Fake Love | Camren

29

Camila, agradece que te han tomado la mano antes de que no pudieras volver a cantar.

Justo cuando estaba llegando a la otra orilla, alguien me sacó del agua. Yo no quería hacerlo, pero después de que la luz del baño volvió a pegarme en la cara, todo está inconcluso. Hay una laguna en mi mente.

Sólo sé que quería morir.

Y ahora estoy acostada en la cama de alguien, en una habitación sin nadie más. Al parecer, completamente sola.

Al observar el reloj que hay en la pared me percato de que sólo han pasado unas horas, ya que yo entré a la ducha aproximadamente a las once de la noche, y son las doce del día. Y hoy tenemos un concierto.

Quiero morir.

Ahora incluso tengo miedo de lo que pueda pasar en respuesta a lo que intenté hace unas horas.

La puerta se abre antes de que pueda preverlo, y luego, Lauren está dentro de la habitación también con los ojos rojos, pero muy abiertos, supongo que está sorprendida de verme despierta.

—¿Camz? —se acerca lentamente hasta mí, luego aparto la mirada, porque no quiero que me vea. No debe verme así—. Y-yo..., ¡Lo lamento! —escucho sus sollozos mientras toma mi mano—. Nunca quise decirte nada de lo que te dije en la sesión de fotos, estaba celosa —aclara con la voz rota—. ¡No quiero que mueras! ¡No quiero perderte! —pero yo no quiero seguir—. ¿En verdad ya no querías vivir? ¿Todo fue mi culpa, verdad? —su mano deja la mía un segundo—. ¿Por qué, Camz? ¿Y tú familia? ¿Y los fans? ¿Y las chicas? ¿Y... y yo? ¿No importa? —hay un silencio—. ¿Por qué no me miras a la cara? ¡Respóndeme!

Levanto un poco mi mirada, sin embargo no la observo a ella—. ¿Le has dicho a alguien más?

—Sí, tu mamá está afuera, y le dije a las chicas y a Simón —dice, aprieto mis ojos, esto sólo parece empeorar—. ¿Estuvo mal? —asiento—. Estaba muy asustada...

Alejo mi mano de la suya para levantarme de la cama, cuando siento su mano volver a mi brazo para impedirlo—. Suéltame.

El nombre de Simón me provocó asco, tengo que vomitar, no soporto la sensación.

—¿Fue mi culpa? —suspiro y me separo bruscamente de ella—. Lo lamento mucho, no quería dañarte y al parecer lo hice.

—Esto no tiene nada que ver contigo, déjame —pido, cuando lo hace, me dirijo hacia el baño.

Escucho sus pasos tras de mí y ruedo los ojos—. No puedo volver a dejarte sola... —entro al baño y voy directo al inodoro a vaciar mi estómago. No quiero pensarlo demasiado, pero los recuerdos están frescos en mi mente. Nada perdido—. ¿Qué te pasa? —pregunta con voz rota, otra vez. ¿No se cansa de llorar?

Limpio los restos que quedaron en mis comisuras y me tomo un poco de enjuague bucal.

—¡Hija! —mi madre entra al baño también, no tiene una cara muy diferente a la de Lauren—. ¡Mi bebé! ¿Estás bien? —pregunta acercándose demasiado, me toma por los hombros y me acerca a su pecho. Sofocante.

La empujo con la suficiente fuerza para quedar libre—. No. —Sigue poniendo fuerza, para mí mejor, resulta más excitante—. Cállate. Cállate. —Grita, Camila, grita para mí—. ¡Cállate!

—¡Camila! —levanto la cara hacia mi mamá—. Soy yo. —me doy cuenta de que mis manos estaban cubriendo mis oídos, por tanto, las retiro—. ¿Qué te sucede? —está llorando.

Salgo del baño sintiéndome presionada por la gente en él y al salir, me encuentro con las chicas con rostros llenos de preocupación en la habitación. Pero principalmente, uno causa acelero en mí, y pánico como ninguna vez en mi vida. Su rostro. Él.