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La canción de Katy Perry Wide Awake sonó en mi móvil, me levanté como un zombie y apagué la alarma.Me acosté de nuevo hasta que tuve la suficientes fuerzas para levantarme.
A penúltima hora tuve un examen de literatura, así que me salté la hora siguiente, salí del instituto, o mejor dicho, me escapé muy sutilmente. Me abrieron la gran puerta de metal y salí. Me sorprendí al ver a Milo en la cera de en frente, apoyado en su moto con un cigarrillo en sus labios. Iba vestido de negro y unas raybans cubrían sus ojos. Me quedé mirándolo.

- ¿Que haces aquí? - le pregunté acercándome.

- Esperando.

- ¿Esperando que?

- ¿Que te dije de las preguntas? - soltó el humo por la boca. - A parte, el que debería preguntar seria yo, ¿Que haces fuera del instituto? ¿No se supone que deberías de estar dando clases?

- No te interesa - sonreí falsamente.

- Oh vaya, creo que voy a denunciarte por derechos de Copyright. - rió entre dientes.

- Muy gracioso - dije apartando el humo con la mano. Una chica salió del instituto. Milo se quedó mirándola de arriba a abajo mientras que ella sonreía coqueta. Rodé los ojos- Por cierto, ya se a que te dedicas - Milo puso toda su atención en mi.

- ¿Ah si?

- Si.

- Y, ¿Puedo saber a que piensas que me dedico? - tiró el cigarro y lo pisó.

- Eres vendedor ambulante - dije seria. - Por eso que la policía quiera cogerte - Milo me miró y soltó una carcajada.
- No te rías, se que vendes drogas - dije ahora un poco más bajo. Milo me cogió del brazo y me pegó a la pared más cercana.

- ¿Como has dicho?

- Lo que oistes.

- ¿Sabes que me estas acusando de algo muy grave?

- Si

- ¿Y estas segura de tu teoría?

- No es una teoría, se que es verdad

- ¿Y como sabes que es verdad?

- Me lo han dicho

- No deberías creerte los rumores.

- No son rumores, es una fuente fiable.
Milo me soltó el brazo y se giró mirando a la puerta de mi instituto.
Un chico, de un curso más alto que el mio salió y miró a Milo.
Milo caminó hacia él con sus manos metidas en los bolsillos.
Se puso delante de él. No pude ver nada, intercambiaron dos palabras y Milo volvió.

- No me lo puedo creer - susurré mirándolo . - ¿Ya?

- ¿Que? - me miró haciéndose el confundido.

- ¿Por que haces eso?

- ¿Hacer que? - se montó en su moto.

- Le has vendido a ese chico! - le susurré.

- ¿De que estas hablando? - sonrió de lado.
Bufé desesperada.

- Nada, DÉJALO! - caminé frustrada.
La moto de Milo  se movía a mi lado al ritmo que yo caminaba.

- Sube, te llevo - hizo un gesto con su cabeza para que me montara.
Me paré y el paró. La verdad es que me ahorraría 45 minutos de camino.
Vi que salió mi tutora por la puerta del instituto.

- Si, corre, que no me vea - me monté detrás suya.

- Agárrate fuerte - me agarré a su cintura.

El viento daba en mi rostro, y mis pelos volaban hacia atrás, y tenia al chico guapo agarrado de la cintura. Era como una película. Solo que en la película el chico rebelde cambia por la chica. Y yo creo que Milo no está por la lavor  de cambiar por nadie.

Hacerte creer « Milo Manheim, Meg Donnelly » Donde viven las historias. Descúbrelo ahora