Que verguenza :$

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Al final no tuve otro remedio que ponerme este uniforme, lo haré por mi madre, para poder progresar económicamente. Me lo voy colocando con cuidado porque parece una tela delicada, luego me miro en el espejo y me quedo sorprendida al ver que me queda bien ¿Cómo sabe este hombre mi talla? Pero tengo vergüenza al verme que se me ven todas las piernas, no suelo llevar faldas...Abro la puerta con cuidado y camino para quedarme enfrente de él.

— Vaya, te queda muy bien el uniforme, pero bastante bien.

— De verdad... ¿Tengo que ponerme este uniforme? parezco una Maid provocadora. -- él sonríe.

— Sí, lo es, pero decidí este para ti, porque pensé que te quedaría muy bien y parece que no me he equivocado, hay chicas que le quedan mal este estilo de vestido.

Se levanta de su lugar y se dirige hacia mí. Da vueltas alrededor mío mirándome, al instante noto que me azota el trasero, me cabreo muchísimo y le doy una bofetada, pero me detiene la mano.

— Eres una chica con carácter, pero te falta aprender mucho. -- Frunzo el ceño y con la otra mano sin que se diera cuenta y ahora si logro darle, es decir le giré su cara hacia un lado.

—¿Que me falta por aprender? Yo vengo a trabajar, si usted prefiere una chica que solo quiera sexo, me lo dices y buscare otro trabajo. -- me enfado mucho y quito bruscamente la mano que me estaba agarrando. Ryan se toca la cara, pero cuando terminé de hablar, cruzó los brazos y me mira con admiración.

— Hmm... vete hacer tu trabajo y conoce a todo el servicio, porque no estás sola trabajando. -- Me lleva fuera de la puerta y me señala. — Por ahí, bajas todo, luego a la derecha ahí encontraras la cocina, allí estarán.

— Vale, muchas gracias. -- aún me sentía con vergüenza estar vestida así e incómoda.

Bajo por donde me dijo, eran muchas escaleras, cuando llego veo una gran cocina luminosa y grande. Me encuentro con tres mujeres vestidas un poco igual que yo.

—Buenas tardes -- digo timida.

— Hola chica, bienvenida. -- me sonríe una peliroja con ojos verdes tendrá 24 años o más. Hay una más mayor como 50 años estaba cocinando, su uniforme era más discreto y normal (seguramente seria por la edad)

La otra chica tiene el pelo negro y ojos castaños no sabría decir que edad tiene, pero más que yo seguro.

— Soy Mary encantada ¿Como te llamas? -- Me vuelve a decir la peliroja.

— Madelyn Clary, mucho gusto conocerlas.

— Yo soy Leyla -- me sonríe la morena, después de presentarse

La señora se vira hacia a mí con mala gana, mirándome de una manera como si buscara algo malo de mí, no sé y ni me interesa.

— Me llamo Carmen y creo que no duraras mucho en este trabajo niña.

Pero ¿Que le pico a está mujer? tenía ganas de responderle, pero Mary me coge del brazo y me aleja de allí.

— Bueno Madelyn, te presentaré al mayordomo o señor como quieras llamarlo, a lo mejor lo conoces es un hombre mayor. -- El hombre estaba quieto como una piedra.

— Hola Don José ¿Qué tal?

— Bien Mary.

— Ella es la nueva.

— Sí, la conocí antes, bienvenida mi niña.

— Gracias -- hago una leve sonrisa

Luego me lleva hacia un garaje que era bien grande y luminoso, tienen 3 coches uno deportivo, un Jeep negro y un coche bien elegante, supongo que sería para cosas importantes de empresas. Entre ellos veo un chico o hombre con uniforme de chofer.

— Encantado señorita Madelyn, me llamo Marcelo. -- se acerca el chico hacia mi— ¿Cómo sabes mi nombre?

— Me lo acaba de decir Mary, mientras tú estabas mirando los coches, bienvenida y mucha suerte.

— Ah vale -- me siento avergonzada - ¿Por qué me deseas suerte?

— Ryan...-- de repente Mary le interrumpe

— Por nada Madelyn, solo que el jefe es muy estricto nada más. -- ella sonríe algo nerviosa

— Sí, eso. --- No sé pero a mí me da que me están ocultando algo.

— Madelyn.

— Dime Marcelo.

— Te queda muy bien el traje de maid. -- sonríe pícaramente

— ¿Que quieres decir? si todas llevan uno.

— El tuyo te hace mas...sexy. -- Joer, estoy intentando librarme de que nadie se diera cuenta de eso.

— Jajaja no te avergüences chica, ha habido muchas maid aquí, con uniformes de muy poca ropa y no han durado nada, espero que tú si dures.

— Es decir... ¿Ryan Jhonson ha contratado muchas chicas que no han durado y encima han tenido uniformes maid más provocativos que enseñan más?

— Sí exactamente, pero el tuyo no enseña demasiado, solo las piernas y la falda un poco más corta, las medias son bonitas te hace lucir tus piernas, también puede ser que te marque más la figura por el vestido, el escote no es. -- comenta mary.

— Vale gracias Mary, al menos tus palabras me han ayudado mucho. -- comento algo desanimada, porque, aunque mi uniforme no enseñe tanto como otros, sigue siendo provocativo para los hombres.

— Lo sé. -- sonríe Mary.

Bueno después de eso nos dirigimos al salón donde supuestamente Ryan estaba esperándome para decirme algo.

— Siéntate Madelyn. -- Me siento en frente de él -- No querida, más cerca, no te voy a morder... de momento. -- Este hombre me impone. Me siento casi a su lado.

— ¿Qué te parece la casa Madelyn?

— Muy bonita señor.

— Dime jefe, Amo o patrón como quieras, señor me hace sentir viejo y solo tengo 27 años de momento ¿Qué edad tienes tu?

— 21 años Jefe.

— Vaya, eres joven. -- No paraba de mirarme todo, las piernas, mi cara, mi pelo y el escote, al menos podría disimular un poco digo yo.

— Sí, pero la edad no me impide trabajar.

— Muy bien, te quería comentar que tus medias se irán cambiando, serán blancas o negras o con los dos colores juntos, eso lo dejaré en tus manos ¿Entendido?

— jefe, quería comentarle algo.

— Dime -- Me toca un mechón de pelo y juega con el, mientras me miraba a los ojos.

— ¿Por qué las otras Maid se han ido? Dejó de jugar con mi pelo y mira para abajo muy serio.

— No aguantaron mucho, a ver si tu aguantas lo suficiente.

— ¿Aguantar?

— Sí ¿Tienes novio?

— No ¿Por qué? -- la pregunta me confunde

— Porque no quiero problemas, que venga aquí por celos o por discusiones contigo y quiero saber si puedo contar contigo.

— Claro -- Le sonrió.

— Me gusta tu sonrisa Madelyn. -- Dejo de sonreír, no quiero que le guste nada de mí.

— ¿Que pensaste cuando te pregunte si tenías novio? ¿Pensabas que yo intentaría que tu fueras mi novia? -- su tono empezó a ser seco

— Em...no lo pensé. -- no quiero ser su novia.

— Solo preguntaba por si acaso nada más. -- Me mira mucho los ojos, como si buscara algo.

— ¿Que buscas jefe?

— Tu alma. -- Se levanta — Bueno que tenga un buen trabajo, yo voy a entrenar y enserio de verdad que te queda muy bien el traje de maid, cualquiera te raptaría. — Me guiña el ojo.

Que hombre más raro por dios. 

De verdad...¿Soy su maid?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora