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                           🌹Meg. 🌹

Miré la hora en mi móvil, llevaba cerca de una hora esperando a Milo en el mismo sitio donde me habia dejado. Suspuse que habia ido a hacer "negocios". Pero, ¿Tanto tiempo?. Decidí salir de la disco, salí de la discoteca cogiendo antes mi chaqueta del guardaropa.
Me fuí a donde Milo tenía el coche aparcado, me puse mi chaqueta y me apoyé en el capó del coche. Saqué de nuevo mi móvil y volví a llamarlo. No me lo cogia, suspiré frustrada.Moví el pié  dando golpecitos en la acera.
A los 15 minutos mi móvil sonó.
Lo conteste.

- ¿Donde estas? - escuché la voz de Milo.

- A fuera, en el coche - le colgué.
Al cabo de un minuto escuché unas pisadas que se dirigian hacia a mi. Miré hacia mi derecha y vi a Milo caminando hacia mi. Su pelo estaba desordenado, se paso la mano por el mientras llegaba hacia mi.

- ¿Que haces aqui a fuera? - me preguntó. Miré su cuello donde tenía una marca.

- Quiero que me lleves a casa - me levanté del capó.

- ¿Por qué?
- Solo llevame por favor, no me encuentro bien - rodeé el coche, Milo  lo abrió y entré. Él entró suspirando. Cuando nos pusimos en marcha, el no dejaba de mirarme de reojo, miré por la ventana.

- ¿Me vas a decir por qué ese cambio repentino a querer irte? - dijo cuando estabamos llegando a casa.

- Estoy muy cansada, solo eso - murmuré.

Milo frenó para aparcar y antes de que moviera el coche me quité el cinturón y bajé. Escuché a Milo maldecirme. Saqué las llaves del bolso y cuando llegué a la puerta del portal abrí y entré. Aun no me podía creer que me hubiera dejado esperando una hora para tirarse a otra. Pulsé el botón del ascensor varias veces, pero no hacia señal, entonces leí un papel en blanco donde ponia " AVERIADO"

- Estupendo - murmuré. Me quité los tacones y cuando empecé a subir los escalones la puerta del portal se abrió.

- Eh, ¿Es que estas loca? - Milo caminó rapido hacia a mi. Subí los escalones rapida pero él me alcanzó cuando iba a empezar a subir los escalones para subir a la segunda planta. Tiró de mi brazo y me acorraló en la pared.

- ¿Que mierda te pasa? - masculló entre dientes. Lo empuje con fuerza pero el se resisitió.

- Lo siento, pero odio que me dejen tirada para tirarse a otra. - murmuré entre dientes enfadada. El me miró con el ceño fruncido, continué - Una hora me dejastes esperando - lo volví a empujar.
Lo miré, esperando que dijera algo, hasta que al final lo hizo.

- ¿Sabes? No deberias de quejarte, hago el esfuerzo, pero, tengo que buscar en las demás lo que tu no me das.

- Pues dejame, te dije que no queria esto.

- ¿Que no querias esto? - murmuró entre dientes. Se veia realmente enfadado. Me cogió del brazo y subió conmigo las escaleras a prisa.

- Vas a marcarme- murmuré con dolor, ya que su agarre me estaba haciendo daño. Llegamos al segundo piso y solo me soltó el brazo para abrir la puerta de su casa. Cuando la abrió me empujó dentro, cerró la puerta y me arrastró a su habitación cerrando la puerta de un portazo. Estaba realmente asustada.

- Tu me dijistes que no importaba, que no te importaba a que me dedicaba - me dijo enfadado, sus ojos echaban fuego.

- Claro que no me importa. - dije confusa. ¿A que queria llegar?

- Entonces, ¿Por que me has dicho que no quieres esto?!

- ¡No quiero que me dejes sola en una discoteca por que tengas ganas de tirarte a una tipa! - grité enfadada. - La proxima vez, invita a más gente o ve tu solo! Pero no puedes pretender que despues de eso esté como si nada hubiera pasado.- Milo me miró.

- Te dije que no me iban estas cosas Meg...  No quiero ataduras, no puedo darte lo que tu quieres. No quiero que estes en este mundo. No quiero citas, no quiero problemas.

- Entonces dejame en paz - lo empujé apartandole de mi camino.
Me agarró del brazo fuerte tirandome hacia él y juntando sus labios con los mios. Lo empujé con fuerza. Milo me empujó a la cama, caí de espaldas.
Me asusté cuando se puso encima mia, acorralando mis piernas con sus piernas.
Intenté detenerlo pegandole, cogió mis muñecas esquivando mis golpes. Milo posó sus labios en mi cuello dejando besos mojados y mordiendolo.

- Milo para - supliqué mientras que mis ojos se llenaban de lágrimas. Sus besos se trasladaron a mi escote. - Por favor - me moví debajo de él.
- ¡MILO PARA! - le grité sollozando. Milo  me miró, pude ver confusión en sus ojos.Se levantó y me miró espantado, puso su mano en su boca y salió de la habitación. Cerré los ojos sintiendo alivio. Me levanté y me senté en el borde de la cama intentando relajarme. No se que habria pasado si Milo no hubiera reaccionado.Cogí los tacones en mis manos y abrí la puerta con cuidado. Anduve por el pasillo lentamente, me asomé un poco por la puerta del salón. Vi a Milo sentado en el filo del sofá, con un folio.Fruncí el ceño y me fijé mejor, estaba haciendo una raya de un polvito blanco. Coca nada. Milo se acercó a la mesa y con una facilidad increible la esnifó. Despues echó la cabeza hacia atrás y suspiró de alivio. Giró su cabeza y me vió asomada, estaba alucinada.

- Largate - dijo duro, para después volver a lo que estaba haciendo. Retrocedí, cuando fuí a abrir la puerta, esta se abrió dejando ver a Ryan.

- Hey - me sonrió, pero su rostro cambió cuando miró mi cara - ¿Estas bien? - preguntó preocupado.

- Sisi - dije saliendo lo antes posible de allí - Deberias preguntarle a él - dije refiriendome a Milo- Buenas noches - salí y cerré la puerta.
O sea, que Mili a parte de vender droga, también consumía.
Cerré los ojos, tenía un mal ojo para los chicos... Era una desgraciada en el tema del amor. Moví la cabeza desesperada.

A la mañana siguiente mi madre me despertó diciendome que alguien me esperaba en la puerta. Me levanté, y arrastré mis pies hacia la puerta abierta.

-¿Así vas a salir? - me preguntó mi madre. Miré mi ropa, pantalones un poco anchos de pijama, una camiseta negra de mangas cortas con una imagen de Crepúsculo en el centro, y mi pelo recogido en un moño desordenado.

-Si, voy a salir así - froté mis ojos
Me asomé a la puerta y vi a Milo, con unos pantalones de chandal grises, un poco raros, unos calcetines blancos por fuera y unas vans negras. Miré hacia arriba y llevaba una camiseta blanca de mangas largas. Miré su cara, sus ojos estaban rojos, y su cara era como si no hubiera dormido en toda la noche.

- Meg, tengo que hablar contigo - dijo en voz baja pero lo suficientemente alto para que pudiera oirlo. Fuí a cerrar la puerta pero él la paró. - Por favor - me rogó. Junté mis labios en una línea. - Meg. - suspiré. Mordí mi labio y abrí la puerta.
Él suspiró aliviado y se separó de la puerta. Cerré la puerta un poco detrás mia.
- Yo... - empezó a decir - lo siento por lo de ayer... No sé lo que me pasó - movió la cabeza confuso - Lo siento - volvió a decir. Me quedé mirandolo.

- Milo, yo... no quiero que vuelvas a buscarme - dije - No quiero esto,es decir, me dejastes plantada para tirarte a una tipa...  Además, como tú mismo dijistes ayer, busco algo que tú no puedes darme. - Milo iba a hablar pero lo interrumpí - Podemos seguir saliendo de fiesta, pero no te acerques a mi.
Me acerqué a él y le dí un beso en la mejilla.
- Adios Milo- entré en casa.

Hacerte creer « Milo Manheim, Meg Donnelly » Donde viven las historias. Descúbrelo ahora