Capítulo final: La chica del número uno.
Key.
Podría escribir un texto enorme enumerando todo el caos que viví en estos últimos años. Jamás que creí que terminaría de esta forma, conmigo volviendo al inicio de todo. Como si nada hubiera pasado realmente.
Han pasado un par de cosas desde que me fui y, debo admitir, es algo de lo que no me arrepiento. Cuando me marché de casa no lo hice como un ladrón, incluso le avisé a mis padres que me regresaba a Inglaterra y que era muy probable que no nos volveríamos a encontrar jamás. ¿Qué recibí como respuesta? Mamá totalmente feliz que siguiera mis estudios lejos de casa y papá desviando todas mis llamadas como siempre.
Recuerdo que cuando terminé de hablar con mamá e intentar por quinta vez hablar con papá —sin éxito— lloré... y después de unos minutos, reí. Reí mientras empacaba mis cosas y me despedía de Avan prometiendo nunca más volver a esa casa.
Para mí, el hecho de que poco les importaba mi vida fue algo que no me sorprendió, lo supe desde que crecí lejos de ellos.
Lo sé ahora que estoy lejos.
Esa misma semana hablé con los chicos.
Vi por última vez a mi pelirroja favorita sonriendo mientras se limpiaba las lágrimas orgullosa del paso que daba mientras repetía la buena decisión que tomaba al marcharme y lo mucho que me extrañaría.
Recuerdo que Lion palmó mi hombro y —totalmente fuera de su vocabulario— me dijo que largarme de esta cuidad de mierda fue lo mejor que haría. Yo le respondí codeándolo, primero por utilizar por primera vez «mierda» en una de sus pulcras oraciones y también recordándole que él era un fanático tóxico de Manhattan, así que no podía insultarla así.
Despedirme de Leandro fue una travesía diferente. Con él logré encariñarme mucho y fue una de las personas en las que más confié cuando me sentía solo. Recuerdo que entre gruñidos me llamó por última vez «llave de su corazón» y luego se marchó diciendo que no quería largarse a llorar como nena porque sino no me dejaría ir. Sabía que seguía mal por su mano así que no insistí.
Lyla me preguntó si Kaya estaba enterada que me iba, yo le contesté que no. Que le había prometido su espacio y que quería respetar esa decisión, le aseguré que estábamos bien, que de todas formas le llamaría a ella preguntando cómo estaba, y bueno... Así fue como me enteré lo que hizo mi padre y su madre.
Volví a darme cuenta de la gran fortaleza que tiene Kaya cuando, por las conversaciones que tenía con Lyla, me contó lo que estaba haciendo por sus hermanos y por su papá. Sacrificando su vida de adolescente para reemplazar la labor de su irresponsable madre al lado de su padre.
Ella realmente es perfecta, recuerdo haber pensando mientras escuchaba atento a Lyla, la cual había hasta llorado mientras me contaba todo. Sin obviarse nada.
Los meses pasaron así, tan rápidos que no pareció que realmente medio año había pasado. Me mantuve informado en todo lo que podía aunque cada día preguntaba con menos frecuencia, una parte de mí ya se había dado por vencido en dejar el pasado atrás, incluyendo a la hermosa castaña que no podía sacar de mis pensamientos.
Hasta hace una semana, cuando pude oír su voz después de mucho tiempo y todos los recuerdos lindos junto a ella, volvieron.
—¡Levanta el ego, americano! ¡Hoy se bebe hasta que nos encuentren tirados en el piso al lado de la rectoría!
Ah, su voz es tan irritante.
Bufo cubriendo mi cabeza con la fina sábana vino tinto aunque es demasiado tarde, mi compañero de departamento, Henry, un alemán bastante boca sucia y adicto a las fiestas, termina destapándome y tirando de mi pierna mientras bebe de su gran vaso de cerveza. Lo miro mal.
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Señorita número dos
Fiksi Remaja«La lucha por conseguir el primer lugar en su corazón comienza aquí.» La preparatoria Skyline High es una institución para gente adinerada que divide según el rendimiento de los estudiantes en secciones de la "A" a la "D". Sin embargo, fuera de esta...