Capítulo 4: Cuídense de Revenge. Pt 2.

6.2K 685 104
                                    

Capítulo 4: Cuídense de Revenge. Parte 2.

Kaya.





—Kaya...

Mis manos sujetan con demasiada fuerza el teléfono en mi mano. No puedo respirar. ¿Qué está pasando? ¿Qué le hice yo a esa persona anónima como para que hable barbaridades de mi vida? ¿Desde cuando me he comportado como una arpía para recibir tanto odio? 

Jamás, jamás lo he hecho y jamás lo haré. Entonces, ¿por qué?

—¿Por qué alguien haría esto? —pregunto buscando mi voz entre todos los nudos atorados en mi garganta—. ¿Qué es lo que busca?

—No te preocupes Kaya, estoy segura es una odiosa chica ñoña y fea escondida detrás de una computadora buscando llamar la atención —asegura Lyla restándole importancia.

—Estoy con ella —apoya Leandro—. Tranquila, voy a hacer que Lion rastree su dirección IP en este momento, hallaremos a esta persona graciosa en menos de lo que canta un gallo.

Busco regalarle una sonrisa agradecida pero lo más cercano que me sale es una mueca. No estoy segura de que sea tan fácil, pero voy a confiar en que lo resolverán. Asiento y me disculpo con ellos con una excusa que ni siquiera es creíble para mí. 

Ignoro las miradas de lástima y los murmullos de un grupo de alumnas que caminan por el pasillo e ingreso al salón tirando mi mochila a un lado de la mesa. Me siento en la silla y ahí me quedo, sin hacer nada.

El que hablen de mí no debería afectarme demasiado, es más, siempre lo han hecho, he aprendido a lo largo de los años a lidiar con la envidia de mis compañeros al comparar mi capacidad como "fácil". Suelto una carcajada irónica en mi cabeza, ya me hubiera gustado a mi que lo que tengo fuera hallado fácilmente.

Han sido años, meses y horas de sueño. Casi toda mi vida esforzándome para poder ser la siguiente en mantener a mi familia cuando mi padre envejezca y obtener la carrera que tanto quiero. No ha sido nada fácil para mí, he dejado toda mi niñez y diversión de lado por ser quién soy ahora.

Y aunque suene duro, no me arrepiento de nada. A lo largo de mi vida he logrado comprender que omitir pequeñas fracciones de mi diversión no me han hecho nada diferente a las chicas normales. Es más, creo que fui muy afortunada al no conocer lo que una chica normal llamaría: primer amor. La mayoría de ellas tienen un corazón roto ahora.

—¿Estás bien? —pregunta Key tapando con su sombra toda la luz del sol que me daba en la cara.

Abro los ojos.

O quizás si lo conocí...

Observo la silueta del primer lugar frente a mí. Desde que conocí a Key siempre supe que nos llevaríamos bien. Su personalidad es tan similar a la mía, siempre anda metido entre libros, no sale con chicas, y, sobre todo, jamás lo he visto teniendo una novia. 

No obstante, el día en que estaba dispuesta a tener un amigo con quien compartir fue también él día en que escuché su nombre siendo anunciado por el micrófono para recibir el premio a mejor estudiante del año.

Es ahí donde la «señorita número dos» salió, y jamás se fue. Y aunque la actitud de Key fue cambiando relativamente con los meses, yo sentía en cada mes que pasaba que la presión se hacía mucho más grande para mí.

Señorita número dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora