La Jaula

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"¿Suficiente locura?
¿Ya es suficiente?
¿Y cómo mides la locura?"
—Grant Morrison.

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El hospital Concordia abrió por primera vez sus puertas en el siglo XVIII. Su función en un comienzo estuvo pensada para alojar a los contagiados por un nuevo brote de la peste bubónica, con el paso del tiempo y siendo las plagas el principal precursor, los internos fueron remplazados por los enfermos de tifus. Luego para veteranos de guerra, avanzando hacia los huéspedes de la mortal tuberculosis. Finalmente en 1870, fue instituida como asilo para discapacitados mentales y quienes sufren de epilepsia.

En un inicio contaba con solo cien cupos, pero fue extendido a cuatrocientas plazas por la fuerte demanda. El edificio principal resguardaba las oficinas y un salón de eventos para verbenas de caridad. Un auditorio, anfiteatro y una sala quirúrgica para las clases prácticas de los alumnos de la universidad.

A partir de la edificación central se desplegaban las siguientes construcciones; ala éste, oeste y sur.

En el bloque oeste residían los pacientes de rangos intermedios, dividiéndose a su vez en sección a y b, mujeres y hombres en ese orden. Cuenta con una salida a plantas inferiores ya que es la ubicación de la morgue, y por ser la más llena y concurrida, es la única que permite visitas.

Oeste posee acceso al campo que rodea al hospital, unas noventa hectáreas de espacio desnudo y dispuesto solo para Concordia, donde la finca se alza en el inicio de la colina y es limitada por una barda de alambre de púas de diez metros a lo alto, cuyo inicio está a unos palmos de la carretera.

En el campo, hay delimitaciones cada cien metros con astas, para determinar hasta donde pueden avanzar los enfermos los días en que hacen jardinería. La parte trasera de dicho campo está designada para el cementerio Belly, propiedad del hospicio y que se encuentra en constante construcción.

El bloque éste es donde permanecen los sujetos peligrosos, sesenta plazas extras. No tiene acceso al exterior y no permite visitas.

El recinto sur son laboratorios, bajo el cuidado del Doctor Markovic.

Cada edificio tiene cinco plantas y abarca otras noventa hectáreas aparte. Concordia es un monstruo de concreto y mármol, con viejas gárgolas a cada lado de la escalinata principal y es enorme para verla de un solo vistazo.

Sus directores no tiene una cadena sanguínea, el puesto se relega al más apto y al que supere ciertas pruebas o exámenes extraños. El último director fue un tal sujeto bajo el apellido Kozlov, que relegó en su lecho de muerte el puesto a Viktor Nikiforov, su más afamado estudiante.

Nikiforov no poseía un parentesco con grandes psiquiatras, pero tenía herencia sanguínea de los antiguos zares. Hijo de un hombre ruso importante y una prostituta británica —razón por la cual algunos señalamientos del hospital se encontrasen en otro idioma— alcanzó la dirección, acompañado de Yuuri Katsuki, su fiel seguidor de la doctrina y tres años menor. El actual patriarca se encuentra casado con Lilia Feltsman, hija de Yakov Feltsman.

Lilia Baranovskaya, como se hace llamar en el mundo del espectáculo, es prima ballerina del teatro Bolshói. Su condición estéril le trajo consecuencias en su matrimonio, que ya va para su sexto aniversario. Casarse a la edad de diecisiete con un hombre mayor, ha sido su mayor logro en la vida, según su madre. No obstante, el problema de concebir provocó más distanciamiento con Viktor, si es que eso fuera posible. Contraer nupcias por conveniencia no siempre acaba con buenos resultados.

Insanire »otayuri AU«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora