Me levanto temprano, preparo el desayuno para todos, así cuando mi familia se levante desayunen. Me lavo los dientes y me peino con una coleta.
— Hola Madelyn. -- llegó Victoria -- Te traje unos pantalones algo apretados para que marque tu linda figura, la parte de arriba no sabía qué traerte.
—Nada tranquila, no te preocupes, me pongo una blusa blanca y listo.
— ¿Que zapatos te vas a poner?
— Pues unos cómodos...-- sonrío levemente, porque me daba la impresión de que me va a decir que no, que use tacones...
— No, lleva tacones, tranquila yo te los traje. -- lo que dije, quiere que use tacones, si es que la conozco muy bien.
— Pero son incomodos y me estresan.
— Tranquila estos son cómodos te agarran el tobillo y son de color negro para que te combine con cualquier cosa, además te quedan bien los tacones.
— Pero...por favor -- le hago pucheritos.
— Nada de peros y no me pongas esa cara, no me convencerás, lo hago por tu bien.
— ¡Joo! vale.
Me visto con sus pantalones, que son ajustados, tanto que me marcan mucho el trasero, los tacones y mi blusa blanca, más informal creo que no puedo estar. Además, también agarré mi chaqueta vaquera favorita un poco vieja, pero es por si hace frio. Me coloco delante del espejo de mi habitación para verme con la ropa, tacones y todo lo que llevo puesto. Me sorprendí mucho al verme el cambio que di, parecía otra.
— ¿Ves? Te dije que lo hacía por tu bien, estas guapísima y vas sencilla. -- me giro y le doy un abrazo fuerte.
— Gracias, eres una buena amiga.
— Tú también, loca.
Almorzamos juntas, mi madre preparo una sopa de gallina buenísima, de segundo plato, arroz blanco y croquetas de atún. En un momento sin darme cuenta ya eran casi las 15:00 debería irme ya corriendo.
— ¿Por qué tanta prisa? -- pregunta mi madre preocupada
— Tenemos que irnos a la biblioteca antes de que cierren. -- logro decir por las prisas.
— ¿Vas a la biblioteca así de guapa? -- me quede sin respuesta, pero me salva mi amiga.
— Sí, señora, le obligue a cambiar su forma de vestir, ser más femenina, pero no es para nada raro. -- ella sonríe
— Está bien, ir con cuidado hay muchos ojos pervertidos.
Salimos rápido, me despido de Victoria y me voy corriendo a la dirección que me mandaron por correo esta mañana. Cuando al final llego, me quedo con la boca abierta al ver un gran chalet con un inmenso jardín y piscina ¡Vaya casa! está muy iluminado tiene dos plantas más la azotea.
— Ejem...señorita llega 6 minutos tarde debería subir al despacho ya, si quiere su trabajo.
Me habla un señor bien vestido tendrá 70 años por ahí.
—Sí, es verdad, gracias y disculpe. -- El hombre me mira de arriba y abajo y sonríe.
Cuando llego veo tantas habitaciones que no sabía cuál será el despacho, así que elijo al azar. Cuando abro veo una habitación a oscuras algo de luz entraba por la ventana, pero poco. Intento encender la luz, pero nada. Se le habrá fundido la bombilla. Si no me equivoco al fondo veo una cama de las antiguas con barrotes de hierro.
— Ejem...Por aquí. -- Pego un pequeño brinco del susto que me pegó el viejo.
— ¡Vaya susto señor!
Le sigo, al final es la del fondo del pasillo, no pensaba que esta habitación fuera el despacho.
Es como una especie de biblioteca tiene muchas estanterías de libros, una pequeña sala, con su sofá. Al frente una mesa de escritorio y una gran silla virada hacia las ventanas. En la mesa estaba todo ordenado y en la esquina hay una rosa roja en agua, me acerco a ella y la toco, las rosas son bonitas, pero hacen daños con sus espinas.
— Siéntese Madelyn Clary. -- me habla una voz seria y masculina que me puso la piel de gallina, es una voz que hace que le tengas respeto en cada momento.
Me siento, pero sigo mirando la rosa. La silla se vira, Ryan Jhonson, es tal cual como miré en internet, está enfrente de mi, cualquier chica moriría por este momento, pero yo no soy ellas. Su pelo corto castaño oscuro, tiene una barba bien perfilada y recortada no parece un descuidado con su aspecto, tiene puesto un traje de etiqueta azul marino con camisa blanca, le queda muy bien como dicen, pero su mirada no es de unos ojos que brillen como todo millonario feliz de ser famoso, está apagado. ¿Por qué están sus ojos serios o tristes? Alguien me llama, creo que es él, pero yo no le hacía ningún caso, me estaba fijando todo de él.
— ¿Quieres que te meta mano? -- de pronto volví a mi presente al escuchar su pregunta indecente...
— ¿Cómo? -- digo sorprendida casi sin aliento que creo que me quede sin aire al ver que esta serio ¿Su pregunta era en serio?
— Por fin me haces caso niña.
ME LLAMA NIÑA Y ENCIMA ME PREGUNTA ESA COSA GROSERA. Pestañeo y respiro hondo para no descontrolarme.
— Lo siento señor.
— Hmm, ¿sabes porque estás aquí Madelyn?
— Hacer una entrevista de trabajo de Maid para usted.
— Muy bien, supongo que habrá leído lo que pido.
— Si exacto.
— Madelyn...-- pone las manos en la mesa cogiendo un lápiz y mirándome fijamente y con una sonrisa de lado me sigue hablando. -- Quiero que seas natural, porque por mi estas aceptada.
— ¿Qué? -- me siento confusa, ya que no me ha preguntado nada sobre estudios y experiencias
— ¿Tienes problemas de audición?
— No, solo que no me creo que me haya aceptado tan rápido sin preguntarme nada.
— Las respuestas de las preguntas se irán viendo con el tiempo. -- No para de mirarme me incomoda.
-- Esta bien.
-- Muy bien empieza hoy mismo, póngase el uniforme que está en esa habitación.
Me levanto y entro donde él me dijo, es un baño bien hermoso y en un lado veo en un maniquí, con el uniforme, es un vestido negro y blanco con muchos detalles ¿Pero ¿qué es esto? ¿Enserio tengo que ponerme esto? pensaba que seria pantalón y camisa blanca no esto, ayúdame por dios, no quiero salir así vestida.
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De verdad...¿Soy su maid?
RomanceUna joven de 19 años esta pasandolo mal en su familia por el tema economico y piensa ayudar trabajando en algo que gane bastante dinero, encuentra un trabajo como Maid, con el Multimillonario Ryan Jhonson seductor, adicto al sexo, a la dominación...