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Eres un poco posesivo ¿no? - cruzé los brazos debajo de mi pecho.
Milo sonrió de lado y volvió q colgar el vestido en el ropero.
- Te dije que era muy posesivo con lo que es mio. - se acercó a mi.
Milo puso sus manos en mi cadera, descrucé mis brazos y los pasé alrededor de su cuello.
Rozó su nariz con la mia, y después por mi mejilla. Sentí sus labios rozar con los mios pero el sonido de su teléfono nos sobresaltó.
Milo maldijo por lo bajo y se separó de mi.
Sacó su móvil del bolsillo y lo cogió.
- ¿Parker? - dijo empezando a andar por la habitación de un lado a otro. Suspiré y volví a mi armario para seguir cogiendo la ropa.- ¿Ahora? - escuché decir a Milo.
- Si, vale, está bien - se pasó su mano por el pelo. - Allí estaré - colgó.
Lo miré esperando a que me dijera algo. - Tengo que irme nena - suspiró.
- ¿Y eso? - pregunté.
- Negocios - se guardó el móvil en el bolsillo. - Hablamos luego, ¿vale?
- Si - murmuré. -
- Ven aquí - me hizo una seña con las manos para que me acercara. Solté la camiseta en la cama y cogí la mano de Milo. El me atrajo hasta su pecho. Puse las manos en su cuello. Milo me puso una mano en mi nuca y la otra en mi espalda y por fin, me besó. Pero no era un beso "normal" estaba mezclado con preocupación.
- Ten cuidado - me separé un poco de él.
- Lo tendré - me dió un corto beso y lo acompañé a la puerta.
- Avisame cuando llegues - me despedí en la puerta.
- Esta bien - me sonrió.
Ryan salió de su casa - ¿Nos vamos preguntó?
- Si - asintió. - Adios nena -volvió a darme un beso.
- Adios, tengan cuidado - susurré.
- Gracias - dijo Ryan. Cerré la puerta mientras los veía irse por el pasillo.
Esa noche reze para que todo saliera bien y nadie resultara dañado. Me quedé dormida con él móvil en la mano esperando que él me enviara un mensaje diciendome que habia llegado bien. Mi despertador sonó tan cerca de mi oído que casi me da un ataque al corazón. Lo apagué mientras jadeaba debido al sueño que tenía.
Miré él móvil y no tenía ningún mensaje de Milo. Fruncí el ceño. Quizás se habia olvidado. Me levanté y cogí la ropa que me pondría hoy.
La verdad, era que estar con Milo me asustaba un poco.No porque el fuese malo, al contrario, me encantaba como me trataba. Pero lo que hacía... - suspiré. Me miré al espejo y fijé la vista en mi cuello, ya apenas quedaba nada de la marca que me había echo Tony. Me puse un pañuelo rodeando mi cuello y salí de mi habitación colgandome la maleta. Antes de salir de casa cogí una manzana. Cerré la puerta y me encontré en el pasillo con Ryan y Milo. Ambos tenian cara de cansados. - Hola nena - dijo Milo dirigiendose a mi. - Hola - le di un beso. - ¿ Estás bien?- Solo algo cansado - suspiró. Ryan intentó sonreirme en forma de saludo y yo le devolví la sonrisa. - Vamos - cogió mi mano - te llevaré al instituto. - Oh, no hace falta, no sabía si ibas a llegar para llevarme, asi que llamé a Paula para que me recogiera, tu descansa - le sonreí. Milo después de mirarme un rato aceptó.- Esta bien, entonces te veo el.... - alzó una ceja.- Domingo.- Ok - mi móvil sonó, dandome la señal de que Paula estaba abajo esperandome. Milo me cogió de mis mejillas y unió sus labios con los mios. Mordiendo mi labio inferior al separarse. - Te llamaré esta tarde. - Vale, te quiero.- Y yo a ti.Dejé las maletas en mi habitación. - Si necesitas algo, dimelo - dijo mi padre asomado en la puerta de mi habitación. Asentí. - Hola - saludé a la que ahora era mi hermanastra.- Hola - ella se levantó y me dió dos besos. - ¿Como estás? - le pregunté. - Muy bien, ¿y tu? - Bien - le sonreí. Después de saludar a la novia de mi padre volví a mi habitación, que ahora, cada vez que iba allí, compartía con Maria, mi hermanastra. Cogí mi móvil viendo que tenía un mensaje de mi prima, diciendome que a las 10 vendría a por mi. Miré la hora, me quedaban 3 horas. Asi que decidí ducharme. Después de ducharme me puse un chandal y me dirigí de nuevo a mi habitación para empezar a peinarme. Iba a entrar pero la puerta se abrió de repende sobresaltandome. - Es para ti - dijo Maria dandome mi móvil. Fruncí el ceño y me puse el móvil en la oreja. - ¿Si?- Hola - escuché la voz de Milo al otro lado de la línea y sonreí. - Hola - entré en la habitación cerrando la puerta. - ¿Acabas de levantarte?- Si - bostezó - Necesitaba dormir. ¿Como fué tu día?- Bastante aburrido - enchufé la plancha del pelo. - Y...¿ a que hora sales?- A las 10 vienen a por mi. - ¿Te pondras el vestido negro? - preguntó. - Asi es.- ¿Estas segura? - alcé una ceja.-¿A que te refieres? Espera - puse el teléfono en manos libres - no hables nada inapropiado que tengo el manos libres. - Esta bien - se escuchó la voz de Milo por toda mi habitación. Fuí a la maleta y busqué el vestido negro, pero no estaba.- ¿Que hicistes?! - jadeé. - Nada - rió Milo al otro lado de la linea. - Ponte unos pantalones vaqueros.- ¿Sacastes el vestido? Eso no es justo! Ahora no tengo nada que ponerme!- Vamos nena, no seas dramática - Maria me miraba confusa. - Tengo que colgar, necesito ir a buscar a alguien que pueda dejarme algo. - ¿Que? No me cuelgues! - Claro que si cariño, gracias - colgué. Maldito Milo bufé. Pero después sonreí y negué con la cabeza. Llamé a mi prima - ¿Tienes algo que dejarme? - dije mordiendome el labio

Hacerte creer « Milo Manheim, Meg Donnelly » Donde viven las historias. Descúbrelo ahora