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Él me observa, sus ojos se ven inquebrantables, su aura falsa e incluso creíble, para las demás presentes. Todo mundo puede creer en esa cara, hasta que la ven perturbada, como yo. La real.

Su existencia me produce asco, miedo.

¿Miedo, en serio, Camila? ¿Por qué estás tan asustada? Me das lástima, tú ya estás muerta, déjame a mi, y nadie volverá a lastimarte.

No, miedo no, justo ahora no puedo tener miedo, no de nuevo.

¿Entonces? Si sigues así volverás a lo mismo.

Yo me doy asco, pero él, él me produce mucho más. Y no tolero la sensación de seguir respirando su aire.

Aquí voy.

—Camila... —la voz de Ally llega a mis oídos, no me interesa. Nadie lo hace.

Tengo que encargarme de protegerme—. ¿Qué haces aquí? —me dirijo directamente hacia Simón.

Abre los ojos confundido—. ¿Cómo? Estoy preocupado...

—Tuve suficiente de ti, largo. —observo a las chicas con desdén—. De ustedes también, fuera.

—¡Mila! ¿Qué estás diciendo, hija? —pregunta mi madre. Simón sonríe pero borra la sonrisa rápido.

—¿Por qué no quieres verme? Yo debo decidir que decirle a la prensa...

—Oh, ¿se han enterado ya? —todos me observan entre sorprendidos y confundidos—. Quiero decir, de que estoy renunciando.

Simón entrecierra los ojos—. No puedes hacer eso.

Suelto una risa seca—. No, no puedo. —me dirijo hacia la puerta de la habitación, evitando a todos. Mi corazón se siente extrañamente emocionado, vivo, retador y fuerte. Es como si fuera otra persona, una que renació, ya que la vieja Camila asustadiza y bondadosa se suicidó.

Mi camino se ve impedido por la mano de Lauren en mi brazo—. ¿Camz? ¿Qué haces?

Tomo su mano y la alejo de mi brazo—. No me toques de ésta forma, nunca.

Su rostro se transforma a uno que muestra dolor puro—. ¿Qué te pasó?

—Estoy siendo yo, la real, la que todos dicen que soy, ¿no? —sigo mi camino, ahora debo pensar muy bien lo que voy a hacer.

No soy tan estúpida como para quedarme callada, quiero hundir a Simón Cowell. Y por eso debo pensar bien. Hablar ahora no sirve de nada. Prácticamente estoy encerrada entre el peligro, un movimiento en falso y no dudo en que acaben conmigo.

Faltan dos meses para la renovación del contrato, ahora estamos en un tour, los ojos de la prensa siguen puestos sobre mí por mi supuesta relación con Lauren y tengo a Dinah jodiendo mi existencia. Ah, y ahora también a Simón.

Con un solo testimonio no pruebo nada, Simón puede comprar al jurado, claro, tiene muchísimo dinero.

Me permito observar el cielo de Inglaterra. Es precioso.

—¿Eres Camila Cabello? —una voz desconocida, volteo lentamente y me encuentro con una niña y un adolescente. Asiento—. ¡No me la creo! ¡Danos tu autógrafo! ¡Por favor!

Elevo una ceja, en lo que ellos me dan un pedazo de papel y un lápiz, los tomo—. ¿Sus nombres?

—Dani y Frank —menciona la niña, parece muy emocionada y feliz.

Claro, su vida es buena ahorita.

Termino de firmar y se los entrego—. ¿Irán al concierto de hoy?

El chico baja la mirada y la niña niega—. No tenemos dinero, por eso vinimos a buscarte al hotel...

—Ya veo. Denme su número telefónico o alguna dirección —pido. Se miran entre ellos—. Les daré boletos.

Sus ojos brillan, la niña sonríe brillante, y el otro asiente apurado. Saca otro pedazo de papel y con el lápiz apunta una dirección—. N-no tenemos un número telefónico, pero esta es nuestra dirección.

—Está bien, hablaré con mi manager para que los envié lo más pronto posible. Y si no les llegan, háganmelo saber, este es mi número —explico escribiéndolo en el reverso del autógrafo—. Hasta entonces.

Vuelvo a entrar al hotel, con dirección a la habitación de mi manager. Pero me encuentro a Simón en el trayecto.

—Camila, ¿podemos hablar? —lo observo, se asegura de que nadie nos vea—. Si no quieres volver a sufrir, más te vale cerrar la boca.

—No hablaré —digo simple antes de irme. No hablaré por ahora. Sólo espera, Simón Cowell.

Fake Love | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora