, pero lo que percibió le arrancó el aire de los pulmones. Él conocía esa mirada a la perfección puesto que la había visto muchas veces en el espejo y reflejaba un solo sentimiento. Miedo. Otabek tenía miedo.

Un relámpago seguido de un trueno bastante fuerte pareció sacar al mayor de su letargo ya que volvió a perderse entre las puertas. Yuri no pudo evitar un bufido de decepción al verle dar media vuelta tras su descubrimiento, pero todo se esfumó al notar la sangre que manchaba la camisa de Otabek en la parte de la espalda, con la silueta bien marcada de unos dedos.

 Yuri no pudo evitar un bufido de decepción al verle dar media vuelta tras su descubrimiento, pero todo se esfumó al notar la sangre que manchaba la camisa de Otabek en la parte de la espalda, con la silueta bien marcada de unos dedos

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Insanire »otayuri AU«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora