Capítulo 38: Yo siempre supe que era él.
Kaya.
"No sé por donde comenzar esta carta, jamás creí que haría algo parecido pero es mi decisión y espero que algún día puedas perdonarme. Lo que estoy haciendo está mal para ustedes, mis pequeños, pero no puedo más. No puedo seguir engañándome y fingir que todo está bien. Es por eso, que antes de marcharme de sus vidas como la peor madre que pueda existir y antes de que me odien con todas sus fuerzas, quiero explicarles mi versión. Mi razón.
Conocí a Oliver West cuando era joven, nos enamoramos y formamos la mejor historia de amor que podía existir. La vida nos golpeó de muchas formas y debido a la presión de su familia tuvimos que distanciarnos.
Por un tiempo, porque el prometió que volvería.
Fue hace dieciocho años que conocí a Frederick Matthews y creí que con él podía volver a enamorarme, y lo hice. Me casé con la ilusión de formar una hermosa familia de la cual no me arrepiento, ustedes son lo mejor que alguna vez pude tener. Pero el gusto y la ilusión quedó ahí, en una caja de cristal frágil que cualquiera podía romper. Y, lamentamente, sucedió.
Perdón, Kaya, por mentirte sobre el anónimo, yo siempre supe que era él. Incluso comencé a pintar con mayor ilusión cuando sabía que mis cuadros iban a exhibirse en la más preciado de su casa y que toda su familia lo iba a admirar.
Perdón por mentirte sobre los chicos ricos de Manhattan. La verdad es que ellos son los que más saben amar y entregan todo sin medir. ¿Sabes lo parecidas que somos? Ambos caímos por un West y es tan irónico.
Key siempre me cayó bien, es un buen chico y se nota claramente que te ama. Lo sabía desde un principio —lo sé— pero no podía permitir que mi hija se enamorara del hijo de Oliver, no iba a ser bien visto y una de las dos tenía que dejarlos ir y yo no estaba dispuesta a hacer de nuevo.
Entonces tú fuiste de gran ayudar sin saber.
Me estás odiando en este momento, lo sé, soy una mala madre y la persona más egoísta del mundo. Ayer cuando me dijiste que pensara en tus hermanos lo hice, realmente lo estoy haciendo en este momento, y en todos mis pensamientos llego a la conclusión que debo dejarlos ir porque esto ya no tiene solución.
Estoy sentada en la habitación de tus hermanos escribiendo esto y estoy llorando. Los he besado por última vez y he arropado para que el frío de la despedida no se sienta. La carta que estas leyendo es una de las tres cartas que he hecho, quizás tu padre ahora debe estar leyendo la suya y, en un futuro lejano, tus hermanos lo harán. No quiero que vivas con ese rencor que llevas en el pecho, no lo merezco, lejos del daño que te hizo esa chica en la preparatoria creo que esto debe dolerte más.
No llores, mi hermosa Kaya. No merezco que siquiera me recuerdes. Mátame en tu mente, quítame de tu corazón e imagina una vida donde yo nunca estuve. Te amo más que nada en el mundo, eres ese pequeño tesoro que atesoraré por siempre en mi corazón. Mi amada Kaya, seré feliz ahora, podré vivir la vida que siempre quise al lado de la persona que más amo..."
Arrugo el papel haciéndolo bolita mientras las lágrimas recorren mis mejillas como corrientes de cascadas. Mi corazón duele a dimensiones enormes mientras trato de procesar lo que ha hecho mi madre mientras dormíamos.
Se ha ido.
Se ha fugado con el padre de Key.
No ha pensado en el daño enorme que está dejando bajo su partida. Ese vacío que como madre nadie más va a llenar. ¿Qué voy a decirle a mis hermanos cuando se levanten? ¿Cómo les explico que su madre ha preferido ser libre con un hombre antes de quedarse con nosotros?
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Señorita número dos
Подростковая литература«La lucha por conseguir el primer lugar en su corazón comienza aquí.» La preparatoria Skyline High es una institución para gente adinerada que divide según el rendimiento de los estudiantes en secciones de la "A" a la "D". Sin embargo, fuera de esta...