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- Agárrate - cogió mis manos y las puso alrededor de su cintura. - Vamos allá - arrancó la moto.La moto empezó a moverse. Cogimos por la avenida, hacia la carretera que daba al pueblo de al lado.Cuando salimos de la ciudad y cogimos la autopista, Milo aumentó la velocidad, y metí mis manos en los bolsillos de su chaqueta. Llegamos al pueblo de al lado y Milo metió una de sus manos en su bolsillo.
Agarró como pudo mi mano. Cuando el semáforo se puso en verde, sacó la mano y volvió a conducir.
Me encantaba la sensación de ir en moto. Milo se paró en frente de un bar. Apagó la moto y se quitó el casco y yo me quité el mío. Milo se bajó y me ayudó a bajarme.

- Espera aquí - dijo dándome el casco - tengo que hacer una cosa.

- Vale, no tardes por favor - dije mirando a mis alrededores.

- No lo haré - me guiñó un ojo. Milo se perdió entre las puertas de ese bar.Sonreí y me apoyé en la moto. Un coche de policía paró justo delante de la moto de Milo.
Esto empezaba a olerme mal, saqué mi móvil y marqué el número de Milo. No me contestó. Los policías entraron al bar. Marqué de nuevo el número de Milo, no me contestó nuevamente. Tenía un mal presentimiento. Milo salió a toda prisa, pero sin correr.

- Vámonos - asentí. Los policías salieron.

- Vaya Manheim- dijo uno de los policías - No sé cómo te las apañas, pero siempre coincidimos.

- Pura casualidad - dijo este. Los miré confusa.

- Ya te pillaré.

- Tú lo has dicho, ya me pillarás. - sonrió vacilante.

- Estoy esperando el más mínimo error para meterte entre rejas - soltó. Milo me quitó el casco de mis manos y me lo puso.

- Suerte en tu propósito. - me ayudó a subir en la moto. Se puso su casco y subió.

- Ya verás Manheim. - Milo arrancó y dejamos a la policía detrás, ¿A que había venido eso? ¿Es que Milo había tenido problemas con la ley? ¿Para que quería Milo entrar en ese bar?Moví la cabeza confusa. Ya le abordaría a preguntas cuando paráramos. Aunque seguramente, él no me dirá nada, ya que no suele responder a las preguntas que le hago, siempre responde con un "no te interesa" .Llegamos a casa, Milo aparcó la moto en el garaje y me ayudó a bajarme, me quité el casco, ahora empezaba mi turno.

- ¿Que fue eso? - le pregunté.

- ¿El qué? - dio indiferente.

- Lo del bar, la policía, ¿A que se refería? - dije siguiéndole, ya que había empezado a andar y me había dejado detrás.

- Nada.

- Claro que no, ¿Por qué no me lo dices? - desesperé.

- Porque no... - lo interrumpí.

- Te interesa - terminé la frase. - Pero, eh Milo, joder, no andes tan rápido.- Entramos en el ascensor. - Escúchame - lo amenacé con el dedo - Si, me interesa. Porque tengo que saber con quién estoy juntándome.

- ¡¿Quieres callarte?! - me gritó molesto. Fruncí el ceño y me crucé de brazos. - Eres demasiado preguntona - bufó.

- No soy preguntona, solo quiero saber si eres una mala influencia - solté. Las puertas se abrieron y salí del ascensor. Milo me cogió por el brazo y me giró para que lo mirara.- ¿Mala influencia? - rió cínicamente - Cariño, nunca te dije que fuera un ángel. ¿O es que pensabas que lo era?.

- No...

- Entonces, no hay nada más que hablar.

- Averiguaré quien eres - dije soltándome de su agarre.

- Buena suerte en tu búsqueda, aunque te diré que no deberías hacerlo.

- ¿Por qué?

- ¿Que te he dicho de las preguntas? - soltó mi brazo y empezó a caminar hacia su puerta.
- Eres tonto - dije frustrada. - ¿Por qué no me respondes?

- Porque no quiero.

- Tengo derecho a saber, ¿Por qué quieren cogerte? ¿Qué hiciste? ¿Qué haces? ¿Eso tiene que ver a lo que te dedicas? - hablé rápido. - Eres bastante confuso - gemí.

- ¿Conoces lo de "Carpe Diem"?

- Si.

- Bien nena, aplícatelo. No preguntes, no te comas la cabeza. Solo disfruta. - no me había dado cuenta de que Milo había cogido mi mentón y me miraba sonriente, cerca, muy cerca.

- Sigues sin convencerme.

- Bueno, averigua lo que quieras sobre mi, no creo que encuentres nada en google. - me soltó.
- Buenas noches Meg - sacó sus llaves del pantalón y entró en su casa. Llamé al timbre y mi madre no tardó en abrirme.

- Bueno, dime, ¿donde has estado?- me preguntó.

- Dando una vuelta - me apoyé en la encimera.

- Sácame una zanahoria y una cebolla - me ordenó. Me dirigí al refrigerador y lo saqué.- Y bueno, ¿ya hubo besito? - me sonrió abiertamente.La miré confusa y reí.

- No mamá, no hubo besito, que pesada!Ella rió.

- ¿Como que aun no hubo besito!?.

- Bueno hoy no - sonreí tímida.

- O sea ¿ya se dieron un beso? - mi madre abrió su boca. -¿Cuando? ¿Dónde? ¿Cómo fue?

- No voy a contarte nada - volví a reír. - Son mis cosas - puse mis manos frías en mis mejillas, ya que las sentía arder.

- Bueno, ¿besa bien? - me miró divertida.

- ¡MAMÁ! - dije tirándole un paño.

- Vale, vale - rió tirándome el mismo paño. - ¿Te gusta? - cortó la zanahoria.

- Bueno, es guapo - sonreí de lado - y muy simpático.

- Si, se ve un buen chico.

- Si... - me quedé pensando - Aunque oculta algo- murmuré para mi misma.

- ¿Qué? - preguntó mi madre.

- Nada mamá, voy a ponerme el pijama. Me encerré en mi habitación. Saqué el móvil del bolsillo y llamé a mi padre. Lo puse en modo altavoz, lo dejé encima de la mesa y mientras que hablaba iría cambiándome.

- ¿Si?

- Hola papá. – me quité mis zapatos.

- Hola cariño, ¿Cómo estás?

- Muy bien ¿Y tú? – me desvestí.

- Estoy bien, ahora tengo turno de noche, así que voy camino a la comisaría. ¿Y tú?

- Hoy he tenido un examen, me ha salido mejor de lo que esperaba. – terminé de ponerme el pijama.

- Eso está bien, a ver si lo apruebas.

- Espero - murmuré. Terminé de ponerme el pijama. Cogí el móvil, le quité el altavoz y lo puse en mi oreja. - Papá, ¿Podrías buscar información de alguien? - le pregunté.

- Claro, ¿Quién es?

- Es un nuevo amigo, y quiero saber si ha estado metido en algún lio, tu me entiendes - mordí mi labio.

- Claro, esta noche te busco lo que sea, dime el nombre.Sabía que me estaba metiendo en terreno peligroso, pero ya que mi padre era policía, aprovecharía.

– Milo Manheim – dije. Mi padre se quedó en silencio al otro lado de la línea. Fruncí el ceño - ¿Papá?qu..

-No es un buen amigo, Meg, él está metido en el tema de drogas desde hace unos años. – Abrí mi boca en forma de O y todo me cuadró.

Hacerte creer « Milo Manheim, Meg Donnelly » Donde viven las historias. Descúbrelo ahora