Capítulo 12: Los celos de Key.

5.8K 675 268
                                    

Capítulo 12: Los celos de Key.

Kaya.

Haber venido está mal, pero la sensación de curiosidad pudo más conmigo. En cierta forma, creo que estoy desobedeciendo a mis padres aunque ellos mismos mencionaron que la elección era mía y que en cierta forma «podía hacer lo que quería».

Mi vestido sencillo no combina en nada a la gran mansión West pero me animo a decir que si quiero pasar desapercibida es lo mejor. Además, le había prometido a mi madre que no llegaría tarde a casa y que, por sobretodo, me cuidaría de cualquier "riquillo" que quiera lavar mi cerebro, palabras suyas no mías.

Mis zapatos medianamente altos resuenas por el camino largo de las rejas centrales hasta el gran portón de la inmensa mansión, me siento más nerviosa conforme me voy acercando a la puerta.

¿Y si fue mala idea venir? No, no puedo arrepentirme justo ahora.

«Vamos Kaya, tú puedes».

Encierro mi mano derecha en un puño para llamar a la puerta pero antes de hacerlo ésta se abre mostrando al chico de dientes brillantes y sonrisa sarcástica mirándome con diversión.

¿Cómo hace eso?

—¡Al fin, muñeca, creí que te quedaría como guardia! —saluda Chuck barriendo mi vestuario de arriba a abajo con sus ojos—. Bien, traes vestido corto, no translúcido pero corto, eso cuenta.

—Jamás estuvo en mis planes traer un vestido translúcido.

—¿Falta de presupuesto? —pregunta con superioridad.

—Falta de interés.

Suelta una carcajada oscura y asiente con la cabeza mientras me invita a pasar. Cuando mis ojos se encuentran nuevamente con el inmenso contenido de la casa West puedo darme el tiempo de observarlo mucho más de la última vez que estuve aquí.

El espacio de la sala de estar es el triple de lo que es mi cuarto solo y las magníficas pinturas colgadas en las paredes hacen notar que son totalmente originales y no copias barata como las que tenemos en casa. Un cuadro al fondo de la estancia llama mi atención, me parece haberla visto en otro lado, sin embargo, hoy no recuerdo dónde. Sigo viendo y me topo con muebles de quizás más de diez mil dólares junto a vasijas y adornos que parecen hechos de oro puro.

Chuck me guía hasta la otra sala donde la mayoría de adultos están reunidos y me sorprendo al ver más jóvenes de lo que creí que vería. Al lado de la gran mesa central que ocupa gran parte del salón —el mismo en el que tiempo atrás había sido afortunada de degustar frescas frutas como desayuno— una mata de color castaño es el que llama mi atención.

Apresuro a caminar hasta la mesa disculpándome con algunas señoras que cotorrean a un lado del salón y cuando estoy a metros de distancia de Key, él parece notarlo porque tensa sus hombros y levanta la cabeza del libro como si me hubiera percibido mi presencia sin verme. Cuando sus ojos castaños chocan con los azules míos puedo distinguir un brillo diferente en él.

Se ve muy guapo con esa camisa blanca desabotonada y desordenada, su cabello perfectamente peinado hoy lo trae un poco alborotado y levantado como si hubiera pasado muchas veces sus manos entre las hebras de su cabello. Y aunque parece otro Key diferente al de la preparatoria, algo en sus ojos me muestra que es la misma persona con todo el dinero del mundo o sin él.

Señorita número dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora