07:23 PM.
CALLE.Caminaba a pasos rápidos con las manos en sus bolsillos, necesitaba encontrar a Dean. No tenía idea si él realmente se encontraba en su casa o no, a veces solía irse a algunos hoteles para no llevarlas a su casa, o tal vez se podría encontrar en la casa de la chica con la que estuviese. Poniendo en orden sus pensamientos decidió que revisaría su casa.
Observaba las calles a su alrededor mientras caminaba, todo eso le recordaba al típico cliché de las historias, donde el chico o la chica caminaban por las calles a oscuras llorando por su amado, o por problemas, o lo que sea, era tan repetido pero... No era feo, de algún modo, caminar era una buena forma de despejar la mente.
—Vaya mierda—.
Murmuró, ni caminando despejaba su mente, la vida real era así, llena de problemas, cada decisión tomada es importante, aunque nos tome arrepentimiento la mayoría de ellas.
Su vida no era mala en si, tampoco era perfecta, más bien, sus padres fueron buenos, algo estrictos, pero lo normal, hubo discusiones y también afecto, hubo problemas y buenos momentos que atesorar, en la actualidad estudiaba la universidad para tener un mejor empleo que el de medio tiempo que tenía actualmente, cada tanto visitaba a sus padres, tenía amigos, y personas con las que no se llevaba tan bien. Se enoja de vez en cuando, vaya que lo hace, puede ser una persona amable o un auténtico hijo de su puta madre.Lo normal en todas las personas.
Llegó a las 07:48 PM.
La puerta se encontraba abierta, supo que estaba adentro. Entro y rodó los ojos con asco, gemidos.
Tomó su móvil aún en el marco de la puerta y llamó a Dean.—¿Qué quieres Adam? Estoy malditamente ocupado ahora—.
—Estoy en tu casa, necesito hablar contigo—.
—No estoy allí—.
Respondió al cabo de unos minutos.
—¿A no? Que extraño, porque escucho gemidos desde aquí, ¿Se habrá metido algún adicto sexual? ¿Quieres que llame a la policía por tí?—.
—¡Demonios Adam! Solo espera maldita sea—.
Sonrió y guardó el móvil puesto que la llamada había sido cortada, esperó pacientemente fuera de la casa.
La puerta fue abierta y observó a aquella chica salir, lo miraba con odio, paso por su lado empujando su hombro en el proceso, rodó los ojos, no se rebajaría a eso.
—Por un demonio ¿Qué esperas? Entra—.
Entró en silencio y él cerró la puerta apenas entró de un portazo.
Iba a caminar a la sala pero volteó deteniéndose, observó a Adam ya que no se movía, iba a hablar pero lo interrumpió.—No me quedaré por mucho tiempo, solo vengo a decirte que necesito que hablemos de Catriel—.
—¿Qué quieres con eso? ¿No quieres tenerlo más? Si es así...—.
—En absoluto es eso, adoro a Catriel pero necesito que crezca como un niño normal—.
—Por si no te das cuenta, él no es normal, tiene una... Discapacidad o lo que sea—.
—Solo es una dificultad Dean, él tiene que estar con más niños de su edad, estudiar como lo harían los demás, necesita ir a una escuela—.
—No voy a pagar para esas cosas, si me hará perder el tiempo—.
—No seas un...— Tome aire, debía relajarme —Sé que lo odias, sé lo que él representa para ti, sé que tú lo ves y ves a tu madre, es normal... Tienes mucho odio, entiende... Las cosas...—.
—Cállate, tú no sabes lo que significa todo esto—.
—Tienes que intentar superarlo, no puedes vivir en el pasado toda tu maldita vida, creí que lo habías aceptado—.
—Jamás podré aceptar la traición de esa zorra—.
—¡Es tu madre!—.
—¡No, no lo es, no es nada para mí! ¡Ella murió junto a mi padre!—.
—¡No es cierto, ella solo rehizo su vida, no podía vivir atada a su muerte!—.
—¡Tú no lo entiendes, jamás lo harás, no eres como yo!—.
—Tu padre aceptó las reglas de los humanos cuando tomo a tu madre, tú te acuerdas con quién quieres todas las noches, así que podrías aceptarlas también, las mujeres con las que te acuestas...— Cerró los ojos, negó con la cabeza —Olvídalo, tú y yo no tenemos nada de que hablar, es imposible hablar contigo—.
Trato de salir corriendo pero Dean sujetó fuertemente su brazo.
—Déjame Dean, ésto acabo aquí, lo único entre nosotros será Catriel, por su bien evadiremos los problemas, finjiendo que no existen, hasta que él no sé de cuenta—.
—Adam...—.
—Adiós Dean—.
Soltó su brazo bruscamente para irse pero unos fuertes brazos lo sujetaron, lo voltearon... Y unos labios suaves... Lo besaron... Dean beso sus labios deteniendolo... Deteniendo inclusive el tiempo... Algo sucedía allí... Sus dulces labios... Adam era su droga... Su debilidad... Su mate.
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No era el culpable.
WerewolfDean no siente absolutamente nada por su pasado ni por aquellas personas que lo conformaron, su presente es todo para él, lo que logró en todo ese tiempo no lo cambiaría por nada, todo en su vida estaba bien, desde sus amistades hasta sus paseos por...