Epílogo.

3.9K 380 106
                                    

Epílogo.

Kaya.

Tiempo después.






—¿Estás segura que eso no es de verdad? Tiene pinta de ser un cerebro real y no está gustándome nada —pregunta la chica frente a mí, apartando su mirada con asco.

Río mirando con diversión el cerebro no humano frente a mí y por alguna razón no siento asco al mirarlo. Aunque tampoco es que deba hacerlo si elegí una carrera de tanto contacto como Medicina, debo estar acostumbrada a esto.

—Es real —respondo rodando los ojos— pero no es de humano, mira toca aquí.

Tiro de la mano de mi compañera para que sienta su viscosidad pero ella hace una mueca de asco, incluso se lleva la mano a la boca para cubrir sus arcadas.

Suelto una carcajada.

—Necesito ir al baño... —Arrastra la silla de la mesa corriendo fuera del salón mientras la sigo por detrás.

Me detengo a explicarle al profesor que mi amiga no se siente bien y él me otorga el permiso para ir tras ella.

—Mich, ¿estás bien? —Me preocupa que sus arcadas vayan más allá de su asco por tocar órganos reales en clase.

La rubia se toma un respiro posando sus brazos sobre el lavabo mientras asiente. Su mirada viaja hasta su bata donde hace una mueca.

—Se supone que vamos a pediatría, ¿por qué me hacen ver cosas tan asquerosas? Dios, cada clase es un martirio para mí.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho recargando mi cuerpo en la pared luego chasqueo la lengua entendiendo su punto. La especialidad que elegimos fue pediatría, sin embargo, antes de llevar cursos específicos sobre esa área debemos cursar temas generales durante cinco años, eso incluye saber identificar las partes del cuerpo humano al revés y al derecho.

Aunque a Mich no le agrade mucho la idea.

—Es solo hasta que te acostumbres, creo.

Se moja las manos negando con la cabeza. A veces olvido que ella es realmente testaruda y perfeccionista. Cursar anatomía había sido tan fácil el primer año porque fue más teoría que práctica pero ahora que las cosas se ponen tan palpables le esta chocando. Mucho.

—El problema es que te adaptas demasiado rápido a esto. Cuando decidí entrar a esta carrera no pensé en lo duro que sería continuarla —explica, girando sobre sus talones—, ahora mi vida consiste en estudiar los tejidos, huesos, arterias, sistemas y demás cosas que cargo en este cuerpo para lograr ser una buena doctora.

—Pero eres realmente buena es eso, tus apuntes son realmente geniales. ¡Incluso mejores que los míos!

Mich sonríe de lado acercándose a mí mientras me rodea con sus brazos.

—Tú me llevas de encuentro, cariño. —Le respondo el abrazo, divertida.

—¿Podrías aceptar que hacemos un buen equipo y dejar de ser tan exagerada? El profesor debe creer que estás embarazada con todas las náuseas que te han dado.

Mich hace un puchero a la par que se pone en marcha hasta el laboratorio no sin antes haberme dado una mirada sugestiva.

—Yo acepto que dejé de ser una santa desde hace mucho, querida Kaya. ¿Puedo decir lo mismo de ti? —Golpe bajo. Mis mejillas se ponen rojas y tengo que apartar la mirada hacia otro lado para que no vea lo incómoda y nerviosa que me puso su comentario—. Ajá, eso pensé.

—¿Cuando dejarás de usar eso como arma para que deje de regañarte? —Me quejo metiendo las manos dentro de mi bata con cuidado de no dañar la pulsera sagrada que me ha regalado papá, lo sigo cuidando con mi vida—. Es incómodo.

Señorita número dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora