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Abro mis ojos y analizo rápidamente mi panorama para recordar dónde estoy; hay varias latas vacías por toda la sala, añadidas a las botellas vacías en la mesa de centro, basura de comida chatarra y colillas de cigarro. Mi cabeza parece querer explotar.

Recuerdo entonces lo que pasó la noche pasada y busco a la ojiverde por toda la sala. No está en mi campo de visión.

Me levanto con cuidado del piso donde dormía y busco mi celular para ver la hora.

—Despertaste. —doy un salto cuando escucho su ronca voz llegar a mis oídos—. ¿Te duele la cabeza? La mía va a reventar. —va saliendo de la cocina con la misma ropa de ayer y un vaso de agua en la mano.

—Estamos igual —susurro. Tomo mi celular y noto las treinta llamadas perdidas. Son las 12pm—. Mierda.

—¿Qué? —mi celular vuelve a sonar antes de que pueda responderle a Lauren.

—¿Bueno? —pregunto.

¿Dónde demonios estás, Camila? Tenemos una entrevista, ¿recuerdas? En media hora salimos al aire y ni tú ni Lauren aparecen —la voz de Dinah se hace presente al otro lado de la línea.

—Oh. —me levanto y le hago señas a la pelinegra de que es su ex-novia. Coloco el altavoz.

¿¡Oh!? ¡Camila! ¡No puedes faltar a una entrevista! —Lauren abre considerablemente los ojos pareciendo acabar de recordar la entrevista—. ¡Es en media hora, así que mueve tu culo hasta acá ahora!

—Bien, vamos para allá, tranquila —afirmo antes de colgar—. Hay que irnos, Jauregui.

Me sonríe burlona—. No dejaré salir a la que se supone es mi novia así. —me extiende el vaso de agua—. Te ves horrible.

Frunzo el ceño ante su honestidad, tomo el agua y una de las pastillas que dejamos anoche en la mesa—. Tú también te ves mal, además se nota que lloraste toda la noche. —no se nota tanto, pero es una buena forma de desquitarme por el insulto.

Ríe—. Vamos a arreglarlo.

Unos minutos después estoy en su cuarto con sus manos en mi rostro, maquillándome.

—Lauren… ¿ya terminaste? Teníamos media hora —recuerdo.

—No te preocupes, aún estamos a tiempo —asegura—. El estudio donde será la entrevista queda a unos minutos de aquí. —suspiro y aleja sus manos de mí—. Tu camisa huele a alcohol.

Entrecierro los ojos—. Por tu culpa, idiota, me tiraste encima toda la botella.

Hubo un momento en la noche en el que Lauren intentó "suicidarse" por lo que pasó con Dinah, lanzándose del sofá y tirando el preciado contenido de una de las botellas en mi pecho.

Hace una mueca—. Ugh. —camina hasta su armario y saca una de sus chaquetas—. Con esto y perfume se ocultará —propone entregándome la prenda.

Me la pongo sin renegar y me aplico perfume de igual modo. Es su perfume. Lo conozco porque a veces se aplica tanto que llena toda habitación a la que entra.

—¿Ya nos podemos ir? —me observa detenidamente y asiente triunfal.

—Debí ser estilista o algo así —comenta—. Vámonos.

Al abrir la puerta, los flash nos ciegan y por instinto tomo la mano de la chica. Con trabajo llegamos a la camioneta de Lauren y una vez ahí nos soltamos para que pueda conducir a nuestro destino.

—Ayer no había nadie fuera de tu casa. —me observa—. Alguien debió verme entrar o algún chisme debe estar sonando.

—No importa.

El resto del camino se va en silencio y cuando finalmente llegamos, hay una docena de fans fuera del lugar.

—Esto no ayuda a mi resaca. —en cuanto salimos del transporte nuestra seguridad se hace presente guiándonos hasta la entrada. Y cuando me permito ver la hora, sonrío pues llegamos a tiempo, pero dejo de sonreír cuando veo los ojos de mi mejor amiga cuestionantes sobre la chaqueta que llevo puesta. Lauren también se percata y sé que se maldice internamente.

Fake Love | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora